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Se calzó el casco, retiró el seguro de la carabina y comenzó a marchar, se veía la fila de tanques enemigos en el horizonte.

Toda su vida soñó con defender a su país, con cargarse cuantas vidas pudiera en nombre de su bandera.

Era una campaña mas de la que no sabía si volvería con vida pero no le importaba, estaba obsesionado con convertirse en héroe, con llenar su pecho de medallas.

Mientras caminaba a paso redoblado miró el cielo, las nubes le recordaban a los días de paz junto a su esposa, junto a su hijo.

Sacó entonces de su bolsillo un pequeño collar y miró la foto de ambos, su mas preciada posesión en el campo de batalla.

Una amarga lágrima se deslizó sobre su rostro reseco por el frío.

Aseguró su arma y se detuvo, salió de la línea.

No sería recordado como mas que uno de los tantos desertores, traidores a la bandera y a la tierra que los vio nacer.

Sus compañeros cayeron en el campo de batalla, víctimas de aquella guerra.

Pero el ya estaba lejos, en su casa, bajo el cálido techo de su hogar.

Lo invadía una extraña mezcla de tristeza y felicidad.

No creía ser un héroe.

Su hijo creía todo lo contrario.

Con el tiempo no necesitó mas que eso.

SoldadoWhere stories live. Discover now