《Sonríe》
Ringo miró a los recién llegados, al igual que George, quién analizaba la situación en silencio, aún algo desconcertado por el comportamiento de McCartney.
-Disculpa.- dijo uno de los chicos recién llegado, de contextura delgada y ojos verdes -¿trabaja aquí un chico llamado Paul McCartney?
Ringo iba a contestar, pero fue interrumpido por George.
-No.- dijo con tono seco.
-¿Y qué te metes tú? No trabajas aquí.
-¿Y quién dice que no, idiota? Acabo de llegar.
-¿Y por qué no entras por la puerta de atrás? -preguntó el más bajo de los tres.
-¿Por qué no mejor cierras la boca? Si siguen interrogandome le daré a cada uno una patada en el trasero.- dijo molesto, recalcando aún más su acento británico.
Los tres chicos se miraron entre sí y salieron de la tienda.
George miró a Ringo quién al notar que el trío de chicos se había alejado lo suficiente, corrió a la cocina, en dónde todo estaba en perfecto orden y aún así no veía por ningún lado a Paul, hasta que dió con él. Estaba apoyado en la pared pegada a la tienda, por lo que Ringo no lo vió cuándo entró.
-¿Ya se fueron?- preguntó con voz temblorosa, abrazándose a sí mismo.
-Si, Paul. Ya se fueron.- dijo sonriendo de forma calma, pero Ringo estaba tan intrigado por saber quiénes eran aquellas personas y el porqué Paul había reaccionado así, que tuvo que hacer esfuerzos sobre naturales por no soltar una pregunta estúpida que incomodara al menor -¿Quieres agua?- fue lo primero que pudo decir.
El pelinegro asintió repetidas veces, fue guiado hasta la gran mesa que ocupaba gran parte de la cocina. Paul se sentó y Ringo corrió en busca de un vaso con agua que entregó al menor, quién bebió del fresco líquido.
-Será mejor que vaya a ver a George.- habló el ojiazul, que cómo respuesta recibió un asentimiento por parte del de ojos color hazel.
Salió a la tienda en dónde aún estaba Harrison, mirando a la nada.
-Lamento la demora.- habló asustando un poco al chico.-No hay problema.
-... Gracias por lo de hace rato; de seguro que si no intervenías yo pude haber dicho que Paul trabaja aquí. Quizá cuántos problemas la hubiera dado.
-No te preocupes. ¿Él está bien?
Asintió-. Aún algo asustado, pero no sé a qué se debe... No me atreví a preguntar.
-Creo que es mejor que no le preguntes nada, al menos por el momento.
-Tienes razón.
* * * * *
Era un nuevo día en la tienda, Paul lucía mejor, pero no era así realmente, ya que no quería preocupar a Brian actuó cómo si nada hubiese ocurrido y nada le preocupara, pero lo cierto era que estaba asustado, tenía miedo de que en cualquier momento esos tres entraran por la puerta y él no tuviese lugar en dónde esconderse, lo que provocara que cada vez que la campanilla sonara, Paul diese un salto.
La campanilla sonó.
Paul subió la mirada, dejando de lado la caja color rojo manzana que le había llamado la atención, era un nuevo color.
Al fijar su mirada en la puerta, se encontró con George.Guardaron silencio, un rato largo e incómodo; McCartney pensó que de seguro George quería que fuese a llamar a Ringo para ser atendido por él, pero lamentablemente Ringo había vuelto a hacer un encargo como "aquella vez".
-Lo siento. Ringo fue a hacer un encargo.- dijo con voz suave, jugando con la tapa de la caja, subiendo y bajandola.
-No importa. Puedes atenerderme tú, ¿verdad?
El pelinegro se sintió sorprendido, pero rápidamente asintió. George debía tener mucha hambre cómo para decirle eso.
-¿Qué llevarás?
-Dame dos muffins.
-¿Sólo eso?
-Si, sólo eso.
Paul sacó los dos muffins del mostrador, ayudado de unas pinzas y echando los pastelillos en una bolsa de papel.
-Por cierto... Ringo me contó lo que hiciste por mi ese día.-vaciló en si debía proseguir, pero después de unos segundos, continuó -Yo solo... te quería dar las gracias, así que... Gracias.
Asintió-. De nada.- Paul entregó la bolsa con los muffins y Harrison pagó -Nos vemos, Paul.
El menor salió de la tienda, dejándo a Paul sin habla. ¿Aquellas palabras habían significado que podrían volver a hablar?
Paul sonrió cómo estúpido. Un estúpido feliz.
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Accept me [McHarrison]
FanfictionPaul McCartney, un chico de veintitrés años y homosexual que intenta retomar su vida en la sociedad después de que los que decían ser sus mejores amigos descubren su orientación sexual y lo dejan en depresión por dos meses.