Daltónico

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A finales de otoño en mi decimoséptimo año de vida, estaba arreglando las cosas de mi cuarto, el cual compartiría con un completo extraño, al que por alguna extraña razón, tenía miedo de conocer. No es que sea tímido con las personas, pero suelo tener ese miedo de ser rechazo en un lugar al que no conozco, además, hace un par de meses salí de la escuela y ahora me encuentro en una universidad, a la cual sólo he visto en fotografías o escuchado sobre lo magnífico que es estudiar aquí.

La elección de mi padre ha sido por los comentarios de sus amigos, esta universidad es la única en España en la cual tienes que vivir, todo un periodo de enseñanza, y sólo tienes permitido visitar a tu familia cada seis meses, Navidad, Año Nuevo, etc. No he tenido tiempo de ponerme a leer sobre las reglas, cosa que no me importa porque no soy un rebelde sin causa, ni tampoco averiguar sobre mi horario, el cual se supone que debía estar pegado en mi puerta como me habían informado. Después de todo, la universidad es gigantesca, tan grande que Estados Unidos y todo el maldito mundo puede vivir aquí, exagerando, claro.

Coloco las cajas, las cuales contienen discos, posters, libros y accesorios, en el suelo y ordeno mi cama. Había elegido la parte de abajo. ¿La razón? Suelo tener pesadillas la mayor parte del tiempo, la mayoría tienen que ver con aviones que caen en mi vecindario y todos mueren, y gracias a mi estupenda imaginación, y los videojuegos de mierda que me meten cosas a la cabeza, termino dándome un susto de mil cojones y caigo al suelo. Y es por eso que elegí la alcoba de abajo, porque si estuviera arriba, juro que un cirujano plástico tendría que arreglar mi cara y volver a componerla, porque aquella caída sería de lo peor.

El cuarto es mediano, justo como para dos personas, las camas están pegadas a la pared lejos de la puerta, hay una mesa de café y dos sillones individuales de color rojo, una estantería de libros la cual está junto a la ventana y las paredes son de color verde agua. La pieza no es de mi agrado, pero sé que lo será  cuando le mi toque especial, y aquello son los pósteres de mi bandas favoritas. Pero recuerdo la voz de mi madre diciéndome, "Hijo, apenas termines de acomodar tu ropa, vas a la oficina del director y pides el horario. Tu padre se ha esforzado mucho por matricularte en esta universidad, y... bla, bla, bla." Tomo mi chaqueta, y salgo de la pieza.

El pasillo está repleto con estudiantes yendo y viniendo del elevador, chicas conversando por el móvil y chicos cargando cajas mientras coquetean con las muchachas. Ruedo los ojos, y saco el móvil para ver la hora, 5:42. Bien, tenía en mente esperar a mi compañero de cuarto, y asustarlo, quizá así no me veré tan raro y terminemos riéndonos por la situación, pero recordé el horario y debía ir a por el.

Me adentro al elevador con dificultad, el cual está repleto de estudiantes frustrados por las valijas y cajas, y me hago un espacio en la esquina, junto a una chica de cabello púrpura. Estaba escuchando Panic! At The Disco, podía percibirlo porque tenía el volumen a tope, y comencé a cantar la letra de "This is Gospel", supongo que habré cantado fuerte, porque tenía a tres estudiantes, y cinco padres mirándome fijamente. Doy una sonrisa tímida, y una luz roja anuncia que estamos en el primer piso, antes de que alguno de ellos apriete otro botón, salgo del ascensor y me coloco la capucha.

Salgo del edificio 3A, el cual tenía un límite de 950 personas, y parece que el límite se acaba de romper, porque estoy seguro que hay 951 personas allí dentro. Niego la cabeza ante mi intento de hacer una broma, y sigo caminando por el campus. No hay muchos estudiantes caminando por aquí, la mayoría está en el estacionamiento, tratando de deshacerse de sus padres de una buena vez. No los culpo, pero cuando te acostumbras a vivir con ellos sabes, en el fondo, que será difícil verlos cada seis meses o en algún feriado.

Mientras camino hacia la supuesta oficina del director, caigo en la cuenta que no sé dónde rayos está localizada. Y, también, me doy cuenta que estoy parado varios metros lejos de mi edificio, y que no sé el camino de regreso. Coloco mis manos en los bolsillos de la chaqueta, y me doy la vuelta, tratando de ver a alguien perdido como yo y tratando de encontrar el camino de regreso.

Daltónico [One-Shot] || RubelangelWhere stories live. Discover now