Y entonces me encontré a mi mismo en aquel lugar mórbido.
La cabeza me dolía, las muñecas que rápidamente deduje estaban atadas, me escocían, la posición en la cual estaba era incomoda, y tenía la boca seca, como si estuviera deshidratado.
Me permití parpadear y ver mi entorno.
Era realmente asqueroso, como esos lugares a los que los míos y yo llevábamos a un pobre engendro que tenia la osadía de desobedecer las órdenes de mi padre.
Pero, la diferencia era que aquel lugar en el que me encontraba era aun peor.
Incluso yo tendría más humanidad en el sitio donde encadeno a mis victimas de secuestro, porque era más que obvio que eso era lo que yo en ese momento.
"Has despertado, príncipe..." Respingue. Me removí para quedar con la vista fija en el origen de aquella rasposa voz. Fruncí el ceño, mas no reconocí su cara. " Donald me ha de lamer los huevos por esto!" Continuo. Abrí mis ojos con asombro ante el nombre anterior mencionado, porque Oh Dios!, y esperaba que no fuera así, era mi fin si aquello era verdad.
" Que es lo que quieren?" pregunte con un nudo en mi garganta. El olor nauseabundo de aquel lugar me llenaba los pulmones, asqueándome al punto de querer vomitar. Cerré los ojos no pensando en ello, y esperando que aquel sujeto respondiera mi pregunta, porque, no tenía sentido alguno preguntar la razón del porque me encontraba ahí. Era obvio que portar el apellido "Iero" era más que suficiente en respuesta.
Aquel apellido que mi madre odio hasta el día de su muerte. El que me condeno a mí a llevar la vida que había gozado hasta horas atrás, antes de que estuviera sudando como un cerdo en aquel sitio.
"Eres inteligente" Una sonrisa burlona se asomo en el rostro del moreno. Me detuve a observarle muy detenidamente. Un afro gigantesco fue lo primero que me llamo la atención, con una mirada llena de locura y su lengua que delineaba sus labios. "Tu padre nos tiene hasta los cojones, Iero. Se lo advertimos, y tu hermanita es testigo de que así fue. Más nos desafío y... vete aquí. "
"Que mier..." Pero antes armarme de valor y empezar a maldecir, una luz producto de que la puerta de enfrente se abriera de golpe, me cegó por unos instantes antes de siquiera acostúmbrame y cerrase con la misma.
"Pero mira nada más!!, mi puta ha llegado!!" Dios que me matara y no haber escuchado esa voz. Mire rápidamente al frente, encarando valiente lo que ya sabía de antemano, mordiendo mi labio inferior con fuerza al ver aquella cara retorcida que tanto asco me daba.
"Michael" gruñí. El moreno a su lado hizo lo mismo fulminando al rubio fugaz, haciendo que este le ignore con una sonrisa mas macabra que la de hace instantes.
"Frank Iero. El mismísimo hijo de puta que más odio."
"Pero qué coño quieren de mi!?" Dije sin más. La rabia de ver a aquel rubio oxigenado hacía sacar lo peor de mí. "Mi padre se va a enojar y entonces habrá una guerra de la que Donald no podrá salir vivo!!" Escupí.
"Pero que cojones los tuyos!" Michael reía desquiciado sin parar haciendo que mi cara de confusión creciera más y más. "Déjame decirte algo muy interesante, Frank." El rubio se inco hacia donde yo me hallaba, haciendo ademan de querer susurrarme algo para después sentir el impacto de un golpe en mi abdomen que me saco el aire, logrando que me encoja como un ovillo en el suelo mal oliente. "Aquí y ahora, tu estúpido apellido no tiene ni una pizca de valor. Así que la próxima vez que oses siquiera abrir tu boca para decir una palabra, se me olvidara que eres una puta y te usare como saco de boxeo, hasta que cada uno de tus huesos se muela con mis puños" Tome aire torpemente mirando a ver al chico con desprecio a lo que respondió con una sonrisa."Así me gusta." Maldito."Ahora, Ray te llevara ante mi padre. Desea darte una muy buena bienvenida..." Apreté los labios respirando pausadamente. Y es que no quería admitir que me empezaba a asustar. Mire a Michael por última vez antes de salir, notando como el moreno le susurraba algo antes de que el rubio sonriese acariciando su mejilla dándole un beso sucio para al final morderle. Si le dolió, no se quejo.
El moreno, de ahora nombre Ray, suspiro pesado para luego dirigir su mirada a mí. Negó riendo vagamente para luego alzarme de los cabellos.
"Escúchame bien rata asquerosa." Amenazo. "Cuando Donald te ofrezca tus opciones, tu tomaras al mayor, porque de lo contrario, no amanecerás mañana sin al menos no poseer tu hombría en su lugar, entendido?" Alcé una ceja más que confuso. De que mierda estaba hablando este tipo?, por que amenazaba con quitarme mi pequeño yo?, a que se refería con "opciones"?. "Entendido!?" Me queje leve al momento de que Ray me azoto a la pared, golpeando mi cabeza en el acto, mordiendo mi lengua para no gritar, porque carajo!, había dolido.
"Si." Dije simple. El solo sonrió asintiendo.
"Nos entenderemos" Dijo al final, para luego quitarme las sogas que mis manos poseían. Al soltarlas, agradecí aquello sobando estas para que dejaran de arder. Luego sentí un frio metal acariciar mi nuca, indicándome, en obvio sentido que no podía pasarme de listo. Suspire asintiendo para luego ser guiado a pasos torpes hasta la puerta del lugar donde al abrir, un gran pasillo me hizo sentir escalofríos. Parecía un manicomio.
Camine a pasos cortos, agradeciendo que el moreno no me apresurara.
Supe que habíamos llegado a nuestro destino cuando Ray jalo de mis pelos haciendo que pare en una puerta grande de metal, donde un par de hombres se apartaron al instante para dejarnos pasar.
El lugar, mas allá de lo que había pensado, era un simple comedor, alumbrado extravagantemente. La mesa se extendía a lo largo con un tamaño rectangular, y al menos unos veinte asientos.
Dos de ellos ya hacían ocupados, uno en la cabecera del otro extremo donde me hallaba y el otro a su lado.
"Frank Iero." La voz calo mi alma dejándola a flor de piel. Me sentí sensible con solo escucharle, pues no debía porque hacerlo, no era yo quien debía enfrentar a ese hombre que ahora me ofrecía una sonrisa socarrona y se había puesto de pie para ir hasta donde yo me hallaba.
"Donald" Quise sonar lo mas indiferente posible, pero los ojos penetrantes de aquel ya viejo hombre me decía que había fallado.
"Vaya que te pareces a ese hombre inútil!" Con unas palmadas en mis hombros, Donald Way se rio de mi con toda la intención del mundo. "Y mira que pagar con su hijo, le hace de verdad un bastardo." Arrugue la nariz aun sin entender el asunto, levantando mi mirada fija hacia el viejo."Eres pequeño, si, pero servirás." Dijo examinándome de arriba abajo como si fuera una pantalla plana en una tienda de ofertas.
"Que hago aquí?" Me atreví a hablar. Debía admitir que ya me estaba cabreando y que buen momento de hacerme hombre desafiando a palabras a Donald Way.
"Que acaso no le han informado a este ratón su trabajo?" Hablo el jefe mirando a Ray fugaz para luego dirigirle la mirada a Michael a su espalda. El rubio rio sombrío, poniéndose de pie para ir hasta el lado de su padre.
"Pues si Iero sabe que será mi puta!!" Fulmine al rubio con la mirada para luego señalarle amenazador.
"Ni de coña caería tan bajo para ser la puta de alguien como tú!" Gruñí. Y no me dio tiempo de reaccionar a tiempo cuando ya tenía al rubio encima mío golpeándome, mas no me quede atrás cuando le empuje como pude y le devolví sus puños. Una mano jalando con fervor mi pelo me arrastro alejándome de Michael para luego aventarme contra la pared y comenzar a atacarme con maña.
"Ray" Ordeno el jefe. Solo así note que era el moreno quien me estaba moliendo. Respire agitado, sosteniéndome las costillas del lado derecho que me dolían de la mierda, limpiando mi labio que sangraba. Mire al frente viendo como Donald camino hasta mi con un par de zancadas rápidas, volteando mi cara de un bofetón que me termino de romper la boca."Si mi hijo te golpea, tú te aguantas!" Su filosa lengua me hizo gemir inaudible, agradeciendo que aquello haya pasado desapercibido pues los ojos del viejo Way me asesinaban con la mirada."Si él quiere cortarte los dedos, morderte hasta arrancarte la piel o incluso joder tu puto culo, tú te aguatas y ruegas por mas!" Escupió. Su eco repetitivo en mis oídos me hizo notar como un pequeño temblor se estaba extendiendo en mi columna vertebral. "Entendido!?" Pregunto, y no hizo falta que lo repitiera pues yo ya había asentido en demasía. "Bien Iero, Bien. Eso es. Debes ser un niño agradecido. Te voy a tener como un invitado en mi territorio mientras tu estúpido padre paga lo que me debe, y créeme, Frank, estoy siendo muy piadoso contigo al ofrecerte lo siguiente." Le mire interrogante, mientras apretaba los labios con fuerza, tomando grandes cantidades de aire.