3. Recuerdos Insuperables.

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3. Recuerdos Insuperables.

Conté los segundos para que el timbre sonara y así irme a casa. La sensación de que alguien me observaba seguía ahí y no desaparecía. Golpeaba la mesa con mis dedos creando un ritmo que repetía a cada segundo, intentando calmar mi interior.

Al fin la campana sonó y tras recoger mis libros de historia salí de allí a escape, ni siquiera me despedí de Alice. Busqué con la mirada a Josh por si había podido venir a por mí pero no lo encontré, lo cual me hizo recordar que los viernes salía más tarde y no podía venir a por mí.

Comencé a caminar directamente hacia casa. La imagen de aquél chico seguía impoluta en mis recuerdos, pensé que tal vez se sintiera sorprendido por el suceso y por ello nos observaba atento. Esa teoría no acaba de cuadrarme, mi mente la rechazaba como por instinto.

Llegué a casa después una buena caminata, Marion había salido a comprar por lo que aprecié así que cogí algo de la cocina y me dirigí a mi habitación. Cerré la puerta y me dejé caer en la cama.

Estaba empezando a sumirme en un dulce sueño cuando unos golpes en la puerta principal llamó mi atención. Alice no podía ser ya que debía estar con Mike como todos los viernes. Rápidamente me dirigí a la puerta y comprobé de quién se trataba. No había nadie. 

Fruncí el ceño y abrí la puerta, como había deducido nadie se hallaba allí. Iba a entrar de nuevo cuando mi mirada captó un brillo en una de las plantas que Marion tanto cuidaba.

Me acerqué y contemplé el colgante allí, colgando de una rama de un arbusto que no sabía de cual se trataba.

Analicé el dije con más detenimiento y mis manos viajaron inconscientemente a mi clavícula. La recorrieron rápidamente y no tardé en darme cuenta que aquél era el colgante que siempre llevaba y del que nunca me desprendía.

-Selene, ¿Qué haces aquí fuera? -Josh se dirigió hacia mí, había pasado más tiempo del que creía en la cama, con un rápido movimiento, del cual me siento orgullosa, desprendí la pequeña joya del arbusto y lo oculté en mi puño.

-Me pareció escuchar algo -simplemente contesté.

-Vamos dentro anda -Josh sonrió, cubrió mis hombros con su brazo y  me guió al interior de la casa-, ¿Ya has cenado? -asentí.

-Me iré a descansar, dile a Marion que siento no haberla esperado pero realmente estoy agotada -murmuré en su dirección, necesitaba analizar el dije con mayor atención y no podía esperar.

-Claro pequeña, que descanses -la sonrisa dulce y alentadora de Josh me hizo replantear si no debía quedarme con ellos y cenar algo decente, el contacto frío del dije en mi puño me devolvió a la realidad y le devolví la sonrisa para después retirarme a mi habitación con rapidez.

Cerré la puerta con un rápido movimiento y me sostuve contra ella, una leve corriente me sorprendió y algunas hojas de mi escritorio volaron por ésta. Mi melena me entorpeció levente la visión y con un ligero movimiento la aparté y me dirigí a la ventana que se hallaba abierta.

Para cuando llegué a ésta la leve ráfaga había desaparecido, no me preocupó no era la primera vez que se me olvidaba cerrar la ventana y el viento causaba pequeños estragos con mis apuntes.

Cerré la ventana y recogí las hojas esparcidas por el suelo. Después me senté en la cama con las piernas cruzadas y recorrí el colgante con las yemas de mis dedos.

Era el único recuerdo que mantenía de mi madre, la biológica. Nunca me lo quitaba, ni siquiera para dormir, lo que más me reconcomía era no haberme percatado de que lo había perdido.

Pero sobretodo lo que más me inquietaba era quién me lo había devuelto de forma tan extraña y cómo sabía dónde vivía.

Unos golpes en la puerta llamaron mi atención y ésta fue totalmente puesta en ella.

-Selene cariño soy yo -Marion abrió levemente la puerta y me sonrió-, Josh me ha dicho que estas muy cansada y te habías acostado -Asentí con una leve sonrisa.

-Siento no acompañaros en la cena -me bajé de la cama y me dirigí hacia mi armario para sacar mi pijama.

-No te preocupes -susurró-. Esto... Sabes que si te ocurre cualquier cosas o te preocupa algo puedes decirnoslo, ¿Verdad? -Me volví confusa hacia ella y fruncí el ceño.

-Lo sé -respondí-. ¿Por qué lo dices?

-Por nada -sonrió y me dio un beso en la cabeza-. Descansa princesa nórdica -sonreí y Marion se marchó.

Al parecer cuando era pequeña solía jugar con Marion y Josh, Josh solía hacer luchas conmigo y yo siempre me disfrazaba de vikinga. Marion me apodó como princesa nórdica, hacía años que no me llamaba así.

Me coloqué el collar de mi madre alrededor de mi cuello y me tendí sobre la cama. Esperé un par de horas hasta que escuché como Marion y Josh se marchaban a su cuarto.

Iba a levantarme cuando escuché como mi puerta se abría levemente. Me mantuve inmóvil y regulé mi respiración para dar la sensación de que dormía.

-Está dormida -susurró Josh.

La puerta se cerró con total silencio y esperé unos instantes más antes de levantarme.

Su habitación no estaba demasiado lejos así que apenas tardé un par de minutos en llegar totalmente en silencio.

Me sentía mal por espiarles pero no podía hacer otra cosa.

-Te digo que últimamente no es la misma -susurró Marion-. Algo le pasa.

-Es una adolescente, seguramente le guste algún chico -le respondió Josh con tono cansado, como si no fuera la primera vez que mantenían esta conversación.

-¿Entonces por qué no me lo dice simplemente? -Marion parecía convencida de que no era lo que me preocupaba y estaba en lo cierto- Es otra cosa, sus profesores dicen que últimamente está más ausente y a veces cabecea adormilada.

-Es normal que se duerma, yo lo hacía y, ¿Quién prestaría atención a esos vegestorios con su edad? -dijo divertido Josh y sonreí.

-Pero Josh... -Me sentí mal por preocupar a Marion, aún después de mis intentos- Creo que es algo sobre su madre... Su verdadera madre -murmuró con la voz cortada.

-¿A qué te refieres? -preguntó Josh.

-No lo sé, ni si quiera estoy segura... -hizo una pausa- Sabes que Selene era pequeña cuando ocurrió lo de su madre, pero la imagen que debe tener de ella debe ser como de una divinida, por eso a lo mejor cree que yo no estoy a la altura como madre... -Marion comenzó a llorar y Josh la consoló tratando de quitarle esas ideas de la cabeza.

Yo me marché.

Lo poco que recuerdo de mi madre es fantástico, pero Marion siempre había tratado de serlo sin querer sustituirla y adoraba eso de ella. Quería a Marion pero ella creía que nunca podría superar los recuerdos que conservaba de mi madre, y en cierto modo yo también pensaba así.

La Elegida(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora