Capítulo 13

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Helena Wood y Elfías el elfo entraron, finalmente, en el laberinto exterior.

Caminaron por donde su instinto los llevaron, o mejor dicho el instinto de Elfías.

Una vez a la chica se le ocurrió que podrían escalar las paredes, pero el elfo le advirtió que si lo hacía, miles de serpientes saltarían de los arbustos y te matarían poco a poco, hasta que cada miembro de tu cuerpo queden paralizados y después te sacarían la cabeza for apretarla demasiado. ¿Cómo lo sabía? Había tenido un amigo hombre lobo, este lo había traicionado (¿Quién lo hubiera dicho? (sarcasmo)). Como modo de defensa lo tiró a los arbustos, así es como vio como todas las serpientes saltaban hacia él, le apretaban los miembros y le sacaban la cabeza.

Después de eso, por miedo, se alejó lo que más pudo del laberinto y así escuchó pasos por el bosque, encontró a una joven desnuda escapando de lo que probablemente sean hombres lobos, de repente encontró ropas y armas, se las pasó silenciosamente a la chica y luego la vigiló, pero ella lo descubrió y empezó la historia que ya conocemos.

Siguieron caminado, hablando de sus memorias, tratar de ser positivos en un mar de atrocidades ¿Es eso posible? ¿Es posible ver luz cuando tienes cerrados los ojos? Creo que no...

En todo caso, ¡Oh! Claro, se me había olvidado, de repente Elfías empezó a toser.

Al principio los dos creyeron que no era nada, hasta que el elfo empezó a escupir sangre, pero no era roja, si o azul con pistas de plata, y les digo, mis queridos lectores, no es porque su sangre ahora sea de elfo, o por el lugar donde estaban, si no por un pequeño detalle que ustedes leyeron.

De pronto, la sangre paró, Elfías, de la nada, se sentía mejor.

Después de decirlo cientos de veces a Helena que estaba bien, siguieron caminando a su destino.

La Voz los miraba, esperando que sucediera, aunque sabía que no sería tan rápido, lo esperaba con ansias, sabía lo que pasaría perfectamente, todo era su culpa, y lo disfrutaba tanto como disfrutaría una buena pizza con queso doble y aceitunas.

En su habitación, había alguien más, él o ella manejaba todo lo que significaba con las criaturas, como hombre lobo, serpientes, brujas, zombies, arañas, etc, y la Voz, bueno, era el (la) que hablaba y daba instrucciones, el (la) que corregía todos sus errores y los mejoraba con unos pequeños archivos en su computadora. Estos (estas) dos tenían mucha diversión viendo sufrir al caso "mágico", especial o como quieras que lo llamemos, sabían muy bien que Wilfred y Helena morirían pero primero querían verlos sufrir, querían arreglar el mundo de este espectáculo súper natural.

La Voz se dio cuenta que no había hablado en un buen tiempo, pensó en algo bueno que decir.

De repente se escuchó en los parlantes la voz metálica "Elfías, querido, ¿Qué pasó contigo? Tu sangre es azul, y te advierto no es porque seas un elfo" se río al final, ahí es cuando paró de transmitir.

Un sonido extraño se escuchó, era su propio estómago que crujía, bueno, no iba a costar mucho preparar algo, porque después de todo estaban dentro de un restaurante.

No puedo escribir, para narrar necesito abrazar mi lado malo, egoísta y avaro, pero en este momento mi lado bueno se resiste, ¡Ugh! ¿Por qué a mí?

Estoy más inocente que de costumbre ¿No es cierto?

Abrazos. Ciao S2.

El Restaurante En El Medio De La NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora