El licor de las palabras

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EL LICOR DE LAS PALABRAS

“He aquí, la irrecusable prueba, de que no debo escribir
bajo los efectos del alcohol".

Esta noche, alumbrada por espíritus quemados
emborracho a mi ánima abrumada 
y no ruego compasión, pues sin ella obré cegado
fue rozando la pasión cual mi crimen, he forjado...
¡Un poema!, por un trago –grité-,
y grité tan alto que todos callaron.
¡Miserables! Volví a gritar ¡Un poema, por un trago!
El licor de mis palabras, al postor de este tugurio.
No se oyó ni un bramido, ni un lamento.
Tambaleándome, asesinaba a mis letras a cada fragmento,
mi lengua adulterada ¡Espuria!, bullía sobre alcohol
que ebria, se consumía en el alcor de una botella,
alzando la pluma, de nuevo grité:
¡Un poema, por un trago! 
El licor de las palabras en alcohólica adicción,
mas otra vez, silencio absoluto... tan solo miradas
¡Condenados!, injurié a entonar en plaga.
Zarandeándome, repetí el atrevimiento en aquellos
de mermada poesía que sin alma, me ignoraban,
tupidas mis letras, en la tinta del alcohol morían
y en voz alta porfié ¡Un poema, por un trago!
Mas, templando mi equilibrio bochornoso
en un mísero escabel, -así dije-,
difuntos del letargo sin alba ni noche
roed mi poesía mientras brindo desmedido
escritos con brebaje en el licor, del que yazgo poseído,
pero ellos callaban, y yo... también.
Posado en el filo de mi tumba, me emborracho
donde el frío es silencio y no existe poesía
se esfuman mis versos cincelados en papel
y al pasar vida a mi lado, les imploro
¡Un poema! Tan solo uno por un trago
y en él, puesto que puedo ser lo que quiera, lo seré.

El licor de las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora