4: Arreglando errores (No editado)

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Años y años pasan lentamente mientras que pensaba en todo lo sucedido... Los niños, mis hijos, las almas, los animatronicos... Realmente nunca quise que pasara nada de esto... El cómo vi como una de mis creaciones más queridas mataba a mi hijo... El cómo no pude evitar la la muerte de mi hija a manos de la animatronico Baby... El cómo mate a esos niños sin saberlo, escuchando sus gritos de agonía, salpicándome la ropa y zapatos... Y el como había podido llegar a esto, al tener que esconderme de mis propias creaciones, mientras que mi otro hijo encuentra una manera de poder quitármelos de encima. Todos estos son los resentimientos que me atormentaban en esa época y en la actualidad. Por aquel entonces me escondía de todos y todas, todos temían mi cara llena de moretones y mis ojos hundidos por lo tanto la gente solía alejarse de mí, lo cual era mejor ya que todavía tenía algo de esquizofrenia aunque ya más controlada.

La pizzería fue reabierta de nuevo, ya quitando todos los animatronicos Toy y los Spring que ya habían fallado por la misma razón en el restaurante: mordida mortal. Por lo tanto, ya solo quedaban los animatronicos originales: Freddy, Bonnie, Chica y Foxy; en los cales las almas se metieron, también entre ellos escondida me había parecido ver a la marioneta... Ella era la que realmente me entendía de todos, aunque no hablase me escuchaba y se quedaba con su mirada sonriente y al mismo tiempo llorosa. Los animatronicos realmente seguían viéndome como un simple asesino que mato por placer, sin embargo ya no me volvería a esforzar más en vano, sabia ya cuál era el resultado de intentar que me perdonaran. Este restaurante, aun así de tener un mal historial en el pasado se hizo algo famoso entre el vecindario en el cual se ubicaba.

En esos días había decidido una decisión que en esos momentos me pareció la idónea, intentaría realmente proteger a todos los que los animatronicos pensaran que era yo, sin embargo tampoco me quería sacrificar pero lo hacia lo mejor posible, no podía permitir que nadie más muriera por mi culpa y menos cuando yo estuviera presente. Por el momento los animatronicos no se habían fijado en nadie en expreso salvo en mí, que ya me conocen de tantos años de sufrimiento por mi culpa.

Los nuevos propietarios de la pizzería al verme por allí todos los días quisieron que volviera a trabajar allí, yo les había dicho que no quería ya que realmente estaba allí por obligación, sin embargo me convencieron al decirme que podría trabajar haciendo llamadas preparatorias para os empleados desde mi casa. Ya estaba algo viejo, y necesitaba algo de dinero para que en algún futuro alguien me cuidase cuando no me pudiese valer. Trabaje así durante días y días haciendo las llamadas para todo tipo de trabajadores, en especial los que se encargaban de vigilarlos y de arreglarlos, durante todo el tiempo intentaba que el guarda nocturno, el cual era uno de los que más probabilidades de morir tenia al estar tanto tiempo con ellos por la noche, que él se defendiera por todos los medios, incluso antes de que el llegase hice que instalaran unas puertas de metal electrónicas en la oficina por mayor protección para él.

No le hice mucho caso a la nota que me habían dado la cual decía que me escondiera de ellos y que no me acercara más hasta que el avisase, sin embargo no podía dejar que más murieran por mi culpa y no pude evitar no hacer caso a esa nota que decía lo contrario.

Un día, en el cual yo llegaba a mi casa, al llegar me había encontrado una nota pegada en la puerta de esta, otra nota de mi hijo, la cual rezaba: "Ya tengo la forma de que expiren"

Purple Remorses. [ACTUALIZACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora