Parte I - Capitulo 2

908 61 33
                                    

"El origen de un gran odio"

Narra Kiira

No aparecí en todas las reencarnaciones de Lisha, solo lo hacia cuando presentia un gran peligro para ella. Pero hubo una más fatidica que cualquiera, una historia que me trae los peores recuerdos, la historia de mi segunda portadora, Antíope. Pero no es ella en si la protagonista de esa tragedia, sino los portadores de los Miraculous de la buena y mala suerte, Hipólita y Hercules.

La leyenda versa de una manera un poco defermada que la realidad, poniendo a Hercules como un famoso heróe y a Hipólita como obstaculo en uno de sus trabajos pero yo les contaré la verdad.

Primero, nos situamos en 1098 A.de C. Hipólita era la reina de un grupo de mujeres guerreras llamadas Amazonas, además era la hija del Dios de la guerra Ares. Como regalo, su padre le entrego los Aretes junto con un cinturón mágico, a sus otras hermanas, Melanipa y Antíope les entrego el collar de Volpina y el reloj de ChitaFille respectivamente. Su padre tenia el deseo de protegerlas, por eso les entrego una joyas con un espiritu protector a cada una cuando la mayor, Hipolita, cumplió los 10 años.

En ese momento fue que conocí a Antíope, ella aun era una niña pequeña de 5 años, y era muy apegada a sus hermanas mayores.

En cuanto su madre murío, Hipolita asumio el poder en la aldea con ayuda de ambas hermanas, pero como una vez predijo Ares, la mayor poseía el espíritu de una lider y de una heroina. Su fama se hizo famosa por todo el mundo tanto que llego a oidos de la hija de un gran rey.

La joven Admete, acostumbrada a los lujos de palacio y a la inmediata satisfacción de sus deseos, había desarrollado un carácter caprichoso, dominado por la envidia y que no era sino el fiel reflejo, a pequeña escala, de la naturaleza de su padre. En secreto, codiciaba la libertad que tenían otras muchachas de su edad, pero se veía incapaz de renunciar a las comodidades de su condición. Se conformaba imaginando aventuras que jamás acometería mientras escuchaba las proezas de las amazonas que una vieja criada le contaba por las noches.

Quiso el azar que el rey oyera a su hija mencionar que le encantaría poseer el extraordinario cinturón de oro que Ares había regalado a Hipólita, . De inmediato, Euristeo mandó a Hércules obtener el preciado trofeo a toda costa y entregárselo a Admete, para completar el noveno trabajo.

No se como fue que Hercules obtuvo el miraculous de la mala suerte pero seguro fue de parte de alguno de los dioses, ya que Hercules era fruto de una union bastarda de Zeus y una mundana. Tambien él era altamente conocido como el invencible, quien mató al León de Nemea y llevaba su piel como trofeo allí donde peleaba.

Era largo el viaje hasta el reino de las amazonas, así que Hércules zarpó acompañado de un grupo de los mejores y más esforzados guerreros. Todos ellos eran conocedores de la bravura de las amazonas, un pueblo de guerreras, las primeras en usar montura, que no reconocían vasallaje alguno a ningún hombre. Entre ellas se encargaban de gobernar, administrar y defender las tierras, relegando las tareas más serviles a los hombres, a los que incapacitaban desde pequeños para la guerra y la lucha.Habitaban junto al río Termodonte, cerca del Mar Negro, donde habían instituido tres tribus. Hipólita era la primera entre todas las amazonas y reinaba sobre la tribu más importante y se sentía amada y protegida por su ejército de guerreras, armadas con arcos cortos y escudos en forma de media luna, fuertes doncellas vestidas con las pieles de fieras salvajes que ellas mismas abatían.Algunos de los marineros estaban expectantes por ver a las amazonas, pero Hércules les advirtió que no eran éstas delicadas damiselas que se dejaran seducir por lisonjas o cumplidos.

Pero cual fue su sorpresa cuando las guerreras los recibieron con Hospitalidad y dulzura. Les ofrecieron alojamiento, un buen baño y comida. Como era de esperarse Hercules se alojo en la casa principal, la casa de Hipólita y sus hermanas. Cuando lo vi llegar, mis sentidos me avisaron que algo iba mal. Asique volé con Antíope quien ya tenia 16 años y le comenté mis preocupaciones y está decidio hablar con su hermana y Tikki.

También te gustarán

          

- Estas segura Kiira? No crees que es solo miedo- me preguntaba Tikki quien era la más conocedora de mi situación.
- He sentido miedo Tikki, luche con Antíope en guerras contra ejercitos de incontrables hombres cuando solo tenia 10 años, esto es diferente.
- Entonces... estaré atenta.- Dijo Hipólita revolviendo los cabellos de su preocupa hermana. para luego desaparecer por la puerta.

- Todavía estoy algo insegura Antíope.
- Tranquila Kiira, mi hermana lo resolvera.- pero ese sentimiento no se borro de mi cuerpo y cayo la noche y no podía conciliar el sueño porque cada vez se hacia más intensa la sensación de incomodidad.

Hércules se despertó azorado a media noche. El leve crujido de una rama al partirse le puso sobre alerta. Había alguien en las inmediaciones de sus aposentos, así que buscó en la oscuridad la tranquilizadora presencia de la espada que reposaba junto a su lecho. No fue en vano. Una sombra alargada irrumpió en el interior, ocultando la luz de la luna que entraba por la puerta y se acercó hasta él. Hércules guardó silencio, esperando a que el intruso se acercara un poco más y justo cuando estaba a punto de alargar el brazo para ensartarlo con la hoja de su espada, escuchó una voz femenina.- Detén tu brazo, poderoso Hércules. No quieras medir tu fuerza con la destreza de la reina de las amazonas.Hércules se incorporó con una media sonrisa, pero sin soltar la empuñadura de su espada.- Hipólita... Mis ojos se acostumbran ahora a la oscuridad y te reconozco por el brillo de tu cinto y la audacia de tus palabras.- No temas, héroe. No he atravesado la oscuridad hasta meterme en tu tienda para arrastrarte al Hades (infierno para quienes no sepan), sino para que nos encontráramos a solas, antes de que el acero mediara entre nosotros.Hipólita se sentó sobre el lecho de Hércules, con una sonrisa en los labios. Aunque sus palabras indicaban lo contrario, sus intenciones inicialmente habían sido otras muy distintas a la charla amable que ambos estaban manteniendo. Luego de mi advertencia y de hablarlo mucho con Tikki, quiso anticiparse a cualquier movimiento de éste y aprovechar la noche para arrebatarle la vida. Pero al encontrarse frente a él y pese a su naturaleza arisca y guerrera, la reina de las amazonas cayó embelesada por la belleza y extraordinarias virtudes que adornaban a su oponente. No era, desde luego, como ningún otro hombre que hubiera conocido y su corazón se ablandó como la tierra bajo una lluvia inesperada.

- ¡ANTÍOPE! ¡¡¡¡Despieta!!!!- Removí a mi portadora para que esta se levante de su sueño, la incomodidad paso a ser una punzada en el pecho. Algo andaba mal, demasiado mal.
- Kiira?? Que pasa??
- Tenemos que ayudar a Hipólita. ¡Ahora!
- Kiira, Transformame!- Cuando salió por la ventana lo que vio la impacto...

Momentos antes, en la habitación de Hercules...

- No creas que desconozco tus intenciones, Hércules. La crueldad con la que Euristeo maneja a su antojo las riendas con las que quiere someterte es famosa en toda la Hélade. Sé lo qué has venido a buscar - susurró, mientras rodeaba con sus manos la hebilla dorada del cinto que sujetaba sus ropas - pero va a ser éste el más dulce y sencillo de tus trabajos. Reposa por un momento de tus tribulaciones, porque de buena gana voy a entregarte aquello que anhelas.Hipólita desprendió la hebilla que sujetaba el cinto en torno a sus fuertes caderas y se lo entregó ruborizada a Hércules. El pensó que no se parecía en nada a la reina fiera y montaraz de la que tanto le habían hablado, si no era más una recién desposada que se encontrara a solas por primera vez con su marido. Consumido por el deseo y la buena voluntad de su acompañante no dudo en hacerla suya sobre esas mismas sabanas.Pero no quiso la envidiosa Hera, enemiga de Hercules, que aquella noche acabara solo en romance, sino en guerra. Tomó la diosa la forma de una de las amazonas y recorrió el campamento alertando a todas ellas de la desaparición de su reina, con gritos tan terribles que los caballos relinchaban asustados, conocedores de la naturaleza divina de la furia que recorría como una serpiente las huestes de las amazonas.- ¡Despertad, compañeras! El bastardo de Zeus ha raptado a Hipólita en mitad de la noche, vuestra reina se halla cautiva en poder del más detestable de los hombres. ¿Acaso no acudiréis en su ayuda? ¿O es que tal vez habéis decidido abandonar vuestra vida guerrera y adormeceros con el sonido de la rueca?Así alentaba el odio la esposa de Zeus entre las amazonas, que ya montaban en sus ágiles cabalgaduras y tensaban enfurecidas las cuerdas de sus arcos, lanzando gritos de batalla mientras galopaban en pos del rescate de su reina.

Esa fue la escena con la que se encontró Antíope tranformada en çita savaşçı (Guerrera Chita en su idoma original). No tuvo más remedio que ayudar a sus compañeras antes de ir a buscar a su hermana

Despuntaba el alba cuando Hércules despertó junto a Hipólita, alertado por los sonidos de la inminente batalla. Enfurecido al pensar que había sido víctima de un engaño que le había hecho bajar la guarda, increpó a la reina de las amazonas.- Así que estas son tus malas artes, adormecerme con falsas promesas de amor bajo el manto de la noche, para atacarme a traición bajo la luz del sol. Veo ahora con claridad tu verdadero rostro, guerrera furtiva que crees poder vencerme con artimañas.Hipólita no sabía a ciencia cierta qué estaba sucediendo, pero si sus amazonas estaban atacando el campamento, sería por alguna razón de peso. Quiso Hera confundir su mente aún entorpecida por el sueño y se abalanzó temerosa de que Hércules quisiera hacerle daño en busca de sus armas. Este gesto fue su perdición porque el héroe, viéndose atacado, abatió con un golpe certero de su espada a Hipólita, que cayó al suelo ya sin vida.

Justo en ese entonces había llegado çita savaşçı y vio como caía el cuerpo inerte de su hermana. En un ataque de furia ella lo ataco pero no le costó al portador de la mala suerte derrotarla, pues en comparación a él solo era una niña casi 10 años menor. La dejo incociente y amarrada a su cama, la transformación acabo y yo estaba sin energias para poder ayudarla.

- Con que era la pequeña Antíope, me voy a divertir mucho con el cuerpo en desarrolo de una niña pura como tú.- Dijo el guerrero tomando su mentón mientras ella no tenia conciencia.

- No te atrevas a ponerle un dedo encima- Salí de mi escondite para enfrentarme a él.

- Mira Plagg, un gatito para que juegues.
- Nos vemos de nuevo Gatita moteada.- Fue cuando vi salir al gato negro que en realidad lo supe, supe quien era verdaderamente.
- Debi habermelo imaginado que un sucio gato rastrero como tú estaba detrás de todo esto.
- Lamento arruinar su reunion pero tenemos unas amanozas que exterminar. Plagg, Transformame!

Salió de la tienda para enfrentarse con sus compañeros a las amazonas. Larga y cruenta fue la batalla, pues no eran éstas enemigo que se rindiera con facilidad, pero acabaron siendo derrotadas por Hércules y sus hombres.

Durante el regreso a Tebas, Hércules se había traído un regalo para el viaje, una niña en pleno desarrollo que le entrego para que cada uno de sus hombres satisfagan el deseo que por tanto tiempo lejos de sus hogares había reprimido. Yo solo podía ver como mi dulce Antíope, a quien vi crecer, gritaba del dolor que le profesaba casa uno de los guerreros mientras profanaban su joven cuerpo. Hercules le habia quitado su reloj por lo que no podia ayudarla de ninguna manera, yo solo era una mera expectadora atrapada en mi Miraculous y cuando nadie estaba con ella usaba mis pocas energías para salir a darle consuelo. Me negaba a quedarme dormida, no hasta que ella este en paz.

Hercules en cambio se mostró taciturno y entristecido. Recordaba la dulzura de Hipólita y maldecía que la expedición hubiera acabado de forma tan sangrienta, por una traición que no llegó a saber nunca que era tal. Entregó a su pesar el extraordinario cinturón de Ares a Euristeo, sabiendo que éste se lo entregaría a la caprichosa Admete, sin darle apenas importancia. Para Hércules, el cinto era a la vez una prenda de amor y el botín de una guerra que no hubiera querido llevar a cabo.

Eso fue lo último que supe de él, porque caí en un profundo sueño en cuanto vi como Antíope atravesaba ella misma su garganta con un cuchillo.

Bien... Capitulo fuerte creo... La historia base es real. Sin los Miraculous obviamente y Antiope la rapta uno de los marineros para llevarsela como Amante. La muerte de Antíope también la invente porque hay muchas versiones entonces invente mi propio final de Antíope.

La otra Dimensión (Precuela Del Watching ) (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora