La voz fuera del vehículo es gruesa y nos penetra hasta las entrañas. Me agarro un costado de mi cintura y siento la empuñadura de una espada. La saco de su vaina y veo lo grande y brillante que es. Mi reflejo esta en su filo, veo mi cara de preocupación. Dos lineas de sudor me traspasan los costados de mi cara. En la hoja de la espada logro ver un gravado, pero esta en un idioma que no puedo entender, y bajo este se encuentran los mismos trazos que habían en toda aquella habitación y en las espadas de mis compañeros.
Luna y los demás se toman unos segundos para observar mi aspecto. Se que luzco agotado, o simplemente me veo aterrado.
Pongo las manos firmes y tomo la espada desde la empuñadura que es la forma de dos alas extendidas y pongo de nuevo la afilada hoja en su lugar.
Los demás sólo se quedan ahí sentados. Fred viendo un hacha que tiene en las manos, Luna observándome, Rosh con un arco en las manos y detrás de él pueden verse las flechas que están guardadas listas para ser lanzadas y Félix ahí, sentado, simplemente observando el suelo, perdido en sus propios pensamientos. No puedo evitar verle la cicatriz que tiene en su cara, me pregunto por qué o quién se la hizo.
El sonido de la puerta habiéndose me saca de mis pensamientos. Brinco del asiento y me poco cerca de los demás.
La luz comienza a entrar en el umbral donde nos encontramos. Logro oír a un ave cantar y varios aleteos que se alejan rápidamente.
La puerta se habré del todo y deja a vista el paisaje de afuera.
Veo un campo verde que se extiende hasta las lejanías de allí, los arboles forman un largo camino hasta las montañas que se logran divisar por medio de la puerta.
Un cuerpo tapa mi vista y veo en su ropa que de su costado hay un espada envainada.
-Bueno chicos, ¿no piensan bajar?- la voz es tormentosa y no me da mucha confianza. El hombre parado fuera del auto y en la puerta de éste, asoma la cara para vernos a nosotros y nuestros rostros aterrados.
-Vamos chicos, no voy hacerles daño.
Rosh es el primero que se anima a salir. Se desliza hacia adelante y una vez que esta fuera se pierde en un costado y lo pierdo de vista.
Tomo el valor necesario y lo sigo.
Tener que explicar esto es tan difícil cómo explicar lo que me ha sucedido en las ultimas horas. Un gran campo lleno de árboles se presenta delante de mi. El aire es tan fresco y rosa mi cara y se siente tan bien. Paso a lado del hombre que nos ha hablado con un poco de miedo.
Rosh esta volteando para otro lado, con la mirada fija. El aire mueve su cabello de un lado a otro.
-Oye, ¿por qué has salido sin decirnos nada?- comienzo a decirle pero no me contesta. Lo veo y esta anonadado, como si hubiera sido hipnotizado por algo. La mira fija y perdida.
-Hey- le digo de nuevo - ¿has escuchado lo qué te dije?.
Sigue sin responder, pero en eso, comienza a levantar su brazo derecho y señala algo. Yo me quedo viéndolo y volteo a la dirección que señala y ahora entiendo todo, porque yo también me quedo idiota como él.
Lo que Rosh y ahora yo estamos viendo, es un gran castillo en una montaña. Pero no sobre la montaña, literalmente dentro de la montaña. El coloso se encuentra tallado con la misma piedra. Una construcción monolíticas y su forma particular que tiene este castillo le da la imagen como si se estuviera fundiendo dentro de la tierra ya que las plantas han comenzado ha crecer alrededor de este y le dan un color verde que hace que se mezcle con los colores de la montaña.
La copa de un árbol sale de adentro del castillo. Gracias a mi madre que me enseño a reconocer varios tipos de árboles puedo saber que ese es un sauce. Su copa se alza presumiendo que ha florecido.
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La Unión De Los Ángeles
FantasyNoah es un contador de veintidós años que no esta a gusto con lo que hace así que decide renunciar a su trabajo, pero no fue una decisión propia. Con la llegada de un joven extraño a su vida, todo para él cambia. Las aventuras, los viajes con los qu...