Capítulo 10

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El lunes por la mañana el humor de Sofía estaba por el subsuelo porque parecía haberse levantado con el pie izquierdo. Se le había olvidado hacer un trabajo importante de lengua y era bastante importante en este trimestre. No quería ser dramática, pero necesitaba aprobar para poder tener aunque fuera lo más básico. No sabía lo que quería hacer con su vida más tarde y no se había enfocado en nada todavía, pero no quería volver a repetir curso y estancarse. Encima de todo aquello, el día estaba nublado y parecía que iba a llover, y los días nublados para ella eran como el peor de los castigos.

Para colmo, se enteró de que su profesora de historia, Camila, había faltado por motivos personales e inconscientemente se preocupó por su salud o la de su familia. No era habitual que faltara si no era por un motivo de peso, así que debía estar bastante mal para que eso ocurriera. Por su cabeza pasó el mandarle un mensaje para asegurarse de que al menos estaba bien ahora, pero no se atrevió. De hecho, estaba con el chat abierto de ella sentada en la zona del césped del patio del instituto. Veía de reojo como los de primero hacían gimnasia y la miraban extrañados de que se encontrara allí, pero es que no le apetecía estar con el profesor de matemáticas porque era un antipático. Se supone que era la hora de Camila, que le tocaba historia pero la estaban sustituyendo y tenían hora libre.

Quería volver a ver su sonrisa, sus mejillas encendidas, sus ojos grandes y brillantes y sus caderas danzando un movimiento que le volvía vulnerable ante su voz. Sin ser consciente estaba observando con una sonrisa la foto de su perfil, y Alba, que llegaba por detrás para asustarla se percató de ello. Frunció el ceño porque le pareció extraño que estuviera embobada con aquella foto, así que se sentó a su lado, notando la incomodidad de Sofía al segundo. Guardó el móvil rápidamente y le dedico una sonrisa forzada, pero ya era tarde, ya sabía su secreto.

-¿Te gusta la profe de historia? -preguntó entre risas, meneando su brazo para que reaccionase.

Vio como el rostro de Sofía se encendía en segundos y la miraba aterrorizada, como si lo que acabara de decir fuera una total locura. Pero no lo era, al menos no para Alba que no juzgaba la vida de nadie.

-¿Qué? ¡Por supuesto que no! -se apresuró a decir, notando como su labio inferior temblaba. -N-No me gustan las chicas.

-¿No? -miró directamente a los ojos a Alba, que seguía teniendo aquella sonrisa en el rostro; como si supiera algo que ni ella misma conocía. -¿Por qué no? Hay chicas muy guapas, además, las tías somos más delicadas que los tíos.

-No sé, no me gustan. -se encogió de hombros. -Y menos mi profesora.

-Sofía. -la llamó, acariciando su brazo con ternura. -Estás conmigo, no te voy a juzgar, ¿sabes? Puedes contarme lo que sea.

Se quedó callada durante unos segundos, meditando su siguiente respuesta. Confiaba en Alba, claro que lo hacía, pero ni ella misma sabía lo que estaba sintiendo y quizás si lo decía en alto podría hacerse realidad. Dio un suspiro de resignación y cerró los ojos de golpe, cuando los abrió los conectó directamente con los de su amiga, que la estaba observando con atención.

-No sé qué me pasa, Alba.. -comentó en un susurro. -A mi no me gustan las chicas, pero veo a Camila y no puedo evitarlo, me gusta mirarla y eso no es lo peor, lo peor es que me gusta lo que veo.

-Hey, no pasa nada. -se acercó algo más a la pelinegra, pasando un brazo por sus hombros. -Que te guste una chica no te hace lesbiana, que te guste un chico no te hace heterosexual. Mira Sofi, intenta no ponerte etiquetas e intenta conocer el interior de las personas, porque te guste la profesora de historia no te cuestiones si toda tu vida entera ha sido una farsa porque has estado con chicos, puede que sí, que a lo mejor te gusten más las chicas y no lo hayas sabido hasta ahora, pero no te comas la cabeza por saber qué eres, porque tu sexualidad no define quien eres, te gusten las chicas o los chicos vas a seguir siendo Sofía, la misma chica que defiende a las estúpidas que se enamoran de los más capullos, la misma que no juzga a nadie y se molesta en conocer, la que es todo corazón, nada de eso va a cambiar porque estés con una chica, te lo aseguro.

QuizásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora