Demos que hablar.

122K 4.7K 639
                                    

Mis ojos se abrieron lentamente, perezosos, como de costumbre. ¿A quién le gusta levantarse de la cama cuando está tan cómodo? Aun así tenía el cuello doblado en una posición extraña y ya me estaba contracturando.

Pero ¿adivinen qué?

No pude moverme ni medio centímetro. Realmente es aquí cuando envidio a las protagonistas de mis novelas. Ellas siempre encuentran la manera de despertar sobre el “fuerte y protector pecho” de su chico como si hubiera estado sin moverse toda la noche.

Bien, yo me muevo mucho cuando duermo. Ruedo por la cama como si fuera un palo de amasar y que el colchón de agua fuera algo así como una cama inflable no ayudaba en nada a mi situación.

—Jason. —gemí cerrando los ojos otra vez. —Necesito que te muevas, me va a dar tortícolis.

Además debería estar pensando en otra cosa como: JASON. YO. CAMA. SIN SEXO.

Debía ser todo un progreso para él. Ya me había asegurado de seguir con la ropa puesta, y efectivamente me encontraba igual a como me había acostado. Me gustaría estar en estado de shock y tomar reflexiones de la vida, tal como qué diablos hago yo saliendo con este. Quería ponerme toda dramática y pensar sobre las vueltas de la vida, como te da sorpresas cuando menos te lo esperas…Bla. Bla. Bla.

Aunque adoro pensar en ese tipo de idioteces filosóficas. Tal como si Dios realmente existe, o si creo en la reencarnación…

Creo que me desvío del tema principal. Bruni asegurando dolor muscular para mi futuro. Nada prometedor. Bueno, puede provocarme dolor muscular cuando quiera si es que se trata de sexo o alguna posición rara. ¿Escucharon sobre la bestia de dos cabezas? Yo sí, no sé cómo demonios se hará…aunque creo que tampoco lo intentaré. Suena espeluznante y poco erótico ¿no creen?

—Creo que tenemos que ir al cuarto de atrás…—farfulló contra mi cuello todavía en sueños.

¿Por qué siempre que lo pesco durmiendo tiene sueños húmedos? Como mínimo, espero que sean conmigo.

Suspiré. Este despertar tendría que haber sido romántico, hasta una chica ruda como yo quiere esas cosas melosas, pero hablamos de mí, obviamente nunca es “del todo romántico”. Traté en vano de empujar su cuerpo con mis manos.

Les voy a explicar un poco como es que terminamos enredados. Para empezar no estábamos recostados cual personas normales, íbamos como en diagonal…Y él estaba encima de mí boca abajo, con su rostro pegado a la curva de mi cuello, sus brazos estirados en forma de T a mis costados y del torso para abajo encima de mis piernas. Prácticamente apoyando todo su peso sobre mí, y no tengo ni la más mínima idea de cómo no terminé asfixiada por esta bestia.

Me sacudí con violencia como si me hubiera dado una descargar eléctrica. — ¡¿Qué diablos haces?!

Su pregunta llegó a mí con sorpresa y molestia, pero ¡gracias a Dios! Se movió a un lado.

—Jason, alguna vez probaste o no sé, ¿dormir con una persona sin matarla en el proceso?

—Qué exagerada. —murmuró aún atontado mientras se acomodaba de costado, de modo que su perfil quedó mirándome directamente. Acomodé la posición de mi cuello y sentí un alivio inexplicable. Tal vez estaba a tiempo de no tener que comprar esas barritas amarillas, infiernos nunca sé cómo se llaman, para pasarme por el cuello. Si no me las pagaría él, sin discusión.

— ¿Al menos dormiste cómodo? —pregunté, esperaba que sí. Ya que me había sacrificado a hacer de alfombra.

