Capítulo III.

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SI TÚ NO ESTÁS - FRANCO DE VITA.

Sinfonía erótica.

«La chiquitita se las trae» gruño a la par de que me impulso con velocidad de la hamaca

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«La chiquitita se las trae» gruño a la par de que me impulso con velocidad de la hamaca. 

De broma no caigo de ella y me doy un tremendo tortazo.  Antonella me tiró la colilla que le quedaba de su cigarrillo, todavía encendido, y salió como alma que lleva el diablo a quién sabe dónde.  Supongo que a una de las habitaciones libres de este departamento. 

Solo la vi de refilón cuando sentí el calor quemándome el pecho.  Ni siquiera me dio chance de alcanzarla y decirle tres buenas vainas por grosera, impulsiva y malcriada, ya que o me quitaba la quemazón del pecho, o iba tras ella y la zarandeaba de un brazo.  ¿Pero a quién quiero engañar? Jamás le haría algo así a una fémina, el detalle es que su boca sin filtro, el carácter demasiado dominante que posee, y la actitud "de que nada en el mundo me afectan" de ella me llevan por el despeñadero... y eso que solo tenemos pocas horas juntos, en definitiva esto será un total desastre al llegar a México.

Sacudo mi pecho y noto que hasta un par de vellos se chamuscaron con la colilla.  Bufo irritado y me recuesto de nuevo en la hamaca.  Todavía me quedan dos cigarritos más que puedo degustar feliz de la vida sin que la carricita joda mucho –porque vaya que jode, ofusca y habla demás...–.  Los minutos pasan con el objeto de aniquilarme la existencia...

Deseo estar en mi apartamento, en la penumbra de mi hogar, con la soledad como compañera y el vodka de aderezo, pero no, me mantengo aquí porque sé que todos están preocupados por mí, que debo hacer un enorme esfuerzo por salir de esta maldita actitud en la que me hallo sumergido.  Lo sé y estoy enormemente consciente de ello.  Solo pido un poco de tiempo, un poco más del que he tenido hasta ahora. 

Lorena, mi psicóloga y amiga, afirma que en dos años debo estar enrumbado de nuevo, con una mejor visión del mundo, y que así como se vive el duelo por un familiar fallecido pues también hay que vivir y traspasar el fracaso de una relación.  No obstante, lo mío no era un fracaso, era una maldita traición por enamorarme de una mujer equivocada, del vulgar demonio cubierto con manto de ángel, ese fue mi rollo.  Ahora las culpas me atormentan, y todo porque me siento débil, voluble y a la vez insensible para comenzar una nueva relación.  Solo me atrae un tanto la experiencia sexual que me puede ofrecer una mujer, donde Lorena lidera la lista, quisiera decir que deseo ser una persona distinta a lo que hoy se ve aquí, más que un paciente en su vida, pero estoy tan deshecho que no puedo darle a esa mujer algo más que una simple y vana relación sexual vacía.

Tampoco puedo negar que pienso en Carla, pienso en ella, no como la pareja que estuvo a mi lado por tantos años, más de cinco para ser exactos, sino que intento asumir su postura y no hallo nada que pueda justificarla.  Ella es una mujer de familia pudiente, donde lideran principios –como en todas las familias, ¿cierto?–, donde aparentan ser buenas personas... quizás todos estén dañados y el único bolsa era yo que no lograba detectar absolutamente nada.  Tal vez todo radicaba en que fui un simple y estúpido señuelo que sirvió para darle poder a su putrefacta mente... igual seguiré sin obtener respuestas, nadie me las puede dar sino ella, y para ser sinceros, tenerla al frente sería el detonante que me asignara un cupo directo a la cárcel, porque de solo imaginar que la puedo tener cerca le arrancaría la cabeza con mis propias manos. 

Maravillosa SeducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora