CAPÍTULO 3: ¡ESTRELLAS!

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Subí corriendo las escaleras y fui al cuarto de Kei- ¿Qué sucede? –Kei me tomó de la playera y me estampó contra la pared, mientras aprisionaba mis labios contra los suyos, fue un beso rápido y muy intenso- ¿Y eso... por qué fue? –Dije con la respiración entrecortada- No quería que  te quedaras abajo con mi hermana sabiendo que te iba a besar –me  puse pálido en un instante-  ¿Ya lo sabías? –Asintió- lo sospechaba... ella no haría algo así a menos que fuera causa mía –mis ojos se salieron de mis órbitas- ¡Haberlo dicho antes joder! –Kei me sonrió- Lo siento, no era mi intención dejarte solo con ella –lo besé- Está bien.

Mi corazón comenzó a latir cada vez más fuerte, Kei estaba demasiado cerca, más de lo que yo habría deseado hace un par de minutos, él y yo nos besábamos apasionadamente. Mi lengua rosando la suya, jugando en nuestras bocas de manera erótica- ¡Tranquilo tigre! Que se te alborotan las hormonas –Kei paró de besarme- Flourence, ¿Qué mierda haces aquí? –La chica se acabó de poner los tacones- Venía a despedirme, voy de salida con una amigas –Kei rió- Qué bueno... Me daría mucho gusto que no volvieras a besar a Aoi si no es molestia hermanita –Flourence comenzó a adoptar un rojo intenso en las mejillas- Esto... Yo... no era mi intención –Kei rió- Estás advertida, si lo vuelves a hacer no te lo perdonaré –Kei puso una mirada bastante amenazadora- Bien... me voy, que tengan un buen día, hay comida en la nevera... es posible que no regrese hasta mañana ¿Vale? –Kei y yo asentimos mientras veíamos que Flourence salía a toda prisa de la casa azotando la puerta.

-Bien... creo que estamos solo, ¿No? –Kei asintió- Eso... creo –Hubo silencio. Ni Kei ni yo parecíamos cómodos con aquel silencio así que decidí romperlo-  ¿Y cómo te sientes?, ¿Ya no te duele la cabeza? –Kei negó con la cabeza- La aspirina me ayudó –sonreí- Me alegro.

Vi cómo Kei se sentaba en su cama se quitó las lentillas y las guardó en una caja, buscó en uno de sus cajones un estuche y de ahí sacó sus lentes, sus lentes de armazón, esos lentes que le quitaban el color a sus hermosos ojos celestes- No te los pongas –le detuve la mano- ¿Por qué? –Le quité los lentes- Porque si te los pones el color de tus ojos no se percibe bien, además yo... -guardé silencio- ¿Tú qué?  -no quiero que nadie más te vea con los lentes, sólo yo, ya no quiero que pases por esos maltratos –Kei sonrió- Estoy acostumbrado –negué con la cabeza y lo miré con lástima- No quiero que lo hagas, quiero que aparezcas como el Kei de verdad, el que no tartamudea, el sociable y el popular, el que no se esconde en una pila de libros, quiero que seas tú Kei –Kei sonrió nostálgico- Pero si lo hago puede que me vuelva como uno de ellos, eso es algo que no quiero ser –lo miré disgustado- Hablaré con ellos, te prometo que desde ahora será diferente –Kei de nuevo puso esa nostálgica sonrisa- No lo hagas, yo iré mañana y me presentaré como Kei, no como Chihiro, ¿Vale? –me dedicó una sonrisa. Yo se la devolví- Bien...

Estuve un rato más conversando con Kei, nos dimos un par de besos y luego fuimos a mi casa, estaba desierta como siempre, una enorme entrada en la que nadie te recibía, invité a Kei a subir por las inmensas escaleras da caracol, él me siguió escaleras arriba, hasta que llegamos a mi cuarto, lo tomé de la mano antes de llegar a la enorme habitación- ¿Listo? –Kei asintió- Bien –abrí la perilla, era la primera vez que le mostraba mi habitación, en donde reía, en donde era yo mismo, no el chico popular de la escuela- Wow –dijo Kei al ver mi gran habitación.

Narra Kei:

Su habitación era enorme, no podía creer que Aoi pudiera estar tanto tiempo fuera de su casa cuando esta era tan grande, era un poco fría, lo admito, pero él le daba un toque demasiado acogedor a ese lugar hecho de mármol sinceramente era la primera vez que alguien me invitaba a pasar a su casa- Toma asiento –dijo Aoi mientras yo moría por ver los demás cuartos del lugar-  Gra-Gracias –le dije un poco nervioso- No las des –me dedicó una de sus hermosas sonrisas, moría de ganas por abrazarlo pero no era el momento aún- Ahora vuelvo –dijo mientras salía de la habitación. Me quedé observando todo, desde la cama hasta los diversos libros que tenía Aoi, tenía desde enormes enciclopedias hasta la más grande cantidad de libros de bolsillo, tenía un escritorio pequeño en una esquina y arriba de él quedaba una pequeña repisa, llena de alguno que otro libro de texto. Todo el cuarto de Aoi estaba lleno de libros e historietas- Bien, ¿Fascinado por mi habitación? – Me giré- ¿Eh? –Aoi sonrió- Decía que si estás fascinado con mi habitación –sonreí- No emm... yo... estaba viendo la gran variedad de libros que tienes –Aoi  sonrió y se agachó en donde yo estaba- No sabes lo que de verdad oculto –sacó unas revistas porno de debajo de su colchón- siempre he sido un poco caliente –me quedé sorprendido- Es cierto que sólo las leí un par de veces pero... en realidad solo eran para comprobar mi preferencia –dijo tirando las revistas al suelo- En realidad nunca me llamaron la atención las modelos de esas revistas –Aoi comenzó a acercarse más a mí, yo comencé a retroceder. Vi cómo Aoi humedecía sus labios con su lengua- Al parecer, ya encontré alguien de mi atención –me dijo al oído haciendo que la piel se me erizara. Comencé a retroceder un poco más, ahora sí tenía miedo- No te haré nada malo –dijo, pero aun así yo seguía retrocediendo, hasta que ya no pude más, estaba encerrado en una esquina del cuarto, mientras Aoi me acorralaba ahí- ¡Aoi para! –Dije con la voz temblorosa- ¿Debería? –Recargué mis manos en su pecho, tratando de hacerlo retroceder- ¡Para! ¡Te he dicho que pares! –Aoi retrocedió- Bien... -se dio la vuelta y se fue, saliendo de la habitación- ¡Mierda! –me dije a mí mismo, estaba de rodillas en el piso, con una mano en el corazón, mi corazón latía demasiado rápido, ¡Si quería eso!, pero tenía miedo, de que algo fuese a pasar, mis ojos estaban muy abiertos, busqué a Aoi, pero no lo encontraba por ninguna parte, hasta que por fin encontré una puerta abierta, habían unas escaleras ahí, así que decidí subirlas, llegué a una enorme terraza, ahí estaba Aoi, contemplando las estrellas, había una enorme alberca, y en ella se reflejaba el cielo, tan magnífico y  las estrellas mejores de percibir que en cualquier época del año- ¿Aoi? –No hubo contestación por parte de él, así que decidí acercarme a él- Lo siento –le dije mientras lo abrazaba por detrás- ¿Ves las estrellas? –Esa fue su contestación- Las veo, ¿Pero eso que tiene que ver? –Aoi me besó- Mucho –abrí los ojos- ¿Mucho? –Aoi asintió con la cabeza- ¿Ves cada una de esas estrellas? –Asentí- Pues... hace mucho cuando era pequeño, mi mamá me contaba que cuando una de esas estrellas se unía a la constelación era que un nuevo amor había surgido, a diario me gustaba venir aquí, ahora este se volvió mi lugar secreto –guardé silencio al igual que él- Eres la primera persona a la que se lo he mostrado –me dijo sonriendo- es el mejor lugar de la ciudad para ver las estrellas, eso te lo puedo asegurar  -sonreí- Quiero besarte –dijo, me acerqué a él- Menos palabras y más acción –dije, Aoi me besó, sentí en mis labios como los suyos formaban una gran sonrisa- Cierra los ojos –dijo- ¿Para? –Hubo silencio unos momentos- Necesito hacer algo, así que cierra los ojos –le hice caso y escuché un montón de cosas caer al suelo, mientras Aoi decía- No los abras aún –yo le hice caso y solo sonreí, esperando que Aoi no se diera cuenta- Bien, puedes abrirlos –abrí los ojos y enfrente de mi había un gran sofá y enfrente de él una mesa con un candelabro con las velas encendidas- ¿Esas pequeñas cajitas con palillos son comida china? –Aoi asintió- Bien, creo que hoy te mereces un regalo por tu esfuerzo Aoi –le sonreí- Bien, cenemos –el día se había pasado tan rápido- Bien –los dos nos sonreímos mutuamente. Luego de ello comenzamos a cenar, la comida china no era mi preferida pero la aceptaba por el detalle que había tenido Aoi al respecto. Todo fue de maravilla, estaba tan feliz de estar saliendo con Aoi. Al terminar ayudé a Aoi a bajar los trastos a la cocina, luego de ello volvimos a subir, nos recostamos en el sillón desplegable y nos quedamos un rato viendo las estrellas, hasta que Aoi posó sus labios sobre los míos, me había tomado desprevenido, esta vez no planeaba detenerlo. El beso se hizo cada vez más largo, mientras que las manos de Aoi recorrían todo mi abdomen, eso hacía que me excitara más. Sus manos estaban frías, cada parte en donde me tocaba ardía, sentía que me quemaba- ¿Por qué aceptaste esa estúpida apuesta? –dije. Salió de mi boca sin pensarlo- yo... -hubo un gran silencio entre nosotros, por un momento dudé entre quedarme o bajar e irme directo a casa, yo ya estaba avanzando cuando Aoi me tomó de la mano- Espera –él no me miraba, estaba mirando al piso- Yo... decidí hacer la apuesta porque quería un pretexto para ser valiente y pedirte que salieras conmigo, quería conocerte mejor, pero si lo hacía sin presión me echaría para atrás –dentro de mí había una gran calma. Me sentía aliviado, simplemente sonreí- ¿Por qué lo preguntas? –Lo miré directo a los ojos, no podía decirle que dudaba de que me amara- Simple curiosidad –acabé diciéndole al final- ¿Seguro? –Asentí con la cabeza- Bien... -hubo silencio entre nosotros de nuevo, era bastante incómodo, pero yo no sabía de qué hablar con Aoi- ¿Tu hubieras aceptado salir conmigo aun sabiendo que era una apuesta? –dijo al fin. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, ¡Sí lo habría hecho!, con tal de estar a su lado hubiera fingido no saber nada de la apuesta y sí hubiera aceptado salir con él. Al final de cuentas lo amaba, pero no le podía decir- Yo... -dudé en si debía decirle o no- Creo saber la respuesta –me interrumpió- Tal vez... Hubieras aceptado salir conmigo -¡Exacto! ¿Qué no es suficiente que sepas que saldría contigo sabiendo que era una apuesta?- Habrías salido conmigo siendo consciente de la apuesta –asentí avergonzado- Lo siento tanto Kei –dijo abrazándome, me acercó a su pecho, podía oír los latidos de su corazón. Mis latidos estaban sincronizados con los suyos- De verdad lo lamento –dijo besando la coronilla de mi frente- Está bien Aoi, al final resultó bien –le dije mientas él se acercaba a mis labios. Aoi hacía que retrocediera, hasta caer en el sillón desplegable, yo quedé abajo, Aoi seguía besándome, yo recorría su espalda por debajo de su camisa, era perfecto, mientras yo le recorría toda la espalda con las yemas de los dedos él me besaba más apasionadamente, pegando su cuerpo al mío. Sus besos bajaron hasta mi cuello, hasta comenzar a succionar- Ngh, espera, ¿Qué haces? –Dije apartándolo un poco de mi cuello- dejándote marca, ¿Qué no es obvio? –Mis mejillas me delataron y Aoi comenzó a reír- No te pongas nervioso, hoy eres todo mío –dijo posando de nuevo sus labios con los míos, presionándolos con fuerza, pero con suavidad- Aoi, yo... -no me dejó terminar, de nuevo me estaba besando, esta vez me dejaría llevar,  cada que sus labios rozaban los míos, cuando su lengua tocaba la mía, hacía que me excitara cada vez más. Aoi comenzó a subirme la playera, aún sin dejar de besarme- Kei, te amo –dijo de nuevo aprisionando mis labios con los suyos, se separó para que yo respirara- Aoi –dije en un susurro, esa mirada me perforaba- Shhh -dijo besándome de nuevo. Aoi estaba aún encima de mí, sus piernas de cada lado de mis caderas, cada vez había menos espacio entre nosotros,  comenzó a recorrerme con una mano el abdomen hasta llegar al botón de mis jeans el calor de mi cuerpo iba en aumento y sentía que en cualquier momento me volvería loco. Ya no nos besábamos, nos devorábamos, esta vez Aoi comenzó a moverse encima de mí, haciendo que mi miembro se pusiera aún más duro de lo que estaba se movía tan eróticamente que ¡dios! Sentía que me podía correr con solo verle- ¡Para! –le dije con la voz cortada- Lo siento yo... me dejé llevar –dijo Aoi mientras se quitaba de encima de mí- No... yo quería seguir pero –Aoi me miró un poco confundido- ¿Pero? –Negué con la cabeza- tengo un mal presentimiento –Aoi me dio la espalda- Bien –vi como bajaba las escaleras- ¿A dónde vas? –Simplemente giró su cabeza y dijo- Tengo un asunto que atender –vi cómo se marchó. Me quedé completamente solo, ¿Le había hecho enojar?, no lo sabía, solo sabía que tenía que acabar lo que Aoi me había provocado, sentía que estaba ardiendo, así que me quité la ropa quedando únicamente en bóxers, me metí a la piscina a enfriarme un poco –escuché unos pasos- ¡Vaya! Yo también estaba pensando lo mismo –dijo Aoi regresando con unas bermudas, con su torso desnudo, en la mano traía unas para mí- ¿No podías haber esperado verdad? –Me puse rojo al instante, Aoi me lanzó la prenda y me quité los bóxers, ahora flotando en el agua- No mires -le dije mientras me ponía las bermudas- ¿Por qué no? Después de todo ya lo he tocado por encima de la ropa hace un par de minutos –mis mejillas ardían- Cállate, eres un pervertido –le dije poniéndole cara de pocos amigos- Lo siento –dijo entrando al agua, ya dentro se tapó los ojos y me dio la espalda- Apresúrate –me puse rápidamente las bermudas- Listo –dije viendo su espalda antes de que se diera vuelta- ¿Te quedan grandes? –me dijo, pero yo negué con la cabeza- Bien, ¿Quieres escuchar  música? –Asentí- ¿Cómo qué quieres escuchar? –Me puse a pensar- ¿Tienes música electrónica? –Sonrió- ¿Bromeas? ¡Claro que tengo!, es de mis géneros favoritos –sonreí– Bien –Aoi salió de la piscina y bajó las escaleras, no tardó ni un minuto en subir de nuevo con un control en la mano, se escuchaba la música, cada vez más fuerte- Esa canción yo la conozco –dije sonriendo- se llama Calling –dije. Aoi asintió- Sip –Aoi entró de nuevo a la piscina- vaya, así que también te gusta un poco de música similar a la que me gusta  –asentí- dime que otro género te gusta –pensé de nuevo- creo que la alternativa –Aoi sonrió- Entonces supongo que te gusta The rasmus y Panic at the Disco –sonreí- Si –Aoi se acercó a donde yo estaba- ¿Y yo te gusto? –Sonreí- ¡No! –Aoi me arrinconó- Me encantas –le dije mientras él se acercaba a mis labios y me besaba lentamente. La música sonaba, solo éramos nosotros dos, mi corazón estaba tan agitado- ¿Te quedaras a dormir? –Me dijo con una sonrisa pícara- Probablemente –Aoi mordió el lóbulo de mi oreja- Mmm... quédate, para que nos hagamos compañía –sonreí- ¿Hoy no vienen tus padres? –Él negó con la cabeza- La casa es solo mía, ellos tienen la suya –me sonrojé- perdón, no era mi intención... -me interrumpió- No pidas disculpas, no has hecho nada malo –me acerqué a él y le di un tierno beso, nos hundimos en el agua, besándonos, hasta que ya no lo pude ocultar más, fui al otro lado de la piscina tratando de evitar que Aoi viera mi miembro bastante erecto como para que él no lo notara- Kei, ¿Ya te has puesto duro? –Me sonrojé, pero no contesté, se acercó a mí- Dame tu mano –dijo susurrando, le di mi mano y la llevo a su miembro- Estas... caliente –dije soltando lo último con una voz bastante descontrolada- Yo estoy igual  -dije- ¿Quieres hacerlo? –Dijo Aoi, yo lo miré a los ojos- ¡Sí!, si estás de acuerdo –Aoi me tomó de la cintura y me acercó a él- Claro que estoy de acuerdo –sonreí- Tonto –dije para mí mismo.

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