Es hora de levantarse y no tengo ni una pizca de ganas. Ayer me acosté demasiado tarde. Me preparo para ir al instituto y desayuno. Cojo mis cosas y me voy. Sé que hoy tendré que ir sola porque están enfadadas conmigo, así que decido cambiar el camino mientras voy a mi ritmo. Llamo al timbre de su casa. Espero que aún no se haya ido.
-¡Nuri! ¿Qué haces aquí?
-Hola pequeña. Nada, que pensé que tal vez te gustaría ir conmigo al instituto... Pero bueno, si no quieres, ya me voy...
-No, no. Claro que quiero, lo que pasa es que me ha sorprendido verte aquí.
-Necesito hablar con alguien y pensé que en ti como primera opción...
-¿Y tus amigas?
-Ellas...
-Espera un segundo que cojo mis cosas y nos vamos. Por el camino me cuentas, ¿te parece?
-Está bien. Aquí te espero.
-No tonta, ven pasa a dentro mientras cojo las cosas, que al menos no hace tanto calor.
-No, que no quiero molestar...
-No molestas, estoy sola en casa la mayoría del tiempo.
-Pero...
-Anda, no te hagas de rogar y entra, que cuanto más tiempo me hagas insistirte menos tiempo tendremos para llegar al insti.
+Bueno, vale... –Entro y me quedo asombrada.
Qué grande es.
-Ahora bajo. Voy a por mis cosas.
Voy al salón y me siento en el sofá. Para distraerme, saco el móvil y me pongo jugar al "Logo Quiz". Estoy enganchada.
-¿Nos vamos?
-Vale. –Me levanto y salimos por la puerta.
-Bueno, ¿qué era lo que querías hablar con alguien y por eso me has elegido a mí? Todo un honor, por cierto.
-Se trata de un chico...
-Puf, entonces ya me imagino por dónde van las cosas...
-María, esto no se lo he contado nunca ha nadie...
-¿Ni a tus amigas?
-Ni a ellas.
-¿Y por qué a mí?
-Porque tú has demostrado que, aun con menos años, se te puede considerar una amiga.
-Eres la primera persona que dice eso, y creo que serás la última.
-¿Qué dices? Estás tonta.
-Solo digo la realidad, Nuri. Yo no tengo amigos, todo el mundo me margina.
-Pues eso se acabó. Te mereces muchos amigos porque eres una gran persona, y yo, te voy a ayudar a conseguirlos poco a poco para que sean verdaderos.
-Gracias, Nuri. No sé cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí...
-Pues lo primero no dándome las gracias y lo segundo, dejando de llorar.
-Eres genial. –Se lanza a mis brazos después de secarse las lágrimas.
-No exageres.
-¿Qué no exagere? Estás de broma, ¿verdad?
-No, no estoy de broma.
-Pues yo creo que sí. Genial es una palabra que se queda pequeña para ti.
-Dios, qué mona eres, María.
-No, para eso ya estás tú.
-¿Yo? Qué va.
-Sí, tú.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-Las dos.
-Vale, las dos.
-Ya hemos llegado.
Acabamos de llegar y cada una tiene que irse a una punta del instituto, así que nos despedimos con un abrazo y quedamos en vernos donde nos encontramos ayer en el recreo.
Entro a clase. Rocío ya está sentada. Tenemos lengua. Me siento a su lado como he hecho siempre y la saludo. No me responde. Hace como si no ha oído nada. Quedan cinco minutos para que llegue el profesor. Cojo mi mochila y saco las cosas. Listo. Miro hacia la puerta. ¿Qué hace él aquí? Observo como camina hacia mí.
-Hola, Nuri.
-Hola.
-A partir de ahora me verás todos los días. Me he venido a vivir aquí.
¿Qué? No puede ser. Quiero despertar de esta pesadilla. Se sienta en la mesa de detrás, la única que queda libre.
-¿Le conoces? –Es Rocío.
-Sí. Se llama Javi.
-¿Por qué no me le has presentado?
-¿Para qué hacerlo si ni me has saludado?
-Oye, lo siento. Nos sentó mal que no quisieras contarnos lo que te pasaba.
-No te preocupes. –Me giro para mirar hacia atrás y hablar con él. –Javi, te presento a Rocío, una gran amiga.
-Encantado.
-Lo mismo digo.
-¿Contenta?
-Sí. Está buenísimo.
-¿En serio lo dices?
-¿No te lo parece?
-Pues no.
-Mejor, así tengo más posibilidades de acabar con él.
-Pues me parece a mí que no lo vas a conseguir.
Entra el profesor. Mejor, así no le tengo que dar explicaciones sobre qué es lo que he querido decir. Se me pasan las horas volando. Recojo mis cosas y camino hacia la puerta de clase para irme.
-Nuri, espera.
-Tengo prisa, Rocío. ¿Qué quieres?
-Solo quería saber a qué te referías antes.