Se arrimó hacia mí y ahora tenía su cabeza apoyada en mi estómago. Rodé los ojos pero no lo corrí. —Dormí perfecto, es más hubo un momento…—suspiró con satisfacción y giró un poco el rostro para ver mi reacción. —Digamos que es el sueño de todo hombre.

También te gustarán

          

— ¿A qué te refieres? —entrecerré los ojos hacia él. Se volvió y obtuve la respuesta de su nuca.

—Use tu pecho como almohada, sinceramente, no sé de qué te quejas, tiene tantos beneficios…

Le di un fuerte tirón del pelo. Odiaba hablar de mis pechos y él los sacaba a relucir. Ugh. —Eres un asqueroso desubicado, te lo juro, no cambias más.

Sentí su mano dentro de la camiseta, acariciando mi estómago en círculos. De la sorpresa casi salto, pero pude contenerme y permanecer quieta. Se sentía realmente bien, no era una caricia demasiado sexual. Bueno sí, lo que estaba causando en mi cuerpo sí, pero era más bien una acción relajada y dulce. Mi mano hizo lo suyo y se movió hacia su cabello, enrosqué un mechón en mi dedo. Era lindo tener este tipo de proximidad física con alguien, era natural que se sentía imparable.

—Claro que no cambiaré, no tiene sentido, así le gusto a todo el mundo. —traté de que su engreído comentario no arruinara el efecto enternecedor que su actual posición causaba en mí.

—Modestia, Jason, podrías usarla como la palabra del año.

—Ya te dije lo que creo sobre la modestia. —se giró a mirarme de nuevo pero esta vez no se contentó con estar sobre mi estómago. Se irguió sobre sus brazos hasta delinear su cuerpo perfectamente contra el mío.

Oh, esto definitivamente no era tierno.

¿Es mi idea o hace más calor? ¿No? ¿Imaginación mía?

Dios, odio que me caliente como si fuera ninfómana.

Sonrió radiante con sus ojos brillando a la altura de mi mirada. —Además, ¿te gusto así, no? No tiene sentido cambiar, aparte eso implicaría tratar de no ser yo mismo…

Bufé involuntariamente. — ¿Me estás dando una lección de autoestima?

Sus codos se apoyaron a cada lado de mi cuerpo. El suyo estaba suspendido, pero tan cercano que sentía un cosquilleo de anticipación. —Algo así. Tú deberías intentar lo mismo, sé que te escondes porque tratas de encajar…pero ¿quién quiere encajar si se tiene todo lo que necesita?

Sé a qué se refería, tenía una familia y amigos que me amaban, siendo yo misma podía llegar a perder la oportunidad de caerle bien a unos cuantos pero tal vez siendo yo misma atraería otros, y eso sería lograr una relación sincera, hasta más duradera que con quiénes pretendo ser otra.

—Yo sé que tengo lo que necesito. —sus labios bajaron hacia los míos. Era increíble que aun hablando de estos temas de mierda fuera tan irresistible. Y pensar que una vez ni siquiera lo veía como un hombre de verdad.

Levanté el mentón para apurar el trámite, abrí los labios para recibirlo…

— ¡Hola!

A la velocidad de la luz, Jason se apoyaba sobre sus rodillas al lado de mi cuerpo. Traté de disimular la imagen de “virgen dispuesta a entregar todo” que debía tener en este momento.

Carajo y la puta madre, esta niña tiene un sincronizado en la médula, siempre llega en el momento justo. ¡Argh!

— ¿Tienes una basurita en el ojo, Zoey?

Me mortifiqué un segundo hasta que entendí que probablemente ella sólo había llegado a ver a su hermano inclinado frente a mi rostro.

Miré incrédula a Jason que me devolvía la mirada algo exorbitada y cautelosa.

Me refregué el rostro e hice muecas raras, probé cerrar el ojo un par de veces y sonreí con fingido asombro. — ¡Oh, sí! Ya está fuera, gracias a Dios, creí que perdería el ojo.

Lecciones de un mujeriego {sin editar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora