>3< Actualización >3<
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Tsukishima rechinó los dientes y apretó el paso por tercera vez desde que abandonó el edificio de su facultad. Ese tipo estaba ahí, lo sabía incluso si no se había cerciorado de ello, estaba siguiéndolo como cada maldito día de esa jodida semana. Creyó que su suerte no podría ser peor cuando se encontraron de aquella desastrosa forma en la cafetería, sin embargo sí que se equivocó; Kuroo Tetsurō, su nuevo pretendiente, como Yamaguchi lo llamaba, o acosador, como Kei gustaba llamarlo, era un alumno dos cursos por arriba de la misma carrera que había tomado...así que, si, ese tipo conocía sus horarios.
Y no perdía el tiempo.
— Vamos Tsukki, al menos déjame invitarte un café...si no te gusta el café podemos ir por un helado o a caminar al parque, también podríamos ir a ver una película, al Karaoke o tal vez...
Tsukishima suspiró, ya había escuchado eso antes. Muchas, demasiadas, veces antes y fácilmente pudo recitar cada una de sus palabras sin necesidad de prestarle la más mínima atención. Estaba a punto de llegar a la parte en la que pasó el fin de semana pensando en él y en qué se había prometido a si mismo encontrarlo así tuviera que recorrer el mundo entero ¡Tonto fanfarrón! Al menos no hablaba de tonterías como el destino, sin embargo su parloteo no dejaba de ser molesto.
Se detuvo súbitamente, Kuroo también lo hizo tropezando con sus propios pies — ¿No tienes algo más importante que hacer?
— Bueno — giró. Sonrió, muy amplia y brillantemente. Era la clase de sonrisa encantadora que buscaba interesar a la otra parte, algo que solo se regalaría a la persona de la que se gusta — A decir verdad, si...casi es hora de que comience mi turno en la cafetería, hoy es viernes así que también debo ir a dar clases particulares ¡Ah! y un amigo mío enfermó, así que hoy voy a reemplazarlo en su trabajo por la noche — era una agenda impresionante, sin embargo el moreno no parecía agobiado o preocupado en absoluto.
Kuroo se veía cansado, esta había sido una semana difícil incluso para el mismo Tsukishima, estuvo tan lleno de trabajos extras que le parecía mentira que lo hubiese conseguido a tiempo. Supuso que debía ser mucho peor para los alumnos superiores.
— Si sigues así vas a terminar colapsando.
Kuroo sonrió, fue entonces cuando Tsukishima supo que su fugaz y desinteresado comentario había sido transformado en una intención que él no tenía — ¿Te estas preocupando por mí? ¿Podría ser que ya me quieres? — este tipo era...un idiota ¿Cierto?
Parecía diferente la noche en la que lo conoció, mucho más maduro y misterioso. Tsukishima, quién se jactaba de saber cómo juzgar a las personas, no daba crédito al error que había cometido, habría preferido que la ilusión de lo que fue permaneciera intacta. De esa forma al menos habría conservado un recuerdo agradable.
— No, solo intento deshacerme de ti — y obviamente estaba fracasando miserablemente, estaba cansado y ya no tenía más ideas. Quizá necesitaba ser un poco más agresivo...habían personas que no comprendían hasta que las palabras los golpeaban — Y ¿Podrías dejar de llamarme Tsukki? Estas siendo muy molesto — sin duda lo habían sorprendido, antes creía que no podía ser más molesto.
Kuroo profirió una exclamación que delataba tanto sorpresa como lo herido que estaba por su comentario, Tsukishima no pudo hacer más que rodar los ojos ante esto. Estaba molesto, no había duda en eso, sin embargo el moreno lo encontró adorable — Pero dejas que el pecoso lo haga, yo también quiero hacerlo.
— Yamaguchi y yo somos amigos...y tú y yo no somos nada, ni siquiera conocidos — a pesar de lo íntimos que se volvieron en aquel cubículo del bar.
— Pero — se inclinó hacia él, su sonrisa transformándose en algo más electrizante — Si tu quisieras podríamos ser algo más, solo tienes que decir sí...no es tan difícil ¿Verdad? Repite conmigo "Si"
Estaba muy cerca, lo suficientemente como para decir que estaba invadiendo su espacio personal, sus chispeantes ojos enviaron una ligera corriente de electricidad por su columna y piel. Sonrió, arrogante, y agitó las pestañas al tiempo que estiraba una mano y acariciaba con las yemas de los dedos la oreja del moreno. Su otra mano subió lentamente por su pecho hasta el cuello y notó como Kuroo daba inconscientemente paso hacía él, como respiraba agitadamente, como una de sus manos tocaba tentativamente su cintura y por supuesto, como como sus jugosos labios se separaban suavemente.
Fue fácil.
Entonces la promesa de un beso fue rota sin una pizca de consideración y una única palabra flotó en los restos de la atmósfera rota — No.
Kuroo sintió la sedosa caricia de los labios contrarios, cerró los ojos y luego el repentino frío de su ausencia provocando confusión y dejándole una extraña sensación de abandono. Se mantuvo estático en su sitio, una de sus manos aun flotando en el sitio donde debería estar el rubio. Su perplejidad no desaparecía. En verdad pensó que Tsukishima iba a besarlo, estuvo tan cerca de suceder que casi pudo saborear el dulce néctar de sus labios, aún podía sentir su cálido aliento rozarle, y su piel y eufórico corazón reaccionando a su cercanía.
— Tsukki...— para cuándo recuperó el sentido Tsukishima ya estaba varios pasos por delante de él. Se reprendió en silencio, sin embargo se dijo a si mismo que no habría podido evitarlo, el rubio era así de atrayente y le encantaba — Espera, Tsukki — gritó al tiempo que corría detrás de él.
No podía dejarlo ir, esta era la conversación más larga habían tenido durante toda la semana, lo había visto sonreír y también fue capaz estar a centímetros de sus labios. Tsukishima gustaba de él, había algo ahí, esa conexión estaba ahí, estaba seguro y necesitaba corroborarlo.
Tsukishima apresuró el paso, sin embargo y pese a su esfuerzo, Kuroo consiguió alcanzarlo ¿Cómo era posible que tuviera tanta energía? Este tipo era tan persistente, pegajoso y molesto como una sanguijuela — ¿Podrías dejarme volver tranquilo hoy? Estoy cansado de...
— Ten — Kuroo le tendió un trozo de papel cuidadosamente doblado, jadeaba, sin embargo no había borrado su sonrisa ¿Por qué estaba tan feliz?
— ¿Qué es? No...— agitó la cabeza — Olvídalo, no lo quiero — estaba seguro de que iba a ser algo tonto, además aceptar algo suyo sería similar a aceptar sus absurdas intenciones y Tsukishima no estaba interesado en formar parte de sus fantasías o de satisfacer una curiosidad que probablemente era pasajera, Kuroo iba a tener que buscarse a otro para jugar. El tipo no era feo, no le sería difícil.
Ante la renuencia de Tsukishima, Kuroo tomó su mano y le entrego el trozo de papel, incluso le hizo cerrar el puño en torno a él y sostuvo este entre sus manos para evitar que lo dejara caer — Es mi número de teléfono, llámame cuando te sientas solo o quieras hablar, no importa la hora.
Tsukishima resopló, exasperado por la naturalidad en la que ese tipo se tomaba esa clase de libertades con él. No necesitaba sus tontas notas sobre su escritorio o que ocultara pequeñas margaritas, obviamente cortadas del jardín de la universidad, solo para que las descubriera en los lugares más inesperados. No era una chica y definitivamente no quería sus atenciones — Tu serias la última persona a la que llamaría...créeme — no iba a negarlo, estaba molesto, aunque no por las razones por las que debería estarlo. Apretó su puño con más fuerza al tiempo que lo alzaba, el crujir del papel pudo escucharse por la presión aplicada — Voy a tirar esto, lo sabes ¿Verdad?