Sólo te doy protección

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Nunca antes me había sentido tan asustada y preocupada... ¿y si Cheshire murió al usar su último aliento para escribierme esto? ¿Y si ella va a por Madison? ¿¿Y si mata a toda la escuela?? ¡¿¡Y SI MATA A WOLF!?!
Llegó otro mensaje, pero de Madison esta vez.

Mads:

Cheshire ayer estuvo en el hospital, lo encontré malherido en un callejón camino a su casa -me he olvidado mi chaqueta, no pienses mal 7-7-. Hoy a la tarde le dan de alta, lo cual es raro considerando sus heridas... lo que importa, es que está bien, ¿no?

Menos mal. El nudo en mi estómago se ablandó, pero no lo suficiente como para desaparecer.
Wolf, Mads y yo debemos irnos. Lo mas pronto posible.
Fuí al sótano y saqué unas bolsitas llenas de diamantes, ni siquiera recuerdo desde cuando están ahí. Lo que sea, me sirven siempre para sobornar a cualquiera.

- Wolf - lo sacudí de los hombros con ansiedad -, ¡¡despierta!!

- ¿Qué pasa, linda? - dijo sin abrir completamente sus ojos.

- Nos vamos, empaca tus cosas - dije de forma seca, tirando su mochila al frente suyo y unas maletas que encontré en uno de los consultorios al final del pasillo -. Ya cargué tu teléfono y la laptop, apúrate.

- Pero-

- Luego las preguntas.

Sin quejarse mas, empezó a guardar sus cosas.

...

- ¿No nos vamos a despedir? - preguntó algo asustado al ver mi forma de conducir.

- No. Perderemos tiempo y sabes que odio las despedidas.

- ... y... ¿a dónde piensas ir? - seguió con su interrogatorio, aferrándose aún mas al cinturón de seguridad.

- ¿Dónde querías estudiar?

- Nueva York - respondió al instante.

- Entonces irás a Nueva York conmigo.

Por durante al menos una hora luego de entrar a la autopista, ninguno de los dos dijo nada. De vez en cuando, yo miraba por el espejo retrovisor, alerta por si veía fuego o un aura carmín a lo lejos. Por suerte, nada ni nadie parecía estar siguiéndonos.

- ¿Por qué tan alterada? ¿Los policías federales vienen por ti-

- Estás en peligro - lo interrumpí en seguida -. Te estoy protegiendo. Ahora, duérmete de una puta vez.

Acaricié su cabello y me acerqué para darle un beso en la mejilla.

Unas horas después, en la ciudad destino...

Conseguí un apartamento en un edificio de medio pelo. Era bastante acogedor, y obvio, podría haber ido a por alguna suite o un piso completo con piscina y todo pero empezarán a sospechar y de seguro la gente inventará tonterías. La última vez que me había dado el lujo me habían acusado de traficante de drogas.
Luego de llevar todo nuestro equipaje a nuestro respectivo piso, desperté a Wolf, quien no me ayudó a cargar el equipaje -de todos modos yo quería que descanse, estuvo muy tenso durante todo el viaje-.

- Wolf - lo llamé -, despierta, ya llegamos.

- ¿Hmmm? - se estiró en el asiento del copiloto -... ¿ya? Bueno, ya te ayudo a llevar las cosas...

- No te preocupes por eso, que ya me encargué yo.

Respondió con un simple "está bien" y se levantó de su asiento, para luego dejarse guiar por mí hacia nuestro nuevo hogar.
Sólo para que no hayan dudas, al antiguo edificio le puse cintas de seguridad policíacas por todas partes. Además, dejé ciertas amistades mías ahí -no Cheshire, ese torpe se olvidaría pasada la media hora-. Claro, hablo de mis amigos los lobos. Tienen suficiente comida en el sótano, y les dejé indicaciones de dónde buscar comida y dónde no. También a quién no atacar si es que se acercaba a la entrada principal, o cualquier otra entrada.
Cuando llegamos al fin, él dió un gran suspiro.

- Es acogedor, al menos - comentó acariciando el respaldo del nuevo sillón -. ¿Ahora qué hacemos? ¿Tienes un plan?

- ¿Por quién me tomas? Claro que sí - pasé al lado suyo dándole un empujón con mis caderas, en un intento de parecer diva -. Te he conseguido esto en la recepción, son unos folletos con solicitud o algo así de universidades que parecen prometedoras. Toma.

Le entregué los folletos para que los lea uno por uno; mientras él recorría con sus ojos las fotos editadas de edificios viejos, yo me senté en el sillón junto a él y encendí la televisión, para empezar a cambiar canales porque sí.

- ¿Tienes una pluma? - me preguntó sin apartar su mirada de los folletos mencionados.

Me levanté con vagancia para dirigirme a su mochila y metí la mano en ella para desacomodar todo dentro hasta que encontrase una puta pluma para escribir. Cuando la encontré, volví al sillón y se la entregué.
Al ver que no había NADA interesante en la pantalla, la apagué. Era mas interesante rascarme el ombligo, con los pies sobre la mesa ratonera.
El silencio era lo de menos. Sé que nunca he sido paciente, y tal vez nunca lo seré. Era algo ensordecedor el tenue sonido de la pluma de Wolf arañando papeles.

- Ya está. Según esto, podría ir a por una entrevista hoy a la noche en este bar - me mostró una foto de una de esas librerías-bar, o café, no recuerdo muy bien cómo se dice.

- ¿Tienes ropa presentable para quien sea que vayas a ver? - pregunté mirándolo de reojo.

- Con la ropa limpia que ya tengo es suficiente, no iré a ver a la reina - bromeó pasando su brazo sobre mi hombro -. ¿Quieres salir a pasear?

- No-Hay-Ganas - dije tal cual un robot, estirándome -. Vé tú, yo ya conozco esta ciudad. La gente aquí está algo loca.

- Ñee, sin ti no será lo mismo - se recostó en mis piernas.

Acaricié su cabello un rato. Por un momento creí que volvería a dormirse, pero tocó el tema que yo había estado tratando de evitar todo este tiempo.

- ¿Por qué nos fuimos sin decir nada? - preguntó mirándome a los ojos -. ¿Tan celosa estabas de Lindsey?

- No es eso - besé su frente -. Alguien ahí te iba a dañar. A ambos. Yo te estoy protegiendo de ese ente... ¿recuerdas cuando te grité estando en mi forma de lobo?

- Sí - hizo una pequeña pausa -. Estaba aterrado.

- Bueno. Lo hice por protegerte también; estaba igual de aterrada que tú, por esta persona que te quiere dañar.

- ... me estás hablando como a un niño, ¿sabes?

- MI niño. Eres tan complicado de proteger como a un niño de 3 años.

- No soy pequeño-

- Eres humano. Y yo no soy el ente mas poderoso.






》Yo también tengo miedo《






》Sólo quiero protegerte.《

Te Entrego Mi CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora