¡Tac Tac Tac Tac!
Seis de la mañana. Los constructores empiezan su turno. Me levanto mas desorientada que cansada y camino hasta el comedor. Mi madre esta durmiendo sobre la mesa mientras agarra con todas sus fuerzas el mate. Camino hacia la cocina y me preparo un café, en media hora voy a tener que salir para el primer día de escuela. Ni siquiera quería dirigirle un solo pensamiento al comienzo de clases, eclipsaría mi por ahora, brillante mañana. Camino hasta la mesa y pongo el noticiero para ver el clima, va a hacer calor, perfecto, mas calor, se supone que falta unos días para otoño y todavía se pueden freir huevos en la acera.
-Buenos días- Saluda mi mamá con una vos pastosa que demuestra lo poco que durmió anoche-
-Buenas- Respondo seca-
Nuestra relación hace bastante había dejado de ser lo que era para convertirse en la mierda que ahora es, por momentos me pregunto si ella sabe el motivo, si ella no lo sabe, o la peor de las opciones, si lo sabe pero como buena cobarde prefiere hacerse la estúpida.
Viendo que mi madre se despertó y seguramente va a intentar mantener una conversación conmigo, me levanto y voy corriendo a mi cuarto para cambiarme. Aunque este día seguramente nos asemos de calor en la escuela no te dejan usar nada mas corto que por ensima de las rodillas o una remera muy fina y escotada. Me calzo unos jean flojos, que mejor dicho son viejos y gastados y me pongo una remera de manga corta que siento que me representa de muchas maneras gracias al estampado que cita: “Odio a los chicos”. ¿Eso espanta a muchos chicos? Para mi buena suerte, si. Para finalizar mi super producido look, notese el sarcasmo, me pongo unas converse que se nota que ya tienen algunos agujeros y camino directo hacia la puerta, ni una gota de maquillaje, lo odio. Tomo la mochila que al parecer es lo único nuevo y sin despedirme me encamino hacia la escuela.
Las calles como siempre a las siete de la mañana, porque asi es, en desayunar, ver las noticias y cambiarme tarde una hora, se podría decir que a las mañanas no soy muy rápida o activa. Como decía, las calles a la siete de la mañana están frías y humedas a pesar de que a la tarde la temperatura va a alcanzar los 35°. El único cambio con invierno es que en invierno el frío es tan polar e insoportable que casi te saca lagrimas. Las mañanas en verano eran mas llevaderas y alegres.
Una vez en la escuela pude ver que la gente solo sabía hacer cuatro acciones: Ir de un lado a otro, agruparse entre muchos y hablar todos juntos, abrazarse como si no se hubiera visto en todo el verano, y mi favorita… Comerse la boca enfrente de todos sin vergüenza alguna. Podrían llamarme mojigata, pero ver como dos personas meten su lengua hasta la garganta de la otra y ensima abren tanto la boca que uno puede presenciarlo no es mi actividad favorita por las mañanas, por las tardes, por las noches… mejor dicho odio la actividad.
Intento encontrar una cara conocida para poder preguntarle cual es mi aula y por suerte, o por desgracia encuentro a alguien. Luciana, una chica que tenía unas pésimas notas y era un verdadero estorbo en clase, siempre demostramos nuestro desagrado la una por la otra. Camine lentamente hacia ella y la llame por el nombre.
-¿Qué necesitas?- Pregunto desdeñosa-
-¿Dónde esta el aula?- Pregunte impaciente-
-Diras tu aula- Dijo casi escupiendo las palabras –No lo sé, perdete- Dijo y se dio la media vuelta
Supongo que a esa estúpida al fin la hicieron repetir. Mejor. Caminé viendo aula por aula, sincermente esto podía llevarme toda la mañana recordando que mi escuela tiene casi tres pisos.
-¡Karen!- Me llamaron y pude ver a Miranda –Al fin te encontré, tengo que decirle a Amanda que vaya al aula- Dijo mandando un mensaje –Vamos, es por aca- Dijo y me deje guiar.
Entramos al única aula en la que yo no me había molestado en revisar, vaya suerte… Amanda había llegado antes que nosotras y ahora volvía a tomar asiento. Miranda se sento a su lado y yo acomode mis cosas en el asiento de atrás. Luego, arrastre una silla hasta delante de la mesa de Miranda y Amanda y las observe, no había nada mas distinto que ellas dos. Miranda era una chica de cabello rubio con marcadas ondas y unos ojos celestes cielo. Tenía un muy buen cuerpo con una saludable tez que parecía bronceada naturalmente y mas de una vez los chicos del aula se quedaron fichándola. Era alta y tenía unas favorables curvas que amaba mostrar usando ropa apretada, a pesar de esto no era ninguna puta, solo amaba llamar la atencion. Es muy amistosa y simpatica, todos la quieren, incluso los profesores, incluso los mas “populares” del curso, la única persona con la que chocaba su actitud era Amanda, y por alguna razón del destino eran mejores amigas.
Amanda o Ami, por otra parte, era una morocha de ojos verdes y tez palida casi enfermiza. Es alta también y si tiene curvas no lo se porque siempre usa ropa muy holgada. Ella antes era divertida y en parte muy parecida a mi, por algo eramos mejores amigas, siempre trataba de que todos sus amigos estuvieran felices y siempre escuchaba los problemas que le contaban, ella amaba escuchar y daba consejos verdaderamente buenos, incluso cuando no querías un consejo y solo querías desahogarte, ella siempre estaba ahí. De la nada empezó a cambiar, cada vez era mas seria y mas esquiva. Hablaba poco y no sonreía mucho. No quería escuchar los problemas de nadie mas, y yo siempre intuí que era porque ya tenía suficiente con sus propios problemas.
-¿Qué hicieron este verano?- Pregunto ansiosa Miranda-
-Nada- Respondio Ami-
-No mucho- Dije pensando en mis vacaciones en San Bernardo-
-Bueno, yo encontré el amor- Chillo como niña pequeña –Mirenlo- Dijo poniéndonos el celular pegado a la cara -¿No es hermoso?-
La verdad, no lo era, era un morocho de tez muy oscura y ojos marrones que podría tranquilamente tener asendencia japonesa por lo razgado de los ojos.
-Es interesante- Dije fingiendo interés-
-Es horrible, una mierda, puaj- Dijo Ami tranquilamente mientras miraba su celular-
-No le digas asi a Braian-
-¿Bryan?- Pregunto Ami con un elegante acento ingles-
-No, Braian, se escribe igual a como se pronuncia.-
-Cuanto mas escucho sobre el chico mas me fasina- Dijo con falso entusiamo Ami -¿Y como se apellida? ¿Perez? ¿Lopez? Sería hermoso entonces, Braian Perez- Se seco una falsa lagrima del ojo.-
Yo no podía soportar la risa pero Miranda se veía a punto de estallar. Si Ami era buena en algo era hacer enojar a Miranda, y si Miranda era buena en algo era en sacar de sus casillas a Ami. Como olía la pelea que se avecinaba solo cambie de tema lo mejor que pude.
-Escuche que Luciana repitió-
Miranda me miro y Ami se limitó a volver a su celular.
-No solo Luciana, la mitad del curso mas o menos repitió, otro puñado mas se fue voluntariamente-
-¿Cuántos somos este año?- Pregunte sorprendida-
-El otro día me puse a contar y creo que solo quedamos 10- Dijo suspirando-
-No se porque se entristecen, al fin esta escuela puso orden y hecho a la mierda a los analfabetas que había, por fin vamos a tener clases en paz- Renegó Ami-
-Si, pero ¿Como encontras novio con solo 10 compañeros y la mayoría son mujeres?- Se quejo Miranda
-¿Y Braian?- Preguntó burlona Ami-
-Viendo que no aceptan a mi futuro esposo buscare uno que les guste- Dijo sacándonos la lengua-
-Braian no estaba tan mal…- Dijo Ami sonriente –Solo necesitabas cambiarle el nombre y bañarlo en lavandina- Dijo inocentemente-
Las tres estallamos en carcajadas y un compañero de tez oscura que pasaba por ahí y nos escuchó nos mostro el dedo medio. Esto solo provoco que nos riéramos por 5 minutos mas. El timbre sono y con eso finalizaron nuestras carcajadas. El día paso rápido, conocimos algunos maestros, vimos que compañeros habían logrado pasar de año, para nuestra suerte eran 7 ya que con nosotras eran 10 y lo mas importante, nos dijeron que libros necesitaríamos y que a partir de mañana empezarían las clases en serio. Todavía me acuerdo cuando en la primaria la primera semana se dedicaba a saber que habías hecho en las vacaciones y hacer dibujitos al respecto.
Una vez finalizadas las clases cada una se fue a su infierno personal