Capítulo Siete.

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Dean

Sólo había una palabra para describir cómo me sentía conmigo mismo: odio. No solamente conmigo, sino con los idiotas de mis "amigos" y Lisa. Lo peor de todo era que recordaba claramente la expresión de dolor en los ojos de Cas. Era un jodido cobarde, por haber accedido a golpear a Cas, todo fue mi culpa. Sabía que de seguro me detestaba, y no lo culpaba si lo hiciese. Lo merecía.

Con un suspiro ahogado, intente poner mi mejor cara ante la situación. Iba conduciendo mi Impala; Sam y Jess estaban en los asientos de atrás. Podía oírlos hablar, intentaron incluirme en su conversación, pero mis respuestas eran monosílabos.

Mi hermano se empeñó que yo vaya con ellos a cenar, ya que según él, mi humor durante los últimos días fue pésimo y necesitaba aire fresco. Después de mucha insistencia por su parte, termine accediendo.

La noche estaba despejada, tampoco corría viento, por lo que Sam decidió que deberíamos comer en la terraza de aquel lujoso restaurante. Nos ubicamos en una mesa al fondo. Un camarero de unos cuantos años se acercó nosotros, y nos dio nuestros menús. Repase con la vista los platillos y todos sonaban deliciosos, pero no tenía apetito, ni ganas de estar allí.

Mientras esperábamos nuestra comida, Sam se fue por unos momentos de la mesa. Jess comenzó a mirarme fijo con el ceño fruncido.

—¿Qué sucede?—pregunté.

—Se lo que hiciste—dijo Jess.

—¿De qué hablas?

—Cas.

Me tense de solo oír su nombre, y las imágenes de lo ocurrido me atacaron de nuevo. Sabía que Cas y ella eran amigos, por lo entendí su enojo hacia mi.

—¿Cómo está él?—realmente no tenía el derecho a preguntar.

Jess se cruzó de brazos—Deberías verlo con tus propios ojos.

—Yo no quería que eso pasara...

—No me tienes que explicar nada a mi, Dean—se inclinó hacia delante—le estás rompiendo el corazón, y lo peor del caso es que como siempre no te estás dando cuenta.

Luego de mi corta conversación con Jess, la cena transcurrió con normalidad. Sin embargo la culpa que sentía en mi pecho no me dejaba respirar.

Los días siguientes fueron una literal tortura. Siempre inventaba cualquier tipo de excusa para estar alejado de Lisa y los demás. No podía verlos a la cara y fingir que no paso nada. Ellos eran tan responsables como yo de haberle hecho daño a Cas.

Trate de buscar a Cas, por la cafetería, la biblioteca y no había rastros de él, ni siquiera de Kevin. Tampoco asistía a las clases de teatro. Por lo que mi temor aumentaba. ¿Que tal si realmente sufrió algún daño grave a causa de los golpes? ¿Estaría en el hospital, por eso no lograba ubicarlo en ninguna parte? Quite esos pensamientos de mi mente. El estaba bien, tenía que estarlo.

En un intento desesperado por ver a Cas, fui hasta su habitación. Golpee la puerta varias veces y nadie respondió. Seguido de unos minutos Kevin salió.

—¿Que quieres Dean?—su mirada me decía que él también estaba al tanto de los hechos.

—Necesito ver a Cas—dije.

—Eso no va a ser posible—contestó.

—Kevin, por favor.

El suspiro—¿No crees que ya haz hecho demasiado daño?—antes de que pudiera responder, él ya había entrado de vuelta a su cuarto.

Segundas Oportunidades (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora