¿Cena familiar?

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—entonces —comenzó a decir Adrien manteniendo la mirada en el camino, las palabras de Marinette rondaban en su cabeza, no comprendía a qué se refería.

—iremos con mis padres —informó sin temor —ya sabés, insistieron en una cena familiar, tal vez es un avance —añadió sin emoción —tengo que presentarte a mis padres —lo miró un poco, se concentró en su móvil el cual emitía vibraciones —tú te tendrás que comportar, mis padres con un poco de vuelo se pierden.

—no entiendo.

—si dices algo, te comportas como sueles hacerlo, prepárate para llenarte de preguntas —explicó con seriedad —esperó que no quieran emborracharte —susurró para si misma, el chico a su lado alcanzó a escuchar sus palabras, abrió la boca para hablar.

—es muy precipitado ¿no crees?, Conocer a mis futuros "suegros" —hablo haciendo comillas en suegros, conocía a los señores Dupain, pero con el plan que estaban creando, tenía un miedo inminente por lo que podría pasar.

—solo eres mi acompañante ¿Bien? —abrazo sus piernas —si queremos hacer ésto tendremos que esforzarnos, si queremos que parezca real... Lo podríamos dejar ahora, no tengo problemas, no me importa ser una solterona toda la vida —admitió —solo déjame en la casa de mis padres —hablo mientras sonreía.

—calmate bichito —le sonrió y meneó un poco la cabeza —esperemos que salga bien, sere tu prometido prestado —le guiño un ojo con su ya típica sonrisa.

—prometido prestado —repitió acariciando su barbilla, pensó en sus palabras —en nuestra ceremonia debe decir: Adrien Agreste ¿Acepta ser el prometido prestado de Marinette Dupain-Cheng para que, ninguno de los dos se quede soltero toda la vida?

—acepto, Marinette Dupain-Cheng ¿Acepta ser la prometida prestada de este hermoso rubio...? 

—princesa rubia Agreste —corrigió.

—cierto, empiezo de nuevo, Marinette Dupain-Cheng —hizo una pausa pequeña, rió ante las tontas ideas que pasaban por su cabeza —¿Acepta ser la prometida y futura esposa de esta hermosa princesa rubia Agreste, ya que yo Adrien Agreste no quiero que seas mundialmente conocida como: "la mayor solterona que ha existido"? 

—si, acepto princesa rubia Agreste. 

—¿Quién no lo aceptaría?

—¿Alguien cliché?

—es verdad, alguien cliché no aceptaría estar conmigo... pero soy genial —prendió la radio sin apartar la mirada de la calle parisina —sabes, me pondré a cantar.

—dejalo salir Adrien —bromeó Marinette, rió ante su referencia.

—ay, quiere de a poco —canto despegando una de sus manos del volante, se movió un poco al ritmo de la melodía —pero que no me dé cuenta y que nadie sepa —miró fugaz a la chica a su lado, colocó un dedo en sus labios y sopló —ven y cuidame —tras sus palabras, la mujer azabache explotó a carcajadas, sí definitivamente, siempre los viajes con Adrien eran los mejores.

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—¡Marinette! ¡Querida! —profirió la señora Dupain al ver a su hija parada en el portal, extendió sus brazos queriendo abrazarla.

—mamá —trató de sonreír, se aproximó un poco, su madre la abrazó con demasiada fuerza, se preparó mentalmente para tratar de mantener el aire al recibir el estrujón que le daría su amado padre.

—me alegra tanto que aceptaras venir se... —cortó su voz notando la presencia de alguien más, soltó a su hija de golpe examinando al chica que la acompañaba —Adrien ¿Cierto?

De Una Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora