Enamorada de gemelos// Martinez Twins

El bello y frío mundo de la inconsciencia

Siempre me había dado miedo el océano, tan enorme, tan profundo, es extraño como las alturas por ejemplo, me gustan, me hacen sentir poderosa, me hacen sentir que puedo contra el mundo, sin embargo el océano me asusta, con toda su profundidad y todas las criaturas que en el habitan, las que conocemos y las que no, lo desconocido me aterroriza...ahora lo tengo frente mi y no me refiero a la superficie del océano si no a varios metros debajo, Ivan y yo nos encontramos en un gran submarino, o talvez es un barco que se hundió, no lo sé, pero tampoco me importa, este tiene un largo vidrio que se extiende sobre nuestras cabezas hasta llegar casi a nuestros pies, da la sensación de que no hubiera nada y el agua se pudiera derramar en cualquier momento sobre nosotros, no me importaría, todo lo que veo es bellísimo y me hace querer formar parte de ello, es la cosa más extraordinaria que he visto en mi vida, estoy completamente asombrada, miles de pececillos de colores singulares nadan a mi alrededor y además hay corales, de un momento a otro quiero unirmeles y recorrer con ellos las profundidades del Pacífico, pero eso no es lo más bonito, ahora se porque Ivan tenía tanta prisa por llegar temprano, la luz del sol lanza chispas que se reflejan en el agua, la aclaran y pasan a través del cristal creando ondas de luz por todo el lugar que son como torbellinos de arcoiris que bailan sobre nosotros, el efecto es deslumbrante, utópico, mágico...
Miró mis manos y pequeñas olas de luz como arcoiris danzan al ritmo de las olas en ellas, y también en la cara de Ivan, por todo el lugar, es tan surreal que se me han agotado las palabras, ni siquiera me di cuenta de cuando es que caminé hasta que la palma de mi mano tocó el cristal y juraría que incluso pude sentir los latidos del corazón del mar.

Ivan se acerca a mi lado y me contempla fijamente, no tiene sentido que se me quede viendo a mí cuando hay un espectáculo a su alrededor. Mi expresión debe ser de total asombro para que me este viendo así.

Pero yo solo puedo balbucear:
—¿Cómo encontraste este lugar? — mi voz sale en un susurro, como si no quisiera despertar a las criaturas acuáticas del otro lado del vidrio.

—Escapando de la policía..— dice como si fuera la cosa más normal del mundo, si no le conociera, diría que miente, pero sé que puede ser cierto, así que es digno de que le lanze una mirada asesina.

—¿Porqué te perseguían?
Se ríe y suelta:
—Por que hize algo que no les gustó— Por supuesto que sí, claro que no lo iban a perseguir por cupones para Dunkin' Donuts.
—¿Qué cosa?
Suspiró y dijo:
— Me metí en una pelea ilegal.
—¿Lo haces muy a menudo?
— No, en realidad no, tan solo lo he hecho dos veces.
Al menos era honesto.
—¿No vas a preguntar porqué?
—No, a veces es mejor no saber algunas cosas.
El se ríe y yo me siento a observar la belleza del mar.
Me pesan los párpados, pero no me quiero perder un solo segundo del espectáculo.
— Está por terminar, quedan alrededor de  10 minutos...
—Es tan bello... y tranquilo
— Si, siempre me ayuda a pensar.
Nos quedamos un minuto en silencio, contemplando los corales e incluso creí haber visto un caballito de mar. Hasta que me pregunta:
—¿Lo que no te deja dormir tiene nombre? — ahora sentía que le debía al menos de decir lo que me pasaba, porque el me trajo hasta aquí.
— Lorena— solté un suspiro — es la supervisora del área de maquillaje en Disney, odia todo lo que hago y no deja de gritarme y decirme que ya deberían haberme hechado, por mucho que me esfuerze nunca sirve de nada.
Ella simplemente me odia.

— Suena horrible... ¿Haz intentado hablar con su supervisora sobre eso?

— En realidad no, temo que crea que soy demasiado dramática y que no puedo soportar que me llamen la atención, aunque esto está comenzando a afectarme un poco.

— Me parece que es más que solo un poco — dice mientras suena sincero. Me doy cuenta de que a estado prestando más atención de la que creía o esque ¿Acaso he sido tan obvia con mi estado de ánimo?