Capítulo Treinta y uno

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[Abraham]

Despierto por la luz del sol, mis brazos rodean la cintura de alguien, no me muevo al recordar que es la cintura de Isabel, ella se remueve y trata de hacer que yo la abrace más fuerte, lo hago al sentir que esta temblando, esta ardiendo y sudando frío.

- no te sientes bien.. ¿Cierto? - le susurro.

- solo abrázame. - contesta temblando.

- iré por tu madre.- le digo.

- quédate... por favor. - se sujeta fuerte de mi camisa.

- no quiero que te pase algo peor. - le digo saliendo de la cama.

Voy con Anna rápido y ella deja lo que está haciendo para ir con su hija, la analiza bien, le toca las mejillas y corre a un armario que esta en el pequeño pasillo, regresa con una caja llena de medicamentos, le da una pastilla a Isa y luego me pide un paño húmedo, cuando se lo llevo, la pone en la frente de su hija, Isa no deja de temblar a pesar de que su madre ya la envolvió en varias sábanas y cuánta ropa caliente se encontró.

- Abraham puedes quedarte? Le prepararé un té. - me dice preocupada.

- claro que si. - respondo.

Para mi será un placer cuidar de mi querida Isabel, sale de la habitación y me siento al lado de la enferma, me sonríe devil, sus labios están secos, los remoja con su lengua y no aguanto más, teniéndola tan cerca, teniendo la oportunidad de besarle, tantas veces e soñado con esto y ahora que la tengo frente a mi ya no me atrevo.

- te odio tanto.. - susurro besando sus labios.

Apenas y corresponde, pero me dice que es por que no quiere contagiar me.

- tines que ir a la escuela, yo estaré bien. - habla sonriente.

- no te dejare sola. - le digo acariciando su mejilla.

La puerta se abre de golpe y yo por el susto caí al suelo, cuando me pongo de pie veo al señor Dean frente a Isa.

- ¿Estas bien? - pregunta Isa con la voz ronca.

- si, gracias. - contesto. - buenos días señor Dean. - saludo al padre de Isa y él solo saluda con la mano.

- hija, nunca te habías enfermado de esta manera, espero que no te de algo más grave, me ha dicho tu madre que has estado jugando con agua, que ayer saliste sin avisarle, a pagaste tu movil y encima de eso caminas te mucho bajo el agua, sabes que eso es grave. - haba rápido.

- ya papá, no sigas. - le pide ella.

- voy a revisar te. - le dice y saca tantas cosas de una pequeña caja.

- ¿Usted también es doctor? - pregunto y él asiente.

- ¡Claro! ¿Cómo crees que Isa ha estado muy sana estos años? Excepto asta ahora y una cosa que debes saber Abraham. - voltea a verme.

- papá no es necesario que se lo digas. - le dice Isa.

- no, no... esta bien, que me lo diga. - pido.

- mi hija.... bueno Isa no puede enojarse, no puede alterarse, se le baja la presión y.. bueno, ya viste lo que pasó el otro día, lo poco que se de ustedes es que no se llevan bien, pero es difícil de creer ya que dormiste acá. - me dice y arquea una de sus cejas.

- yo se lo pedí papi y no piensas mal, Abraham no es capaz de hacer algo que yo no quiera y además vete enterando que no somos mas que amigos. - le aclara Isa, trago saliva, me dolió lo que dijo, pero tiene razón.

El Odioso De Mi Vecino [A.M #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora