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Durante las vacaciones de verano se corría el rumor de que una nueva chica llegaría a la ciudad, en un pueblo chico esas noticias son el pan de cada día, para Santiago esto no era indiferente, ya que aunque no lo decía estaba entusiasmado de que la chica nueva fuera su vecina en esa casa aburrida junto a la suya, cuando le preguntaban sobre el tema mostraba indiferencia y respondía siempre que habiendo tantas chicas en su pueblo demasiado lindas, ¿Porque preocuparse por una chica que venía de quien sabe donde y sabría Dios cual sería su aspecto, ya que si sus padres se estaban deshaciendo de ella, era realmente por algo? empezaba a conspirar y no faltaban los comentarios sobre que era realmente fea, estaba embarazada, era odiosa o una rebelde sin control, o simplemente si era horrenda, esta ultima hacia reír a todos aunque no podían descartar esta teoría, eso los ponía inquietos. 

Las vacaciones seguían pasando las salidas eran a lugares específicos después de todo no había tanto en este lugar, cine, centro comercial, la heladería, el rió que estaba en medio de la ciudad, las salidas en medio del bosque a hacer locuras según los adultos, aunque ellos en su juventud habían hecho exactamente lo mismo.

El fin de semana previo al inicio del Semestre llegó y con el la nueva vecina tristemente nadie había podido verla, solo Santiago o al menos visto su sombra, por azares del destino su recamara en el segundo piso daba a esa que hasta hace unos días había sido la bodega de los Melgar, llegó un viernes el chico se preparaba para salir con Mariana su novia desde hacía ya unos meses, era una chica linda con unas piernas largas y bien formadas, no le había costado mucho conquistarla, Santiago se peinaba y logró ver desde su ventana la llegada de un taxi, después de unos minutos la luz de esa habitación se encendido forzó a sus ojos hasta lograr distinguir dos sombras que se convirtió en una cuando la dejaron en soledad.

Se le hacía muy tarde y un mensaje de Mariana lo devolvió a la realidad dejó de prestar atención a la ventana y siguió en sus deberes, tendría que disfrutar este fin de semana al máximo el lunes regresaría a clases y su madre lo había condicionado era su ultimo año y tenía que pasar todas las materias pendientes que tenía, pero eso sería hasta el lunes hoy aun estaba libre.

Del otro lado junto a la casa de Santiago, estaba aparcando un taxi, una chica bajita, morena y de cabello castaño oscuro, llegando a una casa que jamás a visitado con unos tíos que hacía años no veía, podía ver sus cara de pena bajo la sonrisa sentían lastima por ella y no sabía si quería causar compasión o que alguien le dijera que ya dejara de llorar, hasta hace unos días no hubiera creído que vendría a este lugar a iniciar la preparatoria, la vida cambia en un segundo, sus tíos la abrazaron con algo de pena, la chica solo añadió - Les agradezco mucho el dejarme vivir con ustedes, no seré una molestia, lo prometo - Su tía dijo que no lo sería pero Levana solo podía pensar en ese refrán "El muerto y el arrimado a los tres días apestan", esperaba equivocarse y poderse quedar al menos hasta su mayoría de edad que era bastante tiempo aun, en poco tiempo cumpliría 16 años, la acompañaron a su nueva habitación, ellos realmente se esmeraron no sabia que recordaban que el violeta era su color favorito Tía Savanah cuando era soltera le regalaba siempre en su cumpleaños vestidos de ese color, el ultimo fue en su cumpleaños doce no porque Levana ya no los quisiera su Tía se había casado y ahora vivía junto a su esposo Patricio en este pueblo bastante lejano al que fuera su hogar, y ahora ella se había unido a su tía, pero no por la misma razón. Mientras Savanah llegaba contenta ella cargaba con un gran pesar - Espero sea de tu agrado linda - dijo su Tía tomándola del hombro, Levana asintió y quiso añadir - Es mas linda y grande que mi recamara, bueno mi antigua recamara- Savanah sintió un nudo en la garganta, Levana notó eso en su rostro y sintió pena por ella, después de todo su madre era hermana de la Tía también tenia derecho a llorar.

Después de unos segundos con una sonrisa Savanah la dejó sola, Levana dejó su mochila sobre la cama, miró a la puerta y sus varías maletas estaban ahí, El Tío Patricio las puso ahí sin hacer ruido pensó. Cerró la puerta y caminó a la ventana estuvo tentada a abrirla, al menos correr la cortina, su mano se levantó para hacerlo y cuando estaba a punto de hacerlo bajó la mano rápidamente y se volvió a la cama tirándose en ella, quiso llorar, gritar, patear, pero no pudo no sabía si había llegado a su limite y llorar 5 días sin parar era lo más que podía tal vez, sacó su teléfono del bolso trasero de su pantalón, llegué bien escribió y lo envió a su mejor amiga que a miles de kilómetros ya la echaba de menos.

Santiago pasó por Mariana en su amada motocicleta negra, todos se reunirían junto al lago que el rió formaba, la música se escuchaba desde lejos, alcohol y chicas en bikini era lo que sobraba, no dudaba que Mariana era la que mejor lo lucía por eso la había elegido, solo por eso, podría ser caprichosa, pero llenaba todas sus expectativas como novia soportaba todo de el, eso la hacía mas valiosa. Al llegar al lago bajaron de la motocicleta sabía que atraían las miradas, Mariana se ponía defensora a su lado abrazando su costado mientras lo besaba, podía hacer esas escenas pero jamás le había reclamado el que la engañara, la novia perfecta. La noche transcurría y el ambiente empezaba a calentarse bailaba junto a Mariana y eso solo empeoraba todo, varías casas de campaña daban la función de "habitaciones" no tardó en llevar a la chica dentro de una de ellas, una de las cosas que a Santiago le gustaban de Mariana es que siempre estaba dispuesta, una hora después nadaban juntos en el agua fría que les daba la madrugada.

El sol calando en los ojos los sacó del sueño, estaban dormidos sobre cobijas junto a los restos de una fogata y envases vacíos, se levantó y le tendió la mano a su novia, viajaron en silencio a casa de ella, su padre le había abandonado y ahora vivía junto a su madre y el novio de esta, Santiago estaba agradecido de que su madre jamás se hubiera vuelto a casar, sería raro y sabía que ese pensamiento lo hacía egoísta, subieron a la recamara de la chica tenía permiso de quedar a dormirse y decidió que a esta hora solo quería dormir, reviso su celular para buscar llamadas de su madre, ninguna, ya se había acostumbrado a que el nunca regresaba después de salir los viernes. Era una de las razones por las que su madre no quería a Mariana, una de tantas.

Solo quedan dos días para volver a clases, y Levana lo sabe, Tía Savanah compró lo necesario, ella quisiera no empezar las clases ya, quisiera mas tiempo con ella sola, para seguirse consolando, darse ánimos, darse todo el cariño que sus padres ya no le darán.

Si tan sólo supieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora