Capítulo 3

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-...y eso es todo –terminó Roonie, por fin. Creo que nunca había estado tan tensa como en aquella última hora en la que el halcón, a petición de mi supuesto abuelo, relató todo lo que había sucedido en las dos semanas desde su viaje.

Al principio todo iba bien. Él se limitaba a contar lo difícil que había sido rastrear a los dos cambiaformas. No supe por qué los estaban buscando y tampoco se me comentó cuando pregunté. Decidí no insistir pues esa no era la pregunta más importante que quería hacerle al hombre de pelo blanco y con los ojos de mi padre. Dejé que el contara cómo me conoció, liderando una manada de lobos que me protegían con su vida gracias a las órdenes de su alfa. Mi corazón se contrajo ante la primera mención de él y cogí la mano de Derek con fuerza, tanto que esperaba que él se quejara, pero se limitó a soportar el dolor, mientras entrelazaba nuestros dedos. Él tampoco lo estaba pasando muy bien.

Sin embargo, hubo momentos en los que llegué a mostrar una ligera mueca de una sonrisa, al recordar cómo lo había amenazado con el arco y confesó que hubo un momento en el que dudó de mis habilidades de disparo, hasta que me vio cazar y decidió no volver a dudar de mí. Le devolví la mirada que me lanzó, con una mueca burlona, un gesto que emocionó a Mireia, alegando que era la misma sonrisa que tenía George. El nombre de mi padre, hizo que una sensación de tristeza y soledad invadiera mi cuerpo, como un pequeño escalofrío, pero decidí ignorarlo, como llevaba haciendo desde que tomé la decisión de quedarme en el bosque.

Cuando llegó a la parte de las ruinas, noté que la atención de todos los presentes era tal que parecían estar conteniendo la respiración. Supe que así era en el momento en el que dijo que mi animal era un tigre blanco. Todas las miradas se dirigieron a mí, pálidos, hasta que Michael soltó una sonora carcajada, emocionado, y Mireia sollozara entra lágrimas y sonrisas. Robert, por otro lado, su ceño seguía fruncido y en ese momento, lo estuvo aún más. Recordé que Roonie me había comentado que ser un tigre blanco era algo extremadamente raro y poderoso; así como que solo había uno que tuviera mi misma forma. Me pregunté quién sería, pues estaba segura que podría aprender muchísimas cosas, cosas que Roonie, como ave, no podría explicarme.

Relató la semana de intenso entrenamiento que el halcón me inculcó, día y noche. Desde el perfeccionamiento de mi muro mental, hasta las horas y horas que pasábamos en aquel descampado peleando entre nosotros, a veces cuerpo a cuerpo y otras con armas que él conseguía, solo Dios sabe cómo. Le saqué la lengua con el ceño fruncido cuando se burlaba de la cantidad de veces que me hizo "morder el polvo", tal y como él había dicho. Sin embargo, Derek chocó los puños conmigo cuando dijo que le gané más de una vez. También relató, saltándose algunos detalles, cómo preparamos nuestro plan de rescatar a los chicos. Desde el robo de los planos, hasta las dos noches que pasamos espiando el número de guardias, así como los turnos que hacían. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando recordaba los gritos que se oían desde el interior, gritos que varias veces me hacían levantarme desde nuestro escondite para entrar en el almacén y salvarlos inmediatamente. Sin embargo, Roonie siempre me detenía, insistiendo en que no estábamos preparados y era cierto.

Hizo bastante hincapié en mi pelea con Phil y Michael me sonrió orgulloso. Me encogí en mi asiento conforme iba pasando el relato, pegándome tanto a Dek, apretando tanto su mano, que él se vio obligado a pasar un brazo por mis hombros. Cuando llegó la muerte de Matt, me levanté casi bruscamente, incapaz de seguir escuchando el motivo de mis pesadillas diarias. Caminé hasta la ventana más cercana del enorme, pero acoger salón en el que nos encontrábamos y miré a través de ella, esperando o más bien deseando, que Matt apareciera por aquella verja, con aquella sonrisa y con los brazos abiertos esperando que yo me acurrucara en ellos. Una lágrima se había deslizado por mi mejilla, pero la quité antes de que alguien pudiera percibir el inmenso dolor que me invadía.

Viviendo en el Bosque #2 [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora