¿Podría alguien a quien acabas de conocer hace apenas unos minutos alterar tu mundo con solo mirarte? Parecía que sí, Lord Bedford no dejaba de lanzarme miradas desde la otra punta del salón. Sus ojos grises me escaneaban de una forma, ardiente casi al punto de hacerme temblar. Y en vez de estar indignada... sentía una extraña sensación surcarme la piel. Y estaba haciendo demasiado colar aquí.
-Savannah podrías al menos disimular tú, ya que mi hermano no es capaz – la voz de April me trajo de nuevo a aquel baile alejándome un paso más de esos maravillosos ojos. – No te ha perdido detalle desde que te trajo aquí – dijo ella fascinada. Incluso lucia bastante divertida con la situación.
-Shh, April. Alguien podría escucharte, y además eso es absurdo – dije yo centrando mi vista en un punto lejos de él – No sé de donde sacas esa conjetura tan errónea. Hay demasiada gente aquí. Y solo estoy observando el salón–
- ¿Porque son erróneas según tú? No soy la única que se ha dado cuenta de cómo se miran – dijo con una sonrisa cómplice en sus labios – no es necesario que alguien me escuche para darse cuenta... todos los que están aquí lo han hecho – dijo apuntando al frente de nosotros donde una bastante molesta Amanda se encargaba de lanzarnos dardos con la mirada. Estaba realmente furiosa, estaba abanicándose con demasiada fuerza. - La odiosa de Amanda no ha perdido detalle de nada, incluso parece a punto del colapso. Creo que armara una escena en cualquier momento – una pequeña risa escapa de ella. - Está incluso tan roja como su vestido.
-No es gracioso April, no entiendo cuál es su problema conmigo no lleva más de unos días conociéndome y creo que ya me odia a muerte – digo centrando mi vista en las flores que adornan la sala evitando cualquier contacto visual. Con cualquiera de los dos, y no es por cobardía, claro que no. Sino que me reusó a seguir con este juego de miradas.
-Para ella, eres la chica que le ha quitado su ficticio esposo – dijo aún más divertida que antes – Mira que creer que va a ser la próxima duquesa de Bedford cuando mi hermano ni siquiera la ve, solo tonterías dice esa mujer – Estaba a punto de replicar cuando una voz que me parece haber oído antes me interrumpe.
-Buenas noches señoritas, permítanme decirles que están maravillosas esta noche – frente a nosotros se encuentra un hombre castaño de ojos azules mirándonos con interés es bastante apuesto y de inmediato lo reconozco.
-Lord Starling, que agradable sorpresa – April a mi lado se tensa de tal manera que creo que no respira.
- ¿Cómo se encuentra lady Ainswoth? Espero que el infortunio de esta mañana no la haya indispuesto más de lo necesario – dijo con una blanca sonrisa en su masculino rostro.
- No se preocupe milord, sólo fue el susto del momento. Eso y que mi tía, Lady Remington exagero un poco – digo observando cómo April mira a todas partes como tratando de escapar.
- Estas interrumpiendo una magnífica charla con mi nueva amiga Alejandro, ¿a qué se debe tal descortesía? – dijo ella enrollando su brazo con el mío. Y su tono mordaz saltaba a la vista.
- No era mi intención interrumpirlas, pero tenía que venir a reclamar mi baile – April contuvo el aire y me miro con ojos suplicantes. Como tratando de evitar algo.
- ¿Qué? – Dijo ella en un susurro apretando mi brazo – Lady Ainswoth comprometió su baile con James – dijo ella tan rápido que sus palabras salen abruptamente de su boca, ocasionando que el caballero frete a nosotros frunza su entrecejo.
- Ya lo sé, James venía conmigo pero tu madre lo intercepto en el camino, ya se nos unirá. El baile que solicito es contigo April – ellos se trataban con familiaridad como si fueran amigos desde antes, aunque ella parece incómoda con él. Incluso arisca. Y parece tan impresionada con sus palabras que abre muchos sus ojos.
-Eso es imposible, lord White ya ha solicitado este baile antes, Wellington, así que si me disculpas... - ella se disponía a marcharse cuando lord Starling la tomó por el brazo y la retuvo en su sitio.
- Veras April, a tu hermano no le hace mucha gracia que ese... caballero comparta tú mismo aire, a mi francamente tampoco. Y yo me he ofrecido a aliviar su mal humor al enterarse que White había solicitado el vals contigo – su sonrisa no hacía más que crecer y en sus ojos había un brillo inusual que solo estaba ahí cuando la miraba a ella. April parecía furiosa.
-Tonterías, no pretendo dejar plantado a Lord White solo porque mi hermano no lo soporte. Y porque su amigo sea su cómplice – ella lo fulminaba con su mirada verde esmeralda y el solo sonreía con picardía. Me sentía en medio de un campo de batalla.
-No es mi intención inmiscuirme lord Starling pero si April no quiere compartir este baile con usted, no hay manera de obligarla – veo como un lord White bastante adusto se acerca a nosotros casi a la carrera, francamente no me da buena espina - pero dado que usted nos ayudó en el parque, le recomiendo que si quiere evitar que dicho caballero baile con April, se la lleve en este instante – el pareció entender a que me refería porque miro por encima de su hombro un instante para tomar la mano de April y prácticamente llevársela a rastras a la pista.
April refunfuñaba y sus mejillas se tiñeron de un adorable rojo, estaba furiosa eso se notaba por encima de su ropa, cuando sus ojos se toparon con los míos murmuró la palabra traidora hacia mí, yo no pude evitar reír cuando lord White llegó a ver cómo April empezaba su baile sin él.
-Veo que se divierte milady – lord Bedford frente a mi evaluaba a su hermana desde la distancia. Es un hombre muy apuesto, tanto que me tenía un bastante deseosa por un baile, su cabello castaño desordenado le daba un aire a libertad bastante atrayente y esos ojos grises que me miraban sin perderse un detalle hacía que mis piernas temblaran de los nervios, sus gruesas y oscuras cejas enmarcan aquellos fascinantes ojos haciéndolos aún más interesantes, era el hombre más apuesto que allá visto alguna vez.
-Es una velada maravillosa milord y su hermana ha sido una gran compañía – él sonrió pero en sus ojos había una contrariedad a su sonrisa.
-Creo que me debe usted un baile milady – una sonrisa pícara acompaña sus palabras.
La pista de baile estaba abarrotada de gente moviéndose al ritmo de la melodía.
-Le gusta esta música – lo dijo en modo de afirmación y no en modo de pregunta.
-Sí, mi madre se encargó de inculcar su pasión por la música y los libros en mí desde muy pequeña – respondo sin pensarlo.
-Es su madre una mujer muy inteligente – una sonrisa genuina bailó en sus labios carnosos.
-Sí, lo fue – él pareció perder el hilo un segundo mientras sus ojos se mostraban culpables
-Como lo siento milady, no era mi intención incomodarla. Espero me disculpe– el parecía meramente culpable.
-No se preocupe milord, haber vivido alejada de Londres apremia el que nadie sepa que mi madre murió aunque muchos la conocieron y fueron sus amigos – él asintió en respuesta.
-Mi familia tiene varias propiedades fuera de Londres, el campo siempre es maravilloso. Para usted que vivió toda su vida en él debe de echarlo de menos, Londres puede ser un cambio drástico, y más en esta época –dijo mirándome con empatía.
-Tiene razón milord, es un cambio drástico... pero mi madre amo esta época en su vida y ella soñaba con que yo viviera una historia como la de ella – dije sin mencionar la parte en la que mi padre no soportaba verme.