Capitulo 4: Reunion.

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-Cuidate hijo- le dijo su mamá abrazándolo.
–Tú igual ma'– respondió Vinci devolviendo el abrazo.
–Nos vemos en 3 semanas, usa la tarjeta de forma adecuada, no desperdicies dinero. Te quiero– indicó su mamá.
–Me envías mensaje cuando llegues allá. Me saludas a todos, diles que los veo en la boda– pidió Vinci.
Su madre lo soltó, tomó su maleta y se adentro en el pasillo con dirección al avión. Vinci la siguió con la mirada con las manos metidas en los bolsillos del pantalón. Tras unos segundos dobló a la derecha y desapareció de su campo visual. Dio media vuelta, caminando entre la gente que corría para alcanzar su vuelo. Tomó dirección hacia el estacionamiento. Era la primera vez que pasaría una temporada solo en su casa. Pensaba en armar una reunión con sus amigos, o en irse de viaje con ellos, aunque no sabía si podría concretarse del todo.
Ya en el carro sacó el celular y activó los datos móviles para enviar un mensaje a Gabrielle: debían ir a limpiar el auditorio junto con los demás, pero quería pasar a desayunar algo antes.
Abrió Whatsapp, buscó el chat de su amiga poniendo:
-Gaby, ¿tienes algo que hacer ahorita?-.
-No bebé, ¿porqué?- recibió como respuesta segundos después.
-Vamos a desayunar al mercado.
-Este... No se si me dejen ir.
-Dile a tu mamá que también vaya, yo invito.
-Dice que vaya, que le compremos algo de mandado y le traigamos una quesadilla.
-Vale, paso por ti en media hora.
-Esta bien, ¿Iremos caminando?
-Si quieres, pero tengo que ir a dejar el carro.
-¿A dónde fuiste?
-Mi mamá salió de viaje, entonces vine a dejarla al aeropuerto.
-Bueno, entonces te veo en un rato. Voy a bañarme.
-Vale, te mando mensaje al llegar.
Vinci guardó el aparato, encendió el motor y se dispuso a salir de ahí. Para su fortuna era temprano, por lo que resultó sencillo salir.
20 minutos después ingresaba al condominio donde vivía desde hacia 10 años. Se componía de 5 edificios colocados uno al lado del otro, separados por pasillos de 10 metros de ancho y 50 metros de ancho. Cada edificio se componía de 20 pisos con 4 departamentos cada uno mas la recepción en la planta baja.  La fachada estaba pintada de un color verde combinado con morado. El estacionamiento era gigante, calculaba un cupo aproximado de 450 automoviles, divididos en dos secciones: aire libre y subterráneo. En la parte trasera se encontraban dos zonas: deportiva y recreativa. La deportiva contaba con 3 canchas de voleibol, 2 de fútbol rápido y de basquetbol, todas con sus respectivas gradas techadas. Tambien 2 de frontón, 1 de tenis enrejada, y 2 albercas semi-olimpicas con camastros a su alrededor.
La otra dedicaba una porción de terreno a los niños, contando con resbaladillas, columpios, pasamanos, sube y bajas, entre otros. Y finalmente estaba su parte favorita, el parque, un espacio alegre repleto de pasto frondoso color verde y unos árboles que daban sombra en los días soleados.
Al fondo se encontraban las oficinas de administración, lugar donde se encargaban del préstamo de cosas para practicar los diferentes deportes, del cuidado y limpieza de todo el lugar, y de tratar los asuntos relacionados a sus inquilinos.
Estacionó el auto cerca de la entrada de su edificio, salió, cerró la puerta y caminó hasta la puerta principal. El vestíbulo estaba un poco mas lleno de lo normal, había muchas chavas que parecían de su edad alegando con Roy, el recepcionista alegre de su edificio. Caminó unos pasos, ignorando el alborotó hasta llegar a las puertas del elevador. Presionó el botón y éstas se abrieron al instante, metiéndose rápido.
El cubículo del elevador poseía una pared de espejo, un tablero con botones enumerados del 1 al 20, uno de emergencia, otro para abrir o cerrar la puerta corrediza, y uno para la planta baja. Se iluminaba con una lámpara de focos blancos.
Presionó el botón marcado con el 10. Este se iluminó de un color naranja brilloso. Una leve sacudida le indicó que el mecanismo se había puesto en funcionamiento.
Su viaje no duró mucho, solo 15 segundos después las puertas se abrieron nuevamente para darle paso. Caminó por el corredor pintado de blanco y suelo gris, hasta la puerta blanca marcada con el 10-B en una placa negra, la puerta de su casa. Sacó su llave del bolsillo del vaquero y la introdujo en la cerradura. Le dió dos vueltas, giró la perilla, quitó su llave y entró cerrando suavemente la puerta. Justo en ese momento sonó celular, indicando la entrada de una llamada. Al contestar, James gritó del otro lado de la linea:
–¡Wey, te tengo una mega noticia!
–Dime por favor que no me metiste en algo ilícito otra vez– respondió Vinci suplicante caminando hacia su habitación. La última ocasión tuvo que pagar 1000 pesos por participar en peleas callejeras.
–No wey, aunque si lo estaba pensando. Pero no, se trata de otra cosa y necesito que tengas libre esta tarde.
–Ni se te pinches ocurra armar una jodida fiesta aquí cabron.
–Wey, tenemos que continuar lo de ayer. Por favor– le suplicó James.
Si me convences te presto la casa.
–Conseguí reunir al "Amuraker Crew". Van ir todos.
–No te creo nada.
–Es enserio. Por favor Vins, además algunos dijeron que tenían ganas de recordar viejos tiempos.
–Neta me cagas James, pero esta bien.
–Te amo wey, Gabrielle va ser tuya. Por cierto, ya no tenemos que ir a limpiar, ya se encargaron los otros weyes.
–Enviame mensaje explicándome que pedo.
–Preocupate por que ha llegado el día de reunirlos a todos. Y porque te voy a sacar en ceros con mi equipo.
–Ya veremos quien rifa más.
–Seremos tan letales que vas a llorar como la nena que eres.
–Ya se verá– finalizó Vinci. Colgó la llamada y guardó su teléfono.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2017 ⏰

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