Clarke está rellenando unos informes en la mesa de su comisaría, le duele un poco la cabeza y se frota la sien, la pasada noche fue bastante larga, después de salir del G Lounge, se pasó las horas sentada en el sofá de su apartamento junto a Octavia, contándole toda su historia con Lexa, y ahora, esas horas perdidas de sueño, le están pasando factura. Aunque por muy cansada que esté, se alegra de habérselo podido contar a su mejor amiga y que ésta se lo tomara tan bien, lo necesitaba, necesita tener alguien con quien desahogarse de vez en cuando, y Octavia siempre ha sido esa persona y no quiere que eso cambie pese a sus circunstancias.
El ascensor de la comisaría suena, indicando su llegada, y como si pudiera sentirla de alguna manera, Clarke levanta la mirada y se sorprende al ver a Lexa saliendo de él, con una bandeja con dos cafés en la mano y una sonrisa dibujada en la cara.
Clarke se levanta por inercia, bastante alterada y se acerca a ella.
- ¿Qué haces aquí? – susurra intentando que los demás presentes en aquella comisaría no le oigan.
- Buenos días a ti también, Inspectora Griffin – no cesa su sonrisa, y eso descoloca a Clarke – he venido a verte y a contarte algo importante.
- ¿Y no podías esperar? No creo que sea buena idea que vengas aquí, podrían vernos, Lexa – sigue susurrando, dejándose llevar por los nervios de poder ser pilladas por alguno de sus compañeros – Ven – la coge del brazo con nerviosismo y se adentran en la sala de descanso de la comisaría.
Clarke mira hacia todos lados, y cierra la puerta.
- ¿Estás loca? ¡Podría habernos visto Lincoln! – exclama tocándose el pelo.
- Clarke, ¿quieres calmarte? ¿Qué es lo que habría visto? ¿A una amiga que le trae café a otra? No creo que eso sea sospechoso.
Clarke la mira unos segundos en silencio, se siente idiota por ser tan paranoica.
- Perdona Lexa, tienes...tienes razón – suspira intentando calmar su repentina alteración.
- Tranquila, en el fondo estás muy adorable cuando te pones histérica – sonríe dejando los cafés sobre la mesa de aquella sala – siéntate, tengo algo que contarte.
- Me estás asustando – se sienta delante de ella, sin dejar de mirarla con cara de preocupación.
- He hablado con Bellamy – suelta de repente, dándole un sorbo al café, haciendo que el corazón de Clarke se salte un latido.
- ¿Qué? – sus ojos se abren tanto que casi podrían salirse de sus cuencas.
- A ver Clarke, respira – pone una mano sobre su rodilla, mirándola a los ojos, no puede evitar que se le escape una risa al ver la expresión de terror de Clarke – no es lo que piensas, no le he contado lo nuestro, si así fuera, no estaría tan tranquila – vuelve a reírse y Clarke la mira confundida.
- ¿Entonces? – coge el café, y sin dejar de mirarla, le da un sorbo, intentando calmarse.
- A ver, voy a empezar desde el principio – suspira, poniéndose un poco nerviosa sabiendo que lo que va a contarle puede que haga que se ponga más histérica – ayer por la mañana vino mi madre a verme y me contó algo, algo que me dejó bastante preocupada, pero no quiero que te enfades porque ya lo he solucionado.
- Lexa me estás poniendo de los nervios, ¿qué pasa? – Clarke se remueve en su silla, completamente nerviosa.
- Mi madre lo sabe todo.
Los ojos de Clarke vuelven a abrirse de par en par, y nota como está a punto de perder el equilibrio y caerse de la silla.
- Espera, antes de que te dé un infarto, la cosa no acaba ahí – se ríe algo nerviosa viendo su reacción – eso no es lo importante, ella vino a avisarme.
- ¿Avisarte? ¿De qué? – nota su corazón palpitando más rápido de lo normal.
- De qué Bellamy sigue empeñado en averiguar con quién estás.
Clarke no puede más y se levanta de la silla antes de caerse de ella, empieza a dar vueltas por la sala, perdiendo del todo los nervios.
- ¡Joder! – exclama soltando el aire que retenía en sus pulmones.
Lexa también se levanta y se acerca a ella, parándola y haciendo que la mire a los ojos, agarrándole suavemente las manos.
- Mi hermano quería contratar a un detective privado para seguirte.
- ¿Qué? Oh Dios mío, creo que voy a vomitar – la respiración alterada de Clarke hace que Lexa sonría de lado, es tan adorable cuando pone esa cara de preocupación que por un momento se le olvidan las palabras – Espera un momento ¿Quería?
- Sí, quería hacerlo, pero le he convencido para que no lo haga – amplía su sonrisa y Clarke frunce el ceño.
- Me da miedo preguntar pero... ¿Cómo?
- Pues aparte de que le he convencido de que es una locura contratar a alguien para eso, tienes delante de ti a su investigadora privada – alza una ceja de manera divertida.
Clarke se separa de ella girándose, se vuelve a tocar el pelo nerviosa y se gira de nuevo a mirarla.
- ¿Estás loca? Eso es una completa locura – exclama más alto de lo que pretendía.
- ¿Por qué? – Lexa se pone seria de golpe.
- ¿Cómo que por qué? ¿Qué piensas decirle?
- Pues por ahora no lo sé, pero he conseguido tiempo, he conseguido calmarlo y que entienda que necesitaré mucho tiempo para ganarme tu confianza, además de que podremos estar juntas en público sin tener que escondernos tanto, si Lincoln le dice que me ha visto por aquí, no sospechará nada, al contrario, creerá que estoy haciendo lo que le he prometido – la camarera no entiende donde ve el problema Clarke, es un plan perfecto.
- ¿Te estás escuchando Lexa? – Clarke está enfadada, tiene muy claro que lo que Lexa le está contando es una locura que no puede acabar bien – creo que has perdido la cabeza.
- Puede ser, pero no creo que sea tan mal plan – sonríe orgullosa ante una atónita Clarke que la mira sin saber muy bien qué decir – nos he conseguido tiempo, algo es algo.
- ¿Algo es algo? ¿De qué nos sirve el tiempo Lexa? Bellamy va a acabar enterándose de algún modo u otro, estamos haciendo el imbécil, esto no puede salir bien, es imposible – suelta Clarke perdiendo aún más los nervios, se siente sobrepasada por la situación y no puede creerse que Lexa lo vea todo tan fácil.
- Estás siendo irracional – la camarera suspira, intentando calmar el enfado que empieza a crecer en ella ante la actitud de Clarke.
- ¿Qué yo estoy siendo irracional? ¿Pero tú te has escuchado? Solo hablas de mentir, mentiras y más mentiras, no quiero mentir más Lexa, ya tenemos bastante con lo que tenemos como para meternos en otro lío que conlleva más mentiras.