Capítulo 11

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Él le dio un suave abrazo, con cuidado de no dejar que su entrepierna se

topara con ella, era un poco pronto para eso. Pero no demasiado pronto para sentir

esos magníficos pechos rozar su pecho a través de sus ropas, casi haciéndole soltar

un pequeño gemido.

Cuando subieron a los confines de la limusina, se sentó cerca de él, a pesar

del gran tamaño del asiento.

Cruzó sus piernas, dejando que su ya corta falda revelara aún más de sus

muslos bien formados, y así de pronto, Zayn formó una teoría. Ella podría estar

saliendo con ese chico Bradley, pero esta noche sospechaba que ella era todo suya.

Era un trayecto corto en coche hasta el hotel donde era su espectáculo, y lo

pasaron hablando del calor, la limo y la acción en la Strip, la cual él le aseguró que

sería mucho más concurrida cuando la noche avanzara y cayera la oscuridad. Fue

una oportunidad para que se acostumbraran a estar juntos, cara a cara, algo que se

sentía extraño después de tantas conversaciones telefónicas, pero sólo por un

minuto o dos. Para el momento en que el conductor de la limusina abrió la puerta

para dejarlos salir, Zayn ya se sentía cómodo con ella, y sospechaba que sólo

aumentaría a medida que la noche continuara.

Durante la cena en un elegante restaurante en el hotel, la conversación se

profundizó. A través de una pequeña mesa para dos a la luz de las velas,

comenzaron hablando sobre el trabajo, pero pronto fue superado por las

expectativas de Zayn para dejar pronto la compañía. Él no se lo había dicho a

nadie, sólo a _____, pero en la actualidad estaba realizando una serie de entrevistas

telefónicas con Briolet International, una compañía en París que fabricaba esquís de

nieve y equipo de acompañamiento. Ellos necesitaban a alguien para dirigir sus

esfuerzos de marketing en América del Norte y querían que fuera un

estadounidense.

—No estoy segura de que me gustaría mudarme tan lejos—dijo _____.

—No me malinterpretes, difícilmente soy una mujer casera, pero para el promedio de

la clase media estadounidense, se necesita una cierta audacia para poner todo un

océano entre tú y todo lo que conoces.

Él sonrió. —Tal vez por eso quiera ir. Siempre he sido un buscador de

aventuras. Supongo que eso es lo que me trajo a Las Vegas hace unos años; parecía

un lugar interesante para vivir y trabajar.

— ¿Y no es así?—ella levantó las cejas.

Él inclinó su cabeza y esbozó una pequeña sonrisa. —Claro que lo es, pero...

las he vivido, lo hago ahora pero estoy listo para un nuevo tipo de emoción, y vivir

en Europa por un tiempo parece encajar a la perfección.

Días de pecado en Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora