Capitulo 4

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-¿¡Hola!?, te encuentras bien- ella no me mira, parece ignorar que estoy ahí.- ¿te puedo ayudar?- doy un paso al frente mientras la observo que no para de llorar. Es como si le hubieran quitado una paleta a un niño. Realmente se ve mal.

-Es... estoy bien...mm... me puedes dejar sola por favor- me dice entre sollozos, pero la verdad es que no puedo dejarla ahí sola llorando y menos de esta manera. Solo Dios sabrá que le habrán dicho para que saliera corriendo de esa manera.-¿por favor vete?- al fin me ha mirado sus ojos asustados y llorosos me miran con ternura pero con sedición en lo que dice.

-Está bien, pero por favor, búscame