Yo y mi gran boca le habían dado la idea a Lucia de invitar a Roberto a salir. No es que esperara que ella se fijara en mi, por supuesto que eso no pasaría pero todo lo que ha hecho hoy sirvió para que me gustara un poco más.No tengo idea del por qué decidió acompañarnos pero me gusta tenerla ahora mismo en mi auto, ella tarareando las canciones es algo muy tierno.Ya faltaba poco para llegar a mi casa, unos quince minutos cuando mucho y recordé que aún no tenía un regalos para los padres de Mariana y para ella. Aunque la pequeña me había dicho que no quería nada porque ya le había dado demasiados obsequios yo no estaba de acuerdo, será Navidad y tengo que darle algo. Se me ocurrió una fantástica idea.
Llegamos a mi casa, estacioné mi auto atrás del de Lucia para que le quedara la salida libre. Apagué el motor y salí para abrirle la puerta. Le di la mano para ayudarla a salir y ella la tomó pero me jaló y una parte de mi cayó sobre ella. Me incorporé rápido y me di un buen golpe en la frente con el marco de la puerta del auto, di unos pasos lejos, ella salió y me siguió. ¿Qué le pasa a esta loca?, de por si seguía furiosa conmigo y con ella por mi maldita idea de su cita.
-Hey Alex, no te vayas, te diste un buen golpe y te vas a marear- Sentí como me jaló para quedar frente a ella.
-Creo que ya te tienes que ir- Dije mirando al suelo. Y ella solo se rió.
-Creo que mejor entro a tu casa por hielos, porque tienes roja la frente y puede que te salga un chichón- Se agachó un poco y dejó un leve beso sobre mi frente. Me tensé de inmediato.
-Así está mejor, ahora vamos por el hielo- Me tomó de las mejillas y me miró a los ojos. -Y no te preocupes por el mesero, es guapo pero a mi me gusta otra persona-
-¿Y tu le gustas?-
-Pues aún no lo sé, llevamos poco tiempo de conocernos ,horas mejor dicho, y yo aun no me puedo creer lo rápido que despertó estos sentimientos en mi, pero no puedo hacer nada para evitarlo, mejor dicho, no quiero hacer nada - Estábamos tan cerca, si me acercaba solo un poco podría besarla. Seguíamos viéndonos a los ojos, ella estaba un poco sonrojada y supuse que yo también.
-Sonrojada te ves preciosa Al- Se acercó un poco más, sus manos se acomodaron en mi cintura, solo eran escasos los centímetros de su boca lejos de la mía. A la mierda, me acerqué para romper el poco espacio que separaba nuestros labios pero ella me detuvo poniendo una mano sobre mi hombro, la miré algo confundida y sus ojos estaban más abiertos.
-Al, estás sangrando. Te abriste la frente, tengo que llevarte al médico. Ven, te llevo en mi auto-
Mierda, solo esto me faltaba.
-Tranquila, tengo lo necesario en mi casa- Yo solo quería besarla y mi estúpida frente comienza a sangrar, te odio vida.
-¿Segura?, Pero creo que necesita coserse, no seas berrinchuda y vamos- Me jaló por las muñecas. Era muy gracioso verla así de preocupada.
-¿De qué diablos te ríes? Dios Alex, ya está saliendo más sangre- Me jaló más fuerte pero ahora si puse fuerza, la jalé de regreso a mi cuerpo para pegarla a mi, volvimos a quedar de frente y ahora fui yo quien sujetó su pequeña cintura.
-Tranquila, prometo que sé curarme esto, pero am... no te vayas aún ¿si?- Ella sonrió y se inclinó para darme un dulce beso en la comisura de mis labios. Podía notar como mis mejillas se encendieron y aún podía sentir el cosquilleo en mi estómago.
-Vale preciosa, pero vamos dentro ya a que te cures eso- Me sujetó la mano y caminamos hacía la entrada de mi casa, saqué las llaves para abrir y fuimos a mi cuarto. Me sentó en mi cama.
-¿Dónde está el botiquín Al?-
-En el baño, en el mueble de vidrio-
¿Dónde está el baño?- Las dos soltamos una risita.
-Saliendo a la izquierda-
-Ok, no te muevas- Salió de mi habitación. No podía creer esto, y no quería pensarlo demasiado porque acabaría mal, solo quería disfrutarla a ella. Admirar sus ojos que me hacen sentir cosas nuevas y maravillosas, o su sonrisa que ilumina mi interior.
-Bien, ¿necesitas que te ayude?- Pegué un brinco porque estaba tan metida en mis pensamientos que no noté cuando llegó y se sentó junto a mi.
-Tranquila Al, que no te voy morder aún- Dijo con un tono encantador.
Solo me reí, y tomé las cosas necesarias del botiquín para mi herida. Fui directo a mi espejo para ver si sería necesario coserme pero por suerte el corte no era profundo, me limpié con alcohol la sangre, apreté los puños porque esa cosa ardía, y me pusé una pequeña gasa para cerrar la herida.
-Listo, como nueva- Le sonreí. Ella estaba viéndome extraña.
-¿Solo es eso?-
-Sí, por suerte solo fue una abertura mínima, entonces no había necesidad de sutura- Ahora yo le sonreí, estaba muy feliz de que aún estuviera ahí conmigo pero ya eran más de las diez de la noche, sería peligroso que se fuera sola a su casa más tarde y por mucho que no quisiera tendría que decirle que ya era hora de despedirnos por hoy.
-Me alegro que sepas de eso, yo apenas puedo colocarme una curita decentemente-
Reí un poco.
-Oye Lucy, mira la hora, no quiero que te vayas aún pero lo prefiero a que te regreses más noche a tu casa- Bajé los ojos al piso.
-¿Sabes? Adoro como puedes cambiar tan rápido, hace rato tenías bajo control todo y ahora esquivas mi mirada- Se paró de la cama y vino junto a mi, me tomó ambas manos y las beso.
-Tienes razón bonita, será mejor que me vaya porque ya es algo tarde. ¿Te veo mañana ok?, sin falta-
-Hahaha pero Lucy, mañana no tenemos clases ni conferencias, es nuestro día libre para estudiar- Yo también quería verla.
-Ou cierto, Al,¿mañana puedo venir a estudiar contigo? Anda, es que si estudio sola me distraigo facilmente, bueno, supongo que contigo también pero será por buenas razones, o bueno si quieres no, si no puedes lo entiendo, solo era una idea y pensaba...- Le puse un dedo sobre sus labios para que no siguiera hablando, me paré de puntitas y le di un beso en la mejilla, acaricié con mi mano libre su precioso rostro y le sonreí.
- Mañana nos vemos, puedes llegar a la hora que sea- Bajamos las escaleras y la acompañe a la salida, se metió a su auto y se fue.Este día había tenido de todo, no entendía el cómo de estar en uno de los sitios de Alejandro a estar a escasos centímetros de los labios de Lucia había pasado tan rápido. Estaba sintiendo muchas cosas por ella, estaba aterrada, porque pronto no nos veríamos, porque se podría decir que ya necesitaba verla aunque fuera un rato y en cualquier circunstancia.
Sacudí mi cabeza para alejar todas esas ideas, me di una ducha rápida y me metí en la cama. Todo el sueño que no tuve en dos semana vino a mi en una avalancha y quedé profundamente dormida.
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Por ella
RandomSiempre estaba pensando decenas de cosas al mismo tiempo, nadie lo notaba , por fuera se veía normal pero yo lo sabía. Siempre supe que algo estaba mal dentro de ella. Sus ojos verdes y miel dejaron de brillar, su cabello castaño dejó de bailar...