La lista

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Harry siempre había esperado a Louis desde que tiene memoria.

Y aquel día en el colegio no era la excepción.

Él lo esperaba cerca de la puerta de salida, sentado como indio sobre el pasto de una de las jardineras del lugar. Con su mochila en la espalda, y la lonchera en su regazo, se mantenía tranquilo observando a los demás niños. Unos charlando, otros apresurados. No había mucha diferencia con los días anteriores.

Mientras tarareaba una pequeña canción que aquella mañana había escuchado en la radio del auto, se percató de cierta cabellera pelirroja que avanzaba cerca de su posición, haciéndolo olvidar la melodía en su cabeza.

Se trataba de una de las niñas de su clase, Cristi, quien siempre se sentaba hasta el frente del salón. Era inevitable no identificarla con aquel color de cabello.

Se le quedo mirando por bastante tiempo sin darse cuenta, pensando en cuan bonito combinada su cabellera con aquel vestido verde que llevaba, y cuan inteligente se había mostrado al contestar cada pregunta sobre la clase que dio el profesor Liam aquel día. Y sus ojos verdes, sí, eran parecidos a los suyos, aunque no tan bonitos como los de...

—¿Qué miras, ricitos?

Sintió como el pulso se le aceleraba de golpe, brevemente petrificado.

Giró su rostro hacia atrás y se encontró con Louis a sus espaldas, el cual en vez de estar mirándolo a él, se encontraba buscando aquello que había estado observando con tanto fervor hacia unos momentos.

Y cuando al parecer lo encontró, una sonrisa pícara apareció en su rostro.—Oh, Cristi ¿he?

Harry comenzó a sentir el pánico crecer en su pecho. —Yo-o... solo...

Louis no lo dejó terminar de explicarse antes de que tomara su mano y lo jalase para levantarlo de un tirón, sin que palabra alguna saliese de su boca. Pero aquel silencio, junto con aquella sonrisa, no le hacían ningún bien a la pobre cabecita del rizado. Quien temía por todo aquello que, suponía, tenía que decirle su mejor amigo.

«¿Acaso está enojado?... ¿Se burlara de mí? ¡Por favor, por favor, que sea lo segundo!» Pedía y rogaba el pequeño en su interior, mientras era guiado por su amigo a la salida del colegio, sin que este soltase su mano. El toque usualmente lo animaba, pero aquel día no era el caso.

Caminaban por la acera en camino a la casa del ojiazul, la cual se encontraba relativamente más cerca que la de Harry al colegio. Era por eso que siempre pasaba parte de la tarde en el hogar de los Tomlinson, a espera de que su mamá lo recogiera después de su trabajo.

—Oye Harry— lo llamó Louis a su lado, el cual seguía sonriendo deslumbrante—. ¿Te gusta Cristi?

—¿He?— ¡Y boom! Eso no se lo esperaba—. ¿Gu-ustar?

—Sí, ya sabes— dijo Louis, sin apartar la mirada del camino—. Como cuando una persona te parece linda y quieres estar con ella ¡Como en las películas!— lo miró en aquel instante—. ¿Y sabes qué? ¡Creo que a mí también me gusta!— lucia emocionado, y Harry no comprendía el porqué.

Él en cambio, había comenzado a maquinar una idea, y junto con ello un viejo recuerdo lo invadió de algunos días atrás con su hermana mayor. Un solo comentario que lo abstuvo de contestar a la pregunta de Louis en todo el camino.

Cuando se encontraron frente a la casa de los Tomlinson, el ojiazul abrió la puerta sin dudarlo, sin dejar de arrastrar a Harry tras de sí. —¡Llegamos Mamá!— gritó él, en camino a la puerta trasera—. ¡Estaremos en el árbol!

—¡Hola, mamá Johanna!— gritó Harry, recordando saludar en el último momento.

—¡De acuerdo, cariño!— gritó una mujer desde alguna parte de la casa—. ¡Hola Harry! ¡Yo les aviso cuando sea hora de almorzar!

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2017 ⏰

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¿Quién se enamora primero? «Larry Stylinson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora