CAPÍTULO 2: AMIGOS

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En el recreo estube sentada con Candy Raven y unas amigas suyas que vinieron a saludarme. Tenían conversaciones de... Adolescentes.
Se llamaban Tyra Mounds y Whiteb Genner.
De vez en cuando giraban la mirada. Yo cojí todo el valor que pude para preguntar a dónde miraban.

- ¿y esas miraditas?- susurré.
- gírate y mira quien viene hacia aquí. - chilló Tyra, ilusionada.

Me dí la vuelta y ví que se acercaba un apuesto chaval, que aparentaba nuestra edad. Era moreno, y llevaba una chaqueta de cuero marrón y un collar con una púa de guitarra.

- ¡guau! No está nada mal - dije - adivino: ¿el capitán del equipo de fútbol?
Ellas asintieron con los ojos bien abiertos, y después se rieron.

- Es Sam Walls. Prácticamente perfecto. La excepción de este vertedero de sitio.

El chico siguió andando hasta parar al lado de nuestra mesa.

- hola. ¿Aroa, no?
- em... Si. Sa... ¿Sam Walls?
Yo no solía comportarme como una niñata adolescente, pero incluso a mí se me iba la lengua y sentía que se me retorcía la mandíbula. En ese momento sentía como si tubiese el corazón, mi estómago y todo mi cuerpo en la garganta, y que iba a vomitarlo todo.

- unos ojos maravillosos. Eres guapa, Aroa. Me paro a hablar porque... - suspiró- sinceramente no lo sé - dijo riéndose.
- gracias por el piropo. Pero, acabo de saber que existes.
- solo digo verdades. Anda, miénteme otra vez, y dime que soy el primero que te mira a los ojos y te dice lo primero que se le pasa por la cabeza. No me importaría estar a tu lado en todos los momentos, pero, me basta con tenerte como amiga. ¿puedo contar contigo?
- tengo dos amigas derretiditas ahora mismo, que, les gustaría contar.
Asintió mirando hacia otro lado.
- por supuesto. Solo quiero que sepas que sé captar a la gente, y sé que tú eres especial. No te conozco, pero, ahora para mí cuentas.
Después de todo lo que pasé, y mi antisocialidad, no quería retroceder; no podía.

- está bien. Bienvenido a mi cuenta.- contesté.

Sonrió.

Verdaderamente me impresionaban sus alagos, pero, con todo lo que les pasó a esos objetos que rompí sin tocarlos, no podía jugar con la vida de alguien; y aún menos de un chico joven y simpático, como lo que fue Sam conmigo.

- bueno. Bien. En ese caso, ¿tú y tus amigas de cera estaríais dispuestas a venir conmigo esta tarde a una fiesta? Especialmente tú, Aroa Sidney.
- Está bien. Mientras no hagas nada raro.
Se rió.

- por cierto, ¿amigas de cera?
- dices que se derriten ¿no?
Le dí un suave puñetazo en el brazo y le dediqué una sonrisa. Inseperadamente, Tyra se incorporó.

- pues... Esta chica de cera- dijo Tyra riéndose y señalándose- quiere ir.
- fantástico. Puertas abiertas.- dijo el chico.- os apunto. Ojitos de Luna, tu eres la primera.

Tyra, Whiteb y mi conocida Candy me miraban, sorprendidas. Al ver su cara, Sam se acercó más a mí.

- cada latido, cada respiración... Todo cuenta, mientras que te conserven en el mundo, para poder tenerte cerca, como amiga, por ahora.
- ¿por ahora?- le pregunté, seria.
- me gusta el optimismo.

Esa fue su última frase. Después su robusta espalda se fue alejando por donde había venido.
Me preocupaba ese "por ahora". Yo sabía que me conseguiría, pero me alejaba de la situación; ya que ese día me prometió que en ese caso, él sería lo que más cerca tendría; cuando me contentase, cuando me... Enfadase, y le hiciera daño.

- ¡vaya!- dijo al fin Whiteb- yo buscando esta conversación durante toda mi vida y lo consigues tú en... - miró el reloj - 20 minutos de patio.
- no, que vá... - dijo Candy, confusa- lo ha... ¿rechazado?
- ¡Candy, no lo conozco!- dije intentando no gritar.
- ¿no te gusta?
- ¡no me ha dado tiempo!
Mentira. El chico llamaba la atención. Pero, demasiado pronto, y demasiado sobre la mesa. No quería hacer daño a Sam, ni a Candy, ni a nadie. Necesitaba controlarme. No iba a alejarme y a ser una apartada, pero, era simplemente conocer los momentos en los que debería mantener distancia; para no "romper" nada.
Me fuí al baño y me lavé la cara. Quedaban cinco minutos de recreo, y mis amigas y yo nos fuimos acercando a la puerta de entrada al centro.
Estube reflexionando y pensé que todo lo que armó Sam Walls para ligar conmigo, podía ser una broma, y pensé en retirar la invitación de la fiesta y aparcar el tema. Además, nada cuadraba. No solo lo de Sam, sino todo; Candy, Tyra, Whiteb... Mi popularidad. Todo era confuso. De vez en cuando pensaba en pasar el brazo por el cuerpo de alguien y comprobar que no eran fantasmas ni imágenes de mi subconsciente. Pero no lo hice.
Todo era raro. Lo que definitivamente me hizo sospechar, fue el comportamiento de Sam conmigo; fue demasiado directo, pasó como si fuese una película. ¿"Ojitos de Luna"? ¿qué era eso? Fue rápido y no hubo cortes ni pausas. Ni preguntas. Parecía todo manipulado, como si se lo hubiese estudiado de un papel.
Depúes, Candy. Parecía que leía un guión. Además, si no sabía que yo iba a ir, ni que nadie nuevo asistiría a la clase, ¿cómo tenía mi flor de papel preparada en la mano? Extraño.
Al salir del instituto, ella me acompañó a casa. En la puerta de mi piso, el viento le dió un latigazo con el propio pelo rubio de mi amiga. Aproveché mi desconfianza y le aparté el pelo de la cara. Ella era de verdad. Mi brazo no la atravesó ni ocurrió nada fuera de lo común.
Saqué mi impecable flor de papel del bolsillo de mi abrigo. Ella bajó la mirada para sostenerla sobre la preciosa obra, luego posó sus ojos sobre los míos, e inesperadamente me abrazó.

- hasta mañana. - dijo sonriente.- para ser tu primer día, te has portado muy bien.

Yo me reí, y me despedí con la mano. Ella me correspondió y acto seguido, arqueó de nuevo sus mejillas para mostrar una graciosa sonrisa. Después salió corriendo.
Mi confianza en su existencia, se incorporó, aunque aún dudaba. Y, si era una visión, era una hermosa vida la que observaban mis inocentes ojos.




QUALES Parte 1: Los Vacíos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora