Capítulo 1. La intolerancia a los finales felices

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Apoyo la mano junto a la puerta, intercalo la llave y giro a la derecha dando un giro de noventa grados, hago un leve impulso hacía dentro y me limito a escuchar el ruido de la abertura.
Escucho mediante ladridos la desesperación de mi perro, le paso la mano por encima de la cabeza y espero a que reaccione a mi muestra de afecto.
Me dirijo hacía la habitación, abandono mi mochila en el suelo y me tiro en la cama. Giro hacía la izquierda y retiro mi móvil del bolsillo trasero del pantalón. Introduzco la contraseña y miro los mensajes, como de costumbre, a estas horas del medio día no hay ninguno.
Retiro la vagancia, me levanto de la alcoba para apoyar el peso de mi cuerpo encima de la silla, frente a la mesa de estudio, abro la lista de libros de literatura medieval y me dispongo a elegir uno.
Hace unos 3 días aproximadamente, mi profesor de nos pasó un listado con 10 posibles libros que podíamos leer para realizar un trabajó, había que escoger uno.
Opinó que la literatura medieval es realmente desganada, adormecedora, cansada, inapetente e infumable. Cuándo estudié bachiller, suspendí el examen que hicimos sobre ésta.
Empiezo leyendo el listado: El libro del buen amor, La Celestina, La gran conquista del Ultramar, Sendebar, El conde Lucanor, El Lazarillo de Tormes, El cantar de Mio Cid, El mester de Clerecía, Milagros de Nuestra Señora o la Representación de los Reyes Magos.
Obviamente elijo La Celestina, es el libro más sencillo o al menos, es el único que me he leído. La verdad que no soy muy fan de las historias de amor pero ésta me hace gracia ya que, Melibea y Calisto, terminan muertos. No, no soy amante de la muerte, para nada, pero esto demuestra que no todas las historias de amor terminan bien.
La verdad, que no me podría imaginar teniendo un romance de cinco días que acabara terminando en muerte, en un doloroso llanto de mi padre ni que, por culpa de la codicia, los "criados" de mi amado terminaran matando a nuestra mediadora. Recuerdo tantos otros libros de amor que contienen un final trágico como El caballero de Olmedo, Don Juan Tenorio o Romeo y Julieta. Romeo y Julieta... tanta gente deseando tener un amor de éste tipo sin darse cuenta que solo duró tres días... tres días y los amantes muertos... un amor imposible entre una capuleto y un montesco. Sinceramente, o no entiendo el mundo o es el mundo el que ha dejado de entenderme y se dedica a girar en mi contra.
Mi móvil vibra, me dispongo a cogerlo y veo que me han enviado un mensaje. Es Paula, mi mejor amiga, recordandome que mañana por la noche tengo que ir a cenar a su casa, que es su cumpleaños. Paula es la típica amiga que parece mi novia; dormimos juntas todos los fines de semana, vamos al cine, de compras, voy a cuidarla cuando está enferma, pasamos todos los domingos juntas y con ella he vivido grandes momentos desde la infancia. Cuando teníamos quince años nos escondíamos en los baños del instituto a fumar, nos hicimos un justificante falso para hacernos un piercing en el ombligo cuando todavía no eramos mayores de edad, la de veces que la habré cubrido para que pueda dormir en casa de algún novio suyo fingiendo que iba conmigo.
-Mel, concentrate.- Me susurro a mi misma y me dispongo a encender el ordenador y empezar con el trabajo, haber cuanto tardo en hacerlo porque mi profesor lo quiere para el lunes.

Cartas a mi subconsciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora