La Esclava Dragón |✧| King Baldwin IV

✿ «03» ✿

Han pasado casi siete meses desde que Aynur llegó al palacio. Durante este tiempo los cruzados y ella han trabajado juntos fielmente, logrando vencer al ejército de Saladino en dos ocasiones. Ya que siendo el dominio del sultán tan grande, era difícil tomarlo por completo en una sola batalla. Logrando enfrentarse en las ciudades árabes más importantes. Primero en Alejandría y después en Tikrit, siendo su último objetivo la ciudad de Damasco, en dónde se encontraba el sultán Saladino.

Pero no solo han sucedido grandes avances militares, si no también de amistad y amor. La relación del rey Baldwin IV y la doncella Aynur había florecido bellamente, incluso entre los pasillos del castillo se decía que la peliblanca era su amante, mientras que por los bazares del centro de la ciudad se murmuraba que muy pronto el rey le pediría matrimonio. Estos rumores estaban en oídos de todos en la ciudad, incluso de los miembros del Haute Cour, los cuales estaban nerviosos ante ello.

Baldwin y Aynur no le daban importancia a los rumores que circulaban por los pasillos. Lo único que les importaba era tenerse el uno al otro. Baldwin siempre la acompañaba en el desayuno, se la pasaban horas platicando bajo el cielo nocturno y en las tardes estaban en la biblioteca, recomendandose libros.

Pero en este momento no estaban juntos, ambos se preparaban para combatir en Damasco, Aynur estaba siendo ayudada por sus doncellas, quienes le colocaban su armadura plateada a la joven madre de dragones. Cuando un guardia entra a la habitación, sin antes dar una pequeña reverencia.

— Dama de plata, su majestad la llama. — menciono el soldado antes de irse.

Las doncellas siguen con su trabajo, pero Aynur baja la mirada apenada, recordando lo que había pasado la noche anterior en la habitación del rey.

— Has mejorado mucho.— comenta Baldwin, mirando el movimiento que realizó la joven peliblanca.

Aynur sonrió por sus palabras.

Baldwin la mando a llamar después de una reunión con la Haute Cour, y como siempre salió enojado, la mayoría era gente mayor que tenía pensamientos diferentes a él, pero contaban con gran poder político, así que aún que fuera el rey, era difícil ponerse de acuerdo con ellos. Así que pensó que pasar un rato con Aynur, lo haría sentir mejor, pasar tiempo con ella era su terapia, su bella sonrisa y sus comentarios sarcásticos era lo que le alegraba el día.

— Tengo a un gran maestro.— dijo con diversión —. Ahora soy muy buena.

— Pero no lo suficiente.— respondió Baldwin antes de hacer su gran jugada, ganando la partida.

Aynur al ver lo que acababa de hacer su compañero, se queda boquiabierta.

— ¡No!— se cubrió el rostro sin poder creerlo—. Una vez más.