Confesión errónea

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Capítulo 8: Una cita, una foto y una fiesta.

Narra Samuel

—¿Leíste este libro? Es maravilloso, oí que James Dashner dio una buena reseña de éste.

Melody se encontraba sonriendo con un libro en sus manos, el libro se llamaba «Invierno asesino» pero yo, no recordaba si lo había leído o no. Solo podía pensar en la discusión con Dunn.

Tener esa discusión con él, en definitiva había causado sentimientos encontrados en mí, no podía resolverlos, ni podía concentrarme.

—¿Estás bien? Te noto extraño —Hizo una mueca.

Obvio que no estaba bien, ni podía apreciar lo hermosa que se veía Melody, de verdad se había esmerado. Me sentía frustrado, al punto que me di un pequeño golpe con el pulgar e índice. Tenía que prestar más atención, no quería que Melody se sintiera mal. Pensaba esto porque cuando la vi llegar, se veía tan emocionada y cada que me hablaba le contestaba en monosílabos, tenía que hacer que se sintiera en un ambiente agradable.

—Sí, claro —sonreí y ella hundió las cejas en preocupación— Sólo necesito un libro que me saque de mi zona de confort.

De inmediato su expresión cambió, unos ojos llenos de emoción me miraban y supe que había armado la oración correcta. Parecía emocionada por recomendarme un libro.

—Tengo una lista de enorme de libros que recomendarte, tendría que pasar toda la lista y...

Ella continuaba hablando, sin embargo, no le presté la atención necesaria porque, un chico con capucha se acercó a ella con disimulo, lo cual me pareció extraño. Por eso, la agarré de la cintura y la cambié de lugar conmigo.

—¿Entonces, ya decidiste cual te prestaré?

Estaba tan concentrada en lo que le gustaba, que ni se fijó en mi acción. Iba a contestar a su pregunta con una excusa pero, sentí un roce de algo y de inmediato volteé para ver caminando al sujeto. Me revisé y me di cuenta que mi celular se hizo humo.

—¡Maldito, ratero! —Vociferé corriendo tras él.

Yo no lo alcanzaba y eso me frustraba, aunque Melody me alcanzó en cuestión de segundos y me hizo una señal con el pulgar. A los pocos segundos alcanzó al encapuchado y lo tacleó, mi mente estaba tardando en procesar lo que había sucedido.

Al instante ella se subió encima de él aplicándole una llave a su brazo.

—¡Suelta, pendeja! ¡Duele!

—Creo que tienes algo de mi enamorado, dáselo o te rompo el brazo. —Su tono mostraba molestia, se notaba su enojo.

— Cómo si fuera hacerte caso, no creo que seas capaz, niña estúpida —se mofó.

Yo también habría creído que ella no sería capaz, pero, el enojo de Melody se esparció por su rostro y no pude ponerme más nervioso por lo que estaba a punto de suceder.

—Mel —la llamé.

Pensé que al llamarla con un mote se tranquilizaria, aunque, fue todo lo contrario, su mirada no cambió para nada.

—¡Ven acá y saca tu celular antes que le rompa el brazo! —gritó enojada.

Asentí, me sentía un poco intimidado para contradecirle. Me acerqué y metí mi mano al bolsillo del sujeto saqué un celular, era un samsung.

—Este no es mío —susurré.

—Apúrate —Dijo entredientes Melody.

Me apresuré con la búsqueda y saqué mi Huawei, se encontraba bien aún con el impacto que se dio el chico. Melody se levantó, no sin antes susurrarle algo, no sé qué habrá sido pero el sujeto no se movió.