Capítulo I

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Vaga por nuestro círculo, vuelve a casa.

Lydia se encontraba caminando con suma cautela por el espeso bosque, observando con atención para reconocer el lugar.

— ¿Cómo llegué aquí?— se preguntaba constantemente.
No recordaba siquiera haberse vestido con el atuendo con el que iba. No era como si de vez en cuando no ocupara el color negro, pero aquella ocasión parecía que iba de luto.

A lo largo y ancho del bosque escuchó el chillido agónico de un animal o de algún humano. Buscó con la vista qué carajos había sido aquello, quién o qué lo produjo, pero lo único que vio fue el tronco cortado casi hasta la raíz y que nunca volvió a crecer como un árbol normal. Por que ese árbol no era ni de cerca normal.

De entre la penumbra cabalgó un caballo que estaba en los meros huesos hasta llegar al nemeton, dando un par de vueltas a su alrededor, esperando a alguien. Aquel animal de aspecto espectral vio a la pelirroja. Rápidamente corrió en dirección a ella.
Lydia no pudo hacer otra cosa —sobre todo por el estado de shock en el que se hallaba— mas que gritar agudamente, como su Bashee lo exigía.

El grito llegó a aturdir a su compañera de habitación.

— ¡Lydia! ¡Lydia!— llamó Malia, sacudiendola.
De manera súbita la pelirroja despertó totalmente exaltada y con la garganta seca por gritar.
— ¿Qué, qué ocurrió?— preguntó confundida.
— Dime tú— respondió tomando asiento a lado de ella—. ¿Has tenido una pesadilla?
— No, no lo recuerdo— exclamó pensativa.
La joven Hale sólo sonrió ladina y se levantó de la cama para volver a la suya.
— Trata de dormir un poco, recuerda que al rato partiremos a Beacon Hills— expresó acurrucandose en su cama.
— Si. Buenas noches— finalizó haciendo la misma acción que Malia.

La joven Martin y la joven Hale quedaron de verse en un motel aledaño un día antes de partir hacia Beacon Hills para hacer menos pesado el viaje —y por que Malia no contaba con un auto ya que por «accidente» lo estampó en la casa de un sujeto—.

Habían pasado algunos años desde la últimas vez que toda la manada de Scott se había reunido.
Algunos se vieron, otros estuvieron severamente concentrados en sus carreras como universitarios.

Los últimos años de preparación superior solían ser los mas inmisericordes que al principio.
Por eso, el verse todos en ese verano en su pueblo natal era un verdadero milagro.

•••

A muy temprana hora se encontraba Stiles manejando muy entusiasmado. Previamente había hablado con su padre sobre su visita y estancia durante las vacaciones de verano.
Él, muy alegre, lo recibió con los brazos abiertos.

— No sabes cuánto esperé por que vinieras de nuevo— dijo el Sheriff Stilisnki mientras abrazaba cariñosamente a su hijo.
— Perdón, es que la univ...
— No hace falta que expliques— interrumpió el Sheriff-, sé que eres dedicado.

— ¡Stiles!—Gritó Scott desde la entrada de la comisaria.
A lado de ella estaba Lydia seguido de Malia.
— ¡Scott!— tan pronto como lo vio corrió hacia donde estaba.
— Hey, hola hermano—exclamó el latino abrazando fuertemente a su mejor amigo.

Un carraspeo por parte de la pelirroja le hizo voltear en dirección a ella.

— No me vas a saludar, Stiles.
— Claro que si, Lydia— la sonrisa que se le dibujó al verla fue auténtica y sincera.

Stiles y Lydia mantuvieron una relación amorosa al finalizar la preparatoria y se mantuvieron juntos cerca de año y medio. Desde la última vez que se vieron —hace un año atrás— Stiles se sinceró con la pelirroja, hablándole de la verdad sobre lo que sentía por Derek, muy a pesar de que él ya no estuviera.
Ella se sintió engañada, pero con el tiempo comprendió.

— Escuché que estás comprometida con Jacksson— dijo el joven Stilinski rodeandola con sus brazos, uniéndose en un cálido y amistoso abrazo.
— Si, así es— respondió contenta.
— ¿Y por qué no está aquí?— preguntó, buscándolo con la vista.
—Por que aun guarda algo de recelo— exclamó con una mueca—. Y emm, ¿has sabido de él?— inquirió, refiriéndose al lobo de ojos verdes.
— No— contestó de inmediato.
— Oh.
— Estoy bien, no te preocupes— concluyó, alejándose de ella.

— ¿Y a mi no me saludaras?— preguntó Malia indignada, cruzándose de brazos.
— Claro que si— acto seguido Stiles abrazó a la coyote muy efusivo.

Después saludarse entre todos e intercambiar anécdotas cortas con respecto a la vida que han llevado, decidieron dar una vuelta al centro comercial.

La joven Hale observó asombrada el Jeep azul de Stiles, le impresionaba que aun estuviera aparentemente en una pieza.

— ¿En verdad aun tienes ese cascajo viejo?— preguntó Malia sin tacto alguno, refiriéndose al Jeep azul que tantas cosas pasó.
— No le hagas caso, nena. No todos te ven como yo te veo— exclamó el joven Stilinski dirigiéndose al auto, dándole caricias en el cofre.

Los demás presentes rieron por lo bajo para no molestar a Stiles y su momento romántico con el Jeep.

Malia y Lydia subieron al auto de ésta última. Por su parte, Scott y Stiles se subieron en la preciada nena de color azul cielo.
Siguiendo a la pelirroja se dirigieron al centro comercial.

Mientras conducía Stiles, vio un Camaro negro que iba del lado contrario al de los chicos, lo que provocó un ligero descontrol en el Jeep y casi un accidente.

— ¡Fíjate por donde vas, idiota!— Gritó el conductor con el que casi se estampaba de frente.
El pitido del claxon de aquel auto fue aturdidor pero eso fue lo que lo trajo en sí, lo cual agradeció internamente.

— ¿Qué pasó allá?— preguntó Scott agarrado del asiento cual gato negándose a bañar.
— Nada, una leve distracción— justificó rápidamente, fijando su vista al frente.

Por lo acelerado que estaba el corazón de Stiles supuso que fue debido al tremendo susto. Mas no quiso indagar, por que él también vio el Camaro.

Media hora mas tarde llegaron al estacionamiento del centro comercial.

— ¿Estás bien?— interrogó la pelirroja, que llegaba corriendo con Malia, luego de estacionar su auto rojo.
—Si, todo bien— sonrió de lado—. Bueno, ¿vamos a ir o me seguirán interrogando?
— Vamos, pues.

Todos se encaminaron a la entrada principal del centro comercial, de ahí fuero a un restaurante de comida rápida para almorzar.
Fueron incluso al cine —aunque durante la función Stiles y Scott se quedaron dormidos—.

En su paseo se encontraron con Isaac —lo cual podría catalogar como un auténtico milagro de verano—, a Danny y a uno de los gemelos, incluso al entrenador de Lacrosse.

El chico de los rizos decidió que pasar tiempo con sus antigüos compinches de batalla sería no buena, sino excelentísima idea.

— Qué bueno es verte de nuevo, Isaac— exclamó Malia.
— Lo mismo digo de ustedes— respondió recorriendo a todos con su mirada—, parece que la tierra se los tragó y los escupió en cualquier parte de Estados Unidos.
— Se llama «continuar con nuestras vidas»— intervino Scott.
— Hey, ¿qué me tratas de decir?
— ¿Qué has hecho de tu vida?— interrumpió rápidamente la pelirroja, mirando a Lahey.
—¿Eh? amm, no mucho— contestó pensativo—, solo he estado trabajando.
— ¿Nada sobrenatural ha pasado por aquí?— inquirió Stiles.
— Por supuesto que si— respondió con obviedad—. La manada de Liam los ha afrontado. Y bueno, les he ayudado una que otra ocasión.

La plática continuó amena, nada perturbo aquella tranquilidad con la que llegaron a Beacon Hills.

Después de dar vueltas y vueltas —y de visitar cuanta tienda de ropa pudo Lydia— se dignaron a ir cada quien a casa de sus padres a descansar. En el caso de Isaac, fue al Loft donde alguna vez vivió Derek.

Todas esas atrocidades que pasaron cuando eran jóvenes quedaron en el pasado.

Todo parecía indicar que el Nemeton cesó su maldición.

Calling from the wild [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora