You're All That Matters To Me.

Capítulo 35:

Narra Ariana

Quedé sorprendida ante sus palabras.

—Pero tendrás que empezar a aceptar que es un pasado.—dije tristemente bajando la vista.

—No puedo, no puedo aceptarlo.

—Justin por favor.—tomé su mano. El contacto de su piel con la mía hizo que una pequeña corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, como si el amor se estuviera reactivando.

—No Ariana, no quiero aceptar que lo nuestro se acabó, me cuesta mucho.

—Pero...

—Aún no quiero olvidarte y creo que jamás podré.

—Yo tampoco quiero olvidarte.—bajé la vista.

—Si me estás diciendo eso, responde esto, ¿porqué no volvemos?

—Porqué no puedo Justin, cada vez que estoy contigo surge una nueva mentira o aparece alguien que quiere arruinar lo nuestro. Simplemente no puedo. No estamos hechos el uno para el otro.

—Mírame a los ojos y dime lo último de nuevo.

Me quedé helada un momento, no puedo, simplemente siento que las palabras se enredan.

—No puedo.—dije mirándolo a los ojos.

—Te extraño.

—Basta Justin.—me paré. —Quiero tratar de superarte pero no puedo, no me dejas.

—Y tampoco quiero que lo hagas.

—Por favor, acepta que lo nuestro acabó.—mis ojos empezaron a cristalizarse.

—No llores, no soporto verte así.

—No puedo evitarlo.

—Siempre te amaré Ariana Williams.

Me fui corriendo de ahí, las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas. Justin gritaba mi nombre para que volviera, pero no le hice caso.

Me encerré en el baño y ahí fue donde pude llorar tranquilamente.

"Siempre te amaré Justin Bieber"

Ya me cansé de llorar, no podía ser así toda la vida.

Me levanté del piso y me limpie la cara, yo igual tenia que aceptar que ya no pasaremos de ser amigos.

Salí del baño y al parecer ya había tocado el timbre, porque los pasillos estaban abarrotados de alumnos. Fui a mi casillero para guardar las cosas que innecesariamente saqué.

Cuando llegué a el, Perrie me esperaba con los brazos cruzados.

—¿Porqué no llegaste a clase?

—Chase no me despertó a tiempo.

—Bien.—parecía haberme zafado de sus preguntas, pero no. —¿Estuviste llorando?

—Si.—bajé la vista avergonzada.

—¿Bieber, no?

—Si.—suspire.

—Deja de llorar por él. Escucha, esta noche saldremos a una fiesta, Ryan, yo y tu.—la mire sorprendida.

—¿D-de fiesta?

—Si y no me inventes ninguna excusa.

—Bien.

—Iré a tu casa a las 6, y por favor esta vez avisale a tu hermano para que no este jodiendo toda la noche con llamadas.

—Bien si.—dije desanimada.