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—Ojala el padre de Frank no te mate—murmuro Lynz, riendo con burla cuando todos se sentaron a almorzar.


Gerard gruño e ignoró su comentario. De inmediato Ray y Brian miraron a Gerard con sorpresa, porque él no le había mencionado eso más que a Donna, y de la nada la bruja de Lindsey parecía saber todo el chisme.

La odio a sobremanera.


—Wow, así que su relación es formal—inició Ray, arqueando una ceja—. Me alegra.

—No me gustaría estar en tu lugar, amigo—aseguro Brian, palmeando su hombro, y todos asintieron de acuerdo con Brian.

— ¿Cómo te enteras de todo, bruja?—gruño Gerard, provocando que Lynz riera con diversión—Solo lo sabe Donna, y no creo que Frank te haya contado la historia—rodó los ojos.

—Tengo mis contactos—avisó la chica, sonriendo con suficiencia y dando una mordida a su barra de chocolate—. Pero dejemos de lado el tema amoroso de Gerard, ¿van al viaje que organizo Jane?


Todos resoplaron ante esto.

Jane, una compañera de su facultad que se había ganado la popularidad por organizar una increíble fiesta a la que ninguno de ellos había ido, estaba organizando un viaje a una playa, alegando que eran jóvenes y eso estaba bien.


—Diablos, no, mi hermana cumple 16 y quiere ir a Disneylandia—avisó Ray, rodando los ojos.

—Yo iré—avisó Brian, sonriendo como un niño ante la mueca de Gerard y Lynz—. Oh, no, no quiero escuchar sus quejas sobre lo superficial de nuestros compañeros, quiero beber, fumar y escapar un fin de semana de mi terrible hermano menor y sus tareas de fracciones.

—Sí, como si fuera tan sencillo—murmuro Lynz, rodando los ojos—. A mi madre casi le da un infarto cuando le dije de qué iba la cosa.


Todos comenzaron a reír de inmediato; conocían a la madre de Lynz, y ella solía ser un tanto conservadora, lo que le traía continuos problemas a su única hija. Sin embargo las risas pararon cuando vieron a Frank acercarse a su mesa, tirando su mochila a un lado y saludando a todos con un ademán, para después ir con Gerard a besar sus labios son rapidez.


—Diablos, ¿qué te sucedió? —cuestiono Gerard, haciendo una mueca cuando aquellos labios se separaron de los suyos y notó un rastro de sangre desde sus labios.


Frank sonrió y se encogió de hombros, sentándose en aquella mesa con los amigos de Gerard, entonces todos pudieron observar como traía la corbata desarreglada, la camisa blanca con sangre y tierra, y la mejilla derecha rasguñada.


—Bueno...—murmuro Lynz, quitando un segundo sus ojos de la ropa de Frank y volviendo a mirar a sus amigos— ¿Y tú, Gerard, vas al viaje?

—No creo, debo conseguir un empleo o Donna va a echarme de la casa—frunció el ceño.

—Mi amigo está buscando empleados—avisó Frank, tomando por sorpresa a todos—. Está trabajando en una tienda de discos del centro, pero su padre busca empleados—aclaró.

— ¿Puedes llevarme? —cuestiono Gerard.


Frank asintió y volvió a besar sus labios con suavidad, riendo con la mueca de Gerard por el sabor a sangre de sus labios.

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La charla terminó abruptamente con esto, acababan de tocar el timbre para entrar a clases y ahora todos tenían clase. Ray y Brian se despidieron y caminaron juntos hacia la biblioteca, dejando a Lynz sola con ambos hombres.


—Vamos, Gerard, tenemos Historia del Arte—aviso Lynz, haciendo una mueca por la terrible asignatura.

— ¿Puedo robártelo un segundo? —preguntó Frank, tomando el brazo de Gerard antes que este se levantara.

—Claro, todo tuyo—murmuro la chica, encogiéndose de hombros y sonriendo—. Suerte, chicos.


Ambos vieron a Lynz desaparecer hasta su salón, cruzando todo el patio para esto. Y una vez que ninguno de los dos pudo verla, Gerard volteo a ver a Frank.


— ¿Qué te sucedió? —preguntó Gerard, frunciendo el ceño mientras tocaba el labio de Frank.

—No lo toques, duele—murmuro Frank, haciendo una mueca.


Gerard sonrió y beso la comisura de su labio sano. Frank lo tomo entonces del brazo y se lo llevo con él hasta la parte de atrás de la biblioteca, en donde fácilmente podían saltar la barda sin ser vistos por nadie más; claro que había que convencer a Gerard.


— ¿Quieres que salte, de verdad? —cuestionó Gerard, arqueando una ceja.

—Si te caes no dolerá—aseguró, sonriendo y tomando su mochila con una mano antes de lanzarla del otro lado de la barda—. No voy a obligarte, si no quieres venir conmigo puedes volver a tu clase de Historia del Arte—sonrió un poco.


Gerard frunció el ceño y miro como Frank tomaba con fuerza los barrotes e impulsaba su cuerpo para después mirarlo desde arriba, con una sonrisa divertida ante el debate moral que estaba teniendo la cabeza de Gerard.


—Anda, ven, soy muy divertido—murmuro Frank, riendo como un niño.

—Estás loco—aseguró Gerard haciendo una mueca, pero sonriendo al final—. Si nos descubren diré que intentaste secuestrarme.


Frank rio como un loco y saltó del otro lado de la barda, esperando a que Gerard lo siguiera. A éste le costó trabajo, pero al cabo de 5 minutos estuvo junto a Frank, preguntándose a donde iban ahora, o porque demonios Frank llevaba la ropa hecha un asco y un rasguño en su mejilla.


— ¿Vas a decirme que te paso? —pregunto Gerard, una vez que ambos caminaban con sus respectivas mochilas.

—Solo si me dejas lavarme en tu casa—murmuro Frank, sonriendo de lado y mirando a Gerard.


Way asintió y ambos caminaron a su casa, en donde su madre trabajaba y no llegaba hasta las dos de la tarde, lo cual les daba tres horas para hacer lo suyo antes que la mujer notara la temprana aparición de su hijo.

Cruzaron la puerta en silencio, caminando inmediatamente a la habitación de Gerard, en donde había una puerta que conducía directamente al baño. Una vez en este, el mayor le hizo sentarse en el retrete mientras se encargaba de sacar algodón y alcohol del botiquín que había ahí.


—Me pelee con Mikes—murmuro Frank, Gerard se sorprendió con ésto y dejó caer un segundo el algodón, recuperándolo de inmediato—. Cosas de niños, tú entiendes—se encogió de hombros, siseando cuando sintió el alcohol cerca de su cara.

Demon Lover   |Frerard|Where stories live. Discover now