Pasaron como unos 30 minutos (pues nos fuimos por 5 de febrero para irnos por la avenida Universidad) y nos bajó en esa avenida el autobús para que nosotros camináramos por la calle Juárez.
Estuve caminando mientras pensaba si habrá cambiado algo la primaria después de 3 años ausente.
Caminamos como unos 10 minutos toda esa calle y llegamos al Templo del Carmen. De ahí doblamos a la derecha y caminamos por la calle Morelos. Llegamos a una puerta de madera oscura. Era como si un recuerdo de mi pasado me hubiera dicho “Bienvenido otra vez”: ya habíamos llegado a la primaria Vicente Riva Palacio. Mi primaria a la que asistí.
Me quedé pensativo por todo lo que viví ahí. Sentí nostalgia al verla de nuevo después de 3 años. Aunque ya era de tarde, ya casi de noche, sentí la escuela como si fuera de día.
Entramos y vi que muchas cosas seguían igual. Lo único que estaba diferente eran los colores de la reja de entrada.
Mónica que estaba hablando con Diego me miró tantito. Vio cómo yo me acercaba un poco más nostálgico a la entrada.
Al agarrar el barrote de la reja, sentí como si una chispa hubiese activado mi memoria. Enseguida se me vino a la mente ese recuerdo de que estaba huyendo de alguien. Eso se vio reflejado mientras lo pensaba.
Me vi a mi mismo, huyendo de alguien. Primero vi a Oscar con un huevo de harina, luego vi a Juan con una roca en su mano izquierda, después vi a Bernardo con un trozo de sándwich asqueroso en su mano derecha, seguidamente vi a Ernesto con un lápiz muy afilado en su puño derecho, después vi a otro que no ubicaba, pero se parecía mucho a Lionel, momento...era él. Cómo no me había dado cuenta de eso. Es como si un fantasma de mi pasado me hubiera estado siguiendo durante este año escolar. Lionel no estaba armado pero si que tenía sus puños bien apretados. Y por último vi a Diego armado con una navaja. Todos ellos (los Álvarez) me estaban persiguiendo.
Enseguida me acordé qué era lo que estaba pasando en ese recuerdo. Me estaban persiguiendo porque ya estaba a punto de decirle a Ariadna que la amaba. Estaba en quinto año. En realidad si me atraparon y me hicieron lo que quisieron en la parte que casi no era visitada en la primaria.
Lograron pegarme con el huevo de harina, con la roca, al igual con su sándwich asqueroso que me lo embarraron en la cara, me picaron por todas partes con su lápiz filoso, me golpearon hasta escupir sangre y sangrar por la nariz gravemente, hasta me lograron hacer heridas con la navaja, me cortaron en los brazos, e incluso me apuñalaron. Ese momento fue una pesadilla. Así lo fue hasta que mis amigos de la primaria me ayudaron y me llevaron con la directora para que me curara.
Esa vez los suspendieron a los seis por un mes. Me sentí aliviado del dolor como a la semana.
Al recordar el dolor esa vez de la navaja, me fijé en mi abdomen levantándome la playera. Tenía todavía una pequeña cicatriz de la herida. Antes era más grande.
Al bajarme de nuevo la playera alguien me habló sacándome de mis pensamientos. Fue Miguel el que me sacó de esos pensamientos.
-¿Oye qué tienes Christian?-me preguntó.
-Nada. -le respondí.
-Christian te conozco desde hace dos años. Ya dime qué tienes. -me dijo intuitivamente Miguel.
Tras un momento de reflexión y pensamiento, al fin solté:
-Estuve recordando esa vez que me mandaron al hospital por una semana.
-¿Qué? -me preguntó sorprendido este Miguel.
-Si, los Álvarez me apuñalaron, me golpearon, me hicieron lo que quisieron. -le respondí.
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Noches De Nostalgia [Editando]
Teen FictionEs totalmente sabido que existen amores capaces de hacernos realizar grandes cosas y al mismo tiempo, son inolvidables. Incluso después de años, ese amor sigue atrapado en nuestros corazones. Christian es un chico que se enamoró profundamente de su...