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"Eso fue una sonrisa lasciva"

Minutos más tarde, ya se encontraba recostado sobre el aun destendido cobertor de la cama, pero su nuevo cuerpo no era ajeno a la ingesta, por ello se vio obligado a acercase a la nevera, que días antes había sido llenada a tope.

Arroz, dos salchichas fritas y un gran paquete de papas, fueron su banquete noctámbulo.

Y al igual que la tortuosa noche anterior, su cuerpo cayó ante Morfeo, en el sillón color café con líneas blancas de la sala.

_*_

La alarma sonaba incesante desde la habitación, el día previo había sido una mierda... Este sí mejoraría, claro que sí.

-Y empezamos el día con pie derecho- Murmuró sarcástico, mientras veía la gran mancha roja que se encontraba dibujada en el fino mueble. -Maldito sea el día que nací- Masculló al momento de levantarse e ir por un limpión. Siendo un completo inexperto en el tema, se dio cuenta que debía recurrir a la única ayuda confiable en aquel momento... Internet.

-¿Cómo desmanchar de sangre un sillón? – El ordenador arrojó cuantas sugerencias hubiese imaginado. -¿En serio pasa tan seguido?- Su ágil vista buscaba la opción más simple y verdadera.

"Puedes usar agua caliente y jugo de limón" "Yo puse gaseosa negra sobre la mancha y desapareció" "Si la mancha ya está seca, no te preocupes, usa jabón en polvo y un poco de agua"

-Esa- Una vez escogida la menos peor opción, corrió al lavadero y buscó la gran bolsa, luego una toalla limpia y agua. Caminó con los elementos en sus manos, como si su vida dependiera de ello, cuando estuvo frente a lo que fuese su pesadilla, se arrodilló, aplicó un poco de jabón, remojó la toalla y comenzó a refregar con fervor.

- ¡AHORA SÍ JAEB...! - La chica se encontraba de pies junto al gran mueble, pues al escuchar tal estruendo de la puerta siendo abruptamente abierta, su corazón casi había dejado de latir.

La vista de Jinyoung bajó directamente al mueble...

- ¡NO MIRES! - La fémina se arrojó encima del mueble, para evitar una mayor vergüenza.

- ¿Pero qué diablos? -

-No preguntes nada-

- ¿Dónde está Jaebum? ¿Por qué sigues aquí? ¿Y qué carajos le hiciste a la silla? -

-Jaebum soy yo, porque es MI apartamento y no te incumbe-

- Déjate de idioteces y dime ¿En dónde putas se metió Jaebum? - Su paciencia había tenido suficiente el día de ayer, y ahora la chica seguía ahí, en el apartamento de su novio, ligera de ropa, y con un misterio en el sofá.

-Jinyoung por favor, no me molestes más y vete, estoy ocupado- Volvió a hincarse frente al mueble, mientras los pasos del menor se acercaban. -Te dije que te fueras­-

-¿Manchaste el asiento?-

-Sí, tuve hemorragia nasal, eso es todo-

-¿Tanto?-

-Si, tanto. Deja de preguntar-

-No te creo mucho-

-Tu problema, no el mío, largo-

La chica continuó con su labor mientras el joven se desplazaba al interior del apartamento, le perdió de vista cuando ingresó al pasillo, aun así, sabía perfectamente a donde se dirigía, la habitación principal. Escuchó como las cosas eran revolcadas, como de la boca apetecible del muchacho salían malas palabras enviadas hacia su persona, y, fugazmente recordó la razón del porque se encontraba arrodillado junto al mueble de la sala. Nuevamente su mano retomó la acción de refregar con fuerza, y su mente la de rogar que Jinyoung no volviera a dirigirse al salón principal.

-¿Por qué traes tu ropa aquí?- Escuchó.

Porque es mi casa!-

-¿¡De cuando acá es tu casa!?- Los pasos se aproximaban eventualmente.

-Desde que compré este apartamento- Su mirada no se despegaba del ahora rosáceo manchón.

-Desde que te le metiste a Jaebum-

A continuación, lo único que se escuchó fueron los gritos de dolor de la chica. Su cabello era halado con fuerza, mientras que su cuerpo era arrastrado a la salida del apartamento, sujetaba como podía con sus manos su cuero cabelludo mientras que sus piernas se movían frenéticamente al compás de sus gritos. La adrenalina recorrió su cuerpo en un santiamén, sus pupilas se dilataron, sus músculos se tensionaron y su corazón latía como una válvula bajo presión, su vista se fijó en la mesita de entrada al apartamento, la pequeña decoración metálica con forma de elefante fue estrellada en la pierna del agresor.

Los gritos de dolor junto con los gemidos de la chica no alertaron a los vecinos, que vagamente continuaron sus oficios, el cuerpo femenino se levantó prontamente para dirigirse a la habitación principal, una vez cerró la puerta recostó su cuerpo en ella, mientras prestaba atención a los pasos de su persecutor. Su pecho subía y bajaba, sus piernas temblaban y su cabeza dolía horrores, tanto que no había sentido como por su pierna derecha se resbalaba un líquido escarlata oscuro.

La puerta comenzó a ser golpeada con violencia, pero usaba su humanidad como objeto de bloqueo, hasta que sintió un fuerte retorcijón en su ingle, que le hizo languidecer. Junto a la puerta se divisaba la figura fúrica del menor, el cual no tuvo inconveniente al arrojar el cuerpo de la chica sobre la cama.

-Te gusta ser zorra ¿No? -

-Detente Jinyoung, te lo suplico-

-No te lo dije pero tienes un cuerpo espectacular.

Las manos del joven se paseaban por el torso de la chica, quien vanamente intentaba salir de debajo del cuerpo ajeno. Con el cuerpo de Jinyoung sentado sobre su cadera, impedía su punto de equilibrio y defensa.

- ¡Contrólate pareces un maldito animal! -

-Eso soy... Espera, porque eso somos, somos animales que actuamos bajo instinto- Iba a continuar con su acción, hasta que bajo su vista al short manchado de la chica. - ¿Estas menstruando? -

No hubo más sino las lágrimas deslizándose por las mejillas de la joven, su fortaleza y dignidad habían quedado por el suelo y aquello no tenía marcha atrás, sus manos cubrían su rostro, con fuerza apretaba sus ojos y su corazón había bajado su ritmo, ahora todo su ser se sentía pequeño.

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¿Cómo han estado lectores? ¿Mucho calor en sus países? Aquí está que herve la ciudad.


Yo, no soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora