3.conociendo al enemigo

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-Oye quitate de mi camino- le grité- bye modales.

-y si no quiero que?- respondió mientras fijaba su mirada en mi.

-Solo quiero comer- susurré en voz baja agachando la cabeza.

Me intimidaban mucho las personas, aunque aparentaba ser una chica fuerte, era muy débil en el fondo.

-y tu nombre es tan bonito como tu?- pronuncio el chico en tono amable.

-Permiso quiero comer- 

-No vas a ningún lado hasta que no me digas como te llamas- respondió el moviéndose nuevamente de lado a lado obstruyendo mi camino.

-Samantha- dije apartándolo de mi.

-Un gusto linda soy matt- dijo mirándome a los ojos

-No me importa.

Aquel chico me causo cierta impresión, pero no me gustaba hablar con las personas, prefería estar yo- existir solo yo-en mi universo.

comí el sándwich que mi estomago tanto pedía a gritos.

Al terminar la escuela, me diriji al auto en el cual Juan me esperaba con su humilde sonrisa.

-Como te fue hoy?-pregunto al notar mi semblante.

-Genial-respondí en tono seco.

A decir verdad consideraba a Juan mas como un padre, que al mio, esté solo estaba metido de cabeza en su trabajo y jamas pasaba tiempo conmigo, a lo que Juan siempre había estado conmigo Apoyándome en todo, tan distraído era mi padre que en cierta ocasión me confundió con el nombre de su secretaria.

Juan abrió la puerta y se despidió con un beso en la frente- podría aborrecer a las personas pero este anciano, mi viejito daba la vida por mi-.

Al entrar encontré a toto mi cachorro- lo mejor de regresar a casa era que el siempre me esperaba muy feliz agitando su colita de un lado a otro.

Como era de esperarse mis padres no estaban ahí, desde que tengo memoria solo los veo dos horas a la semana.


Cuando Las Palabras CallanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora