Se me escapó un te quiero

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Spice!
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Ven, hazte adicta a mi sabor
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ADVERTENCIA : este cap contiene lemmon, el primero que hago. No me hago cargo de lo que le pueda ocurrir apartir de ahora (?

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Las manos de Len agarraban con fuerza los glúteos de su hermana, quién estaba sobre él, mientras sus sexos se rozaban tras la tela de ambos pantalones, las únicas prendas que aún conservaban en un momento clave en el cual el uno se había deshecho de la camisa del otro. Sus labios se resistían a separarse, como si a la mínima distancia a la que se alejaran, aquél sueño se desvanecería. La rubia recorría con sus manos el torso tan trabajo de su hermano, disfrutando la reacción que le producía su roce. El deseo le nublaban la mente y la razón parecía haberla abandonado pese a que aún había algo que le gritaba desde lo más profundo ser la locura que estaba cometiendo. Ella solo se dejaba llevar y él la guiaba encantado.

Len, con delicadeza, volteó el cuerpo de su hermana, colocándose sobre ella. Su boca comenzó a descender hasta su cuello, dejando un pequeño rastro de besos; mordiqueó su piel y la succionó, marcando territorio más de una vez.

— Len... —Suspiró su hermana, agarrando con fuerza su rubio cabello. Él sonrió con picardía, acariciando su cuello con sus labios y acercándose peligrosamente a su oído.

— Estoy impaciente por descubrirte. —Le susurró con su voz más seductora. Rin se mordió el labio, notando arder sus mejillas y cómo el calor ahí abajo se intensificaba.

Su hermano atacó de nuevo sus labios, bajando una de sus traviesas manos por el torso desnudo de su hermana, provocándole escalofríos. Su rostro no tardó en seguir el mismo recorrido, besando cada poro de su piel y acariciándola con sus labios, sin perder de vista la expresión de Rin. Llegó a la cintura de sus leggins y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro. Sus dedos se aferraron a éste y comenzaron a jugar. El corazón de Rin latía frenéticamente mientras observaba con inquietud y deseo a su hermano.

— ¿Sabes lo mucho que amo estos leggins? —Canturreó, dejando ver un poco las bragas color naranja de su hermana—. Te hacen el culo tan grande y bonito.

— ¿Lo de fastidiar los momentos viene integrado en tu pack de servicios? —Rin fulminó a su hermano con la mirada. Len soltó una leve carcajada.

— No, lo de fastidiar es algo que solo guardo para ti. —Le confesó, pasando su dedo por las piernas de su hermana, cerca de su sexo—. Me pregunto qué pasará si paso mi dedo por aquí... —Rin soltó un chillido, roja como un tomate, cuando Len acarició con su dedo su zona excitada. Él alargó su sonrisa—. Vaya, vaya...

— Cierra el pico, cacho idiota. —Jadeó Rin y él sacó su lengua.

— ¿Cómo me has llamado? —Volvió a pasar su dedo por la misma zona y Rin cerró sus ojos, volviendo a morder su labio para evitar soltar algún gemido—. No te aguantes, Rinny. —Len volvió a inclinarse sobre el rostro de su hermana, quien abrió sus ojos al notar su presencia. Él frotó su nariz con la suya, en un tierno gesto antes de besar de nuevo sus labios—. Me muero por tocarte y entrar. —Murmuró entre beso y beso, sin embargo, Rin sintió un pinchazo de responsabilidad tras esa confesión.

— Len, te-tengo que contarte algo. —Susurró, poniendo su mano con delicadeza sobre los labios de su mellizo, deteniéndole. Él la observó con curiosidad y Rin tomó una gran calada de aire—. No... no soy virgen. —Soltó finalmente, sin pensárselo dos veces y temiendo la reacción de su hermano.

          

Len abrió sus ojos como platos, pensando que le estaba tomando el pelo. Se alejó de ella y se sentó, atónito. Sentía su sangre hervir y, de un momento a otro, deseó darle una paliza a quién osó tocar a su hermana y arrebatarle su virginidad. Para él era algo serio, por ello evitaba hacerlo con chicas inocentes.

— Di algo, por favor. —Pidió Rin tras enternos segundos de silencio, con los ojos envueltos en una capa cristalina y los nervios revolviéndole el estómago.

— ¿Có-cómo? —Preguntó, mirando a su hermana como si no la reconociera, gesto que le dolió a Rin.

Ella bajó la mirada.

— Hará como tres meses, en una fiesta, tomé demasiado y me descontrolé. —Cerró sus ojos, recordando aquella bochornosa escena en la que se dejó llevar por completo junto con Miku. No cayó en que ella no toleraba tanto el alcohol como su mejor amiga y que a la segunda copa ya se veía con los sentidos nublados y bailando sobre la mesa al ritmo de The Weeknd. Lo peor es que se encontró con Rinto en un momento en que su relación pasó a ser inestable y sintió el deseo de hacerle ver lo que se estaba perdiendo. Y claro, él estaba más borracho incluso que ella y entre pique y pique, acabaron en una habitación perdiéndose en los jadeos del otro—. Al día siguiente me desperté con resaca y al lado de... de Rinto. —Susurró aquél nombre tan bajito que pensó que Len no lo llegó a oír.

Pero se equivocó.

— ¿¡Con Rinto?! —Gritó, sin caber en su estado de estupefacción. ¿Su hermana se había vuelto loca o qué? ¿Qué le llevó a darle su tesoro más preciado a ese energúmeno?—. ¡Increíble! —Se alzó, revolviéndose el cabello y dando vueltas como un león enjaulado—. ¿¡En qué puñetas pensabas?!

— E-estábamos borrachos. —Le recordó su hermana, al borde del llanto por la mirada de Len y la rabia. La culpa no era solo de ella—. ¡No era consciente y me dejé llevar!

— Joder, joder. —Maldijo, frotándose el rostro e intentando inútilmente relajarse. Le dolía. Le dolía no haber sido él quién hubiera roto aquél muro con amor y cuidado; en aquél estado seguro que Rinto había sido brusco y descuidado y la había dañado. Si antes tenía ganas de golpearle el rostro, en ese momento, deseaba matarle—. ¿¡Eres consciente de que has perdido la virginidad con ese gilipollas estando ebria?! ¡Seguro que te habrá dañado o violado! ¡Y encima sin protección! ¡Dios, Rin, eres una irresponsable! —Soltó ya fuera de sí y con la sangre hirviendo.

Rin frunció el ceño ante sus dolorosas palabras y alzó la mirada.

— Tú tampoco eres virgen. —Len se detuvo y la observó con la respiración alterada.

— Yo al menos lo hice estando conscie...

— ¡Ya te he dicho que estaba borracha y no pensaba! —Ella suspiró y tomó una bocanada de aire, cansada de pelear. Entendía la preocupación de su hermano, pero ella tampoco dijo que se sintiera orgullosa de lo que ocurrió. Además que deseaba ser tocada por él, se moría porque Len borrara aquél recuerdo. Se alzó de la cama y se encaró a su mellizo—. Apenas recuerdo algo de esa noche. —Intentó decir con tranquilidad—. Pero sé que no me dolió tanto como suelen decir y que Rinto usó protección. —Los ojos de Len se mantuvieron firmes en los de su hermana, intentando traspasar su alma y encontrar algo que la desmintiera; pero solo encontró sinceridad y pureza. ¿Cómo ella podía ser tan diferente a él?—. Con Rinto pasé una noche errónea y descontrolada —alzó su mano y acarició su mejilla, gesto que pareció calmar a la bestia. Quizás estuviera siendo injusto con ella—, pero contigo quiero hacer el amor, Len. —Le susurró, juntando sus frentes, sonrojada ante sus últimas palabras que hicieron volcar el corazón del rubio.

SPICE! | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora