XXXIX

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Limpias mis diamantes transparentes como si no fuera tu culpa.
Me miras como si no entendieras porque lloro.
Me miras y yo solo tiemblo bajo tu mirada.
Me preguntas por qué lloro y como si esas palabras fueran un detonante y yo una bomba, exploté.
Te grito.
Lloro.
Pataleo.
Diablos, parezco una niña a la que le ha dado una rabieta.
Parezco que han matado a alguien.
Pero no es posible, no es posible matar algo que no se tiene.
Oigo como me pides perdón repetidas veces, pero el eco de tus palabras rebota.
Solo escucho las frases que anteriormente pronunciaste.
Corro lejos de ti.

Como si corriendo ese recuerdo se desvaneciera

Mi último veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora