Capítulo 11: Tan pocas respuestas...

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Marcus se sentó en el mismo puesto y se quedó mirando el libro que había puesto en la mesa. Entonces sacó el otro libro rojo, el de fuego, y lo dejó junto al café. Ahí se quedó mirando ambos libros como tonto. Abrió para ver la primera página de ambos al mismo tiempo con el objetivo de compararlas. La primera página era igual, tenían la palma de una mano marcada en la superficie. Pensó en poner sus manos en ambas marcas pero cayó en cuenta de en donde estaba y prefirió guardarlos para después. 

El resto de la clase es relleno. Resumiendo miro a todos lados, miro su mano pensando en el extraño suceso entre su palma y la capa de roca. Pensó en la adaptabilidad de la tierra y el calor del fuego. Pensó en los efectos secundarios y se preocupó por la idea de que él fuera víctima de otros efectos más. Nuevamente sintió un corrientazo de frío en el brazo. Así transcurrió toda la clase hasta que se hicieron las 10 en punto que el profesor dio vía  libre a los estudiantes.

Esta vez, la salida de clases fue más común, si se le puede llamar así. Silenciosamente y con pasos cortos, como ya tenía acostumbrado salió junto a los otros estudiantes. Afuera ya varias escuelas habían salido y los estudiantes se dirigían algunos a la cafetería y otros a hablar como normalmente lo hacen los adolescentes. 

Marcus, por otro lado, no tenía a nadie con quien hablar. Parado miraba alrededor sintiendo un poco de envidia por como todos se sentían seguros al estar rodeados de amigos y personas en las que confían. Entonces miró el reloj, le quedaba exactamente 23 minutos para su próxima clase, por lo que decidió volver al dormitorio y cambiarse. 

Con una caminata ligeramente rápida, cruzó la siguiente meseta con las escuelas secundarias sin ningún percance hasta llegar al dormitorio. En el interior estaba completamente solo, todos los estudiantes seguramente estaban afuera con sus amigos y amigas lo cual le resultaba en un alivio. Mientras menos gente, mejor. 

Llegó a su cuarto y justo antes de girar la perilla oyó unas voces en su interior, parecían ser Oscar, Gen y el director. Acercó su oreja e intento entender lo que decían.

"¿Ya hablaron de esto con el consejo y los representantes?" pregunto el que parecía ser Oscar.

"Todo el consejo está de acuerdo, pero sólo tú, yo, Luna y Aura saben, por ahora" dijo la voz femenina de Gen.

"Sé que no es práctico, y de hecho no es la mejor idea. Estamos pendiendo de un hilo. Pero una oportunidad como Marcus era lo que estábamos esperando" dijo T. Se sintió incómodo al escuchar su nombre en la conversación pero quería seguir escuchando.

"Oscar..." dijo Gen con cierto tono suave e hipnotizante "se que no confías en él, pero dale a una oportunidad. Si esto resulta tendremos una inmensa ventaja contra... lo que sea a lo que nos enfrentamos" un silencio reinó por unos segundos

"Esta bien..." dijo Oscar "intentaré facilitar las cosas, pero no prometo nada"

"Gracias" Dijo Gen

"Te la debemos muchacho" dijo entonces el director. 

Entonces un sonido de viento se oyó en el cuarto y la puerta se abrió. Oscar miró a Marcus perplejo pero intentó fingir normalidad. 

"¡Marcus!" dijo con cierto nerviosismo

"¿Como estas?¿Cuanto llevas aquí?"

"Acabo de llegar" mintió

"oh" alivio inundó la cara de Oscar.

"Bien... eh... voy a clase, estaba... Buscando unos libros." Pasó por su lado dispuesto a irse. Entonces frenó en seco y se dió la vuelta.

Otra Historia Sobre Magos (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora