Abro los ojos despacio pero me sobresalto al ver a el chico de los ojos esmeraldas sentado en el suelo junto a la puerta, jugando con una tarjeta que tiene en sus manos. No creo que se haya dado cuenta que me he despertado a si que me fijo más en el, su pelo es castaño claro con reflejos rubios cuando está cerca de la luz, tiene una barba de aproximadamente tres días, sus brazos tienen venas bastante marcadas que le recorren de arriba abajo, es fuerte pero no de esos que se sientan en un silla y se les rompe el pantalón por lo musculados que están. Se puede decir abiertamente que es muy guapo. Me mira y yo aparto al mirada rápidamente.
-¿Llevas mucho tiempo despierta? - dice el mientras se levanta.
-¿Y tú? ¿Cuánto llevas aquí? - digo aclarandome la voz de recién levantada.
No responde a mi pregunta.
-Levantate ya, es hora de ir al comedor.
Me había quedado dormida encima del edredón pero no tenía frío, la habitación estaba caliente como si en ella hubiese un radiador. Mis pies tocan el suelo, me voy a levantar y cuando estoy de pie mi cuerpo no reacciona, me voy a caer de bruces pero antes de que esto suceda el chico de ojos esmeraldas me sujeta. Estamos uno en frente del otro y me quedo mirándolo, por un momento fue como si nuestros ojos se tocarán con mucha más proximidad de lo que podríamos tener físicamente pero el aparta la mirada y me deja en la cama.
-Creo que deberías quedarte descansando, haré que te traigan la comida más tarde - dice el caminando hacia la puerta.
-No, No, estoy bien - digo casi gritando, joder controlate.
Me vuelvo a levantar y veo que la habitación da vueltas al rededor de mi, pero no quiero que esto sea una complicación para ver a los demás. Salgo de mi habitación y me acuerdo de la pastilla que está de bajo del colchón, espero que nadie revise la estancia. Me guía por muchos pasillos pero yo no estoy concentrada en eso si no el olor a citrico que desprende su cuerpo. El pasillo termina con unas grandes puertas blancas con ventanas a la mitad de esta, entramos y veo un gran espacio ocupado por mesas metalizadas con bancos del mismo color en el que se encuentran jóvenes de todas las nacionalidades con las mismas vestimentas que yo pero hablando y riendo como si fuera un colegio ¿Qué les pasa por la cabeza? ¿No se dan cuenta que esto no es un juego? En la otra mitad de la sala hay hombres y mujeres vestidos totalmente de negro, más sicarios de Agnés.
- Coge una bandeja y pasa por las chicas de comedor para que te pongan la comida, puedes sentarte donde quieras pero donde pueda verte - dice sin ninguna expresividad.
- ¿Dónde puedas verme? No puedes estar un minuto sin mi - digo, ¡Mierda porque dices eso joder!
Aunque para mi sorpresa le salió una media sonrisa. Hago lo que me ordeno y cogo mi bandeja, paso por las inumerables cazuelas y caras de mala ostia de las cocineras esto parece una cárcel, ¡A no! Que ya lo es.
Busco un hueco libre en las mesas sin nadie a mi alrededor y lo encuentro. Quiero ir a alguien y preguntarle que está pasando pero no me atrevo ya que aquí hay mucho guardias. Miro mi comida y tiene pinta de recalentado y asqueroso pero tengo hambre y empiezo a comer cuando se acercan 4 chicos.
-Hola, eres nueva ¿no? ¿Podemos sentarnos? - dice una pelirroja simpática.
No les digo nada pero se sientan igualmente, esto no es un colegio pero me voy a compartar bien con ellos a ver si saco algo de información.
- ¿Cómo te llamas? - dice un rubio escuálido pero alto.
- Emm... Me llamo Joy - digo cortada.
- Encantada, yo soy Norah - dice la pelirroja - este es Jake - señala al chico rubio - Silviana - señala una chica de pelo muy rizado y castaño - y Alan - señala al último de aspecto fuerte pero de cara angelical.
Les sonrió y sigo comiendo ¿Cómo les puedo abordar el tema? Parecen tan felices que da miedo.
- ¿Qué tal tu primer día? ¿Ya te han enseñado las instalaciones? - dice Silvina sin poner mucho interés.
- Quitando de que me secuestraron, me han tirado al suelo, pegado y demás pues bien - digo enfadada.
Ellos se miran y se empiezan a reír ¿Que coño les hace tanta gracia? Me levanto un poco la camiseta para que vean mis moratones pero ya no están.
- Eres muy graciosa - dice Alan ruborizado.
-Emm, per.. - no digo nada y me centro en mi comida.
¿Cómo han desaparecido mis moratones? No entiendo nada pero me toca actuar, quiero saber que pasa aquí.
- Y ¿ Dónde están vuestros padres? - digo soltandolo sin más.
- Nuestra madre es Agnés - Dicen todos a la vez como robots.
- No, pero vuestros padres biológicos de verdad - digo asustandome demasiado.
- No tenemos padres, Agnés es la única que nos ha cuidado y ha echo esta escuela para nosotros - dice Jake convencido.
Me callo, no se que pasa pero esto es muy extraño, ellos comienzan hablar de más cosas olvidándose de mis comentarios. Para un carrito al lado nuestra dándonos un bote de pastillas y agua.
-Tomaroslo rápido - dice un mujer con el pelo canoso la cual sigue repartiendo por las demás mesas.
- ¿Para qué son? - digo señalando las pastillas.
- Para mantenernos vitales - dice Norah metiendoselas en la boca.
-¿Mantenernos vitales? Somos jóvenes, no necesitamos esto - digo nerviosa.
-Dice Agnés que si - comenta Alan.
Empiezo a sacar las patillas del bote y encuentro una rosada y en un lado puedo apreciar que se encuentran la palabra "oblitius", me suena, en el orfanato dábamos latín, como era emm, ¡OLVIDAR! ¡LA PASTILLA ES PARA OLVIADR POR ESO NO SE ACUERDAN DE NADA! Y LES METEN EN LA CABEZA COSAS QUE NO SO REALES.
- ¡No os la toméis! - les digo.
Joder se la están dando a todo el comedor menos a los sicarios. Me subo encima de la mesa intentando no caerme por los nervios que tengo.
-NO OS TOMÉIS LAS PASTILLAS ES PARA OLVIDAR TODO LO QUE SABÉIS, ESTAN JUGANDO CON NOSOTROS - digo gritando a pleno pulmón.
Me caigo de la mesa a causa de una descarga eléctrica causada por un taser. Tengo los ojos cerrados y me retuerzo como un gusano, escuacho de fondo la voz de Silviana.
-¡No os lo toméis¡ ¡Hacerle caso a Joy!
Dentro del dolor tan horrible que siento hay un poco de esperanza por salvarnos a todos.
