Capítulo 19, Jaque mate
-Jaque mate -exclamé por primera vez en diez años-. Me prometiste que si te ganaba una partida hablarías con tus hermanos, ¿cumplirás tu palabra? -le pregunté mientras me levantaba.
Marco sólo asintió.
Yo me retiré y me fui de sus aposentos, por el camino me crucé con Jane, la cual ni siquiera me miró. Me odiaba desde que me conoció, porque le quité su lugar de preferida de Aro, pero aún me odiaba con más intensidad desde que empecé a salir con su hermano.
No estaba enamorada de Alec, él tampoco de mí. Pero ambos nos sentíamos muy solos y empezamos a salir, nos hacíamos sentir bien mutuamente y eso era lo importante para ambos. Pero Jane nunca nos lo perdonó, sentía que no sólo le había robado su puesto como preferida, sino también a su hermano.
Y sinceramente... me importaba un comino lo que sintiera Jane.
Alec y yo estábamos juntos, le molestara a quien le molestara. Y con los años había aprendido a apreciarle profundamente. Pero nunca había vuelto a sentir lo que sentí por Edward tiempo atrás. Eso casi podría jurar que era amor, pero habían pasado tantos años y tantas cosas que lo que sentí alguna vez por él había quedado en el olvido.
No había vuelto a tener noticias de ellos, pero suponía que estaban bien ya que yo había cumplido mi parte y seguía al lado de los Vulturis, así que suponía que ellos también habían cumplido la suya y les habían dejado en paz.
Pero intentaba no pensar en ellos, porque sin querer empezaba a odiarles en cuanto recordaba que ellos me habían enseñado una vida de ensueño para al final terminar siendo esclava de los Vulturis.
Porque aunque ya no quedara rastro de humanidad en mí, tampoco es como si disfrutara asesinando a la gente. Era sólo que ahora éste era mi trabajo y tenía que cumplirlo si quería sobrevivir.
º º º
Tarareaba en mi mente una canción de cuna, que mi padre siempre me cantaba, mientras me limpiaba la sangre de mi piel. Me relajaba tararear esa canción.
Ese grupo de humanos que habíamos cazado habían puesto más resistencia de lo esperado y nos habían pringado de sangre hasta arriba. Si no hubieran sido tan numerosos ni una sola gota habría sido desperdiciada.
Aunque tampoco es como si Alec y yo nos hubiéramos quedado con hambre, habíamos saciado nuestra sed hasta el extremo.
Oí como abrían la puerta de mis aposentos mientras yo seguía en el baño, por el sonido de sus pasos enseguida supe de quién se trataba.
-Has terminado rápido de limpiarte -exclamé bromista.
La puerta del baño se abrió y yo ni siquiera me giré. Tampoco lo hice cuando oí cómo se desvestía y se metía en la ducha conmigo.
Sus labios empezaron a rozar mi cuello y yo sólo hice el cuello hacia atrás, dejándome llevar.
-Alec... -susurré.
Hicimos el amor y después nos volvimos a duchar los dos, ya no por sudor, de eso hacía tiempo que no teníamos, sino porque había vuelto a manchar de sangre a Alec.
Mientras nos vestíamos Alec me confesó el motivo de su visita.
-Demetri me ha dicho que los maestros querían hablar contigo, ¿sabes de qué se trata?
Me tensé. Marco ya debería haberles propuesto a sus hermanos sobre lo que habíamos hablado. Me vestí más rápido y besé a Alec en los labios antes de salir precipitadamente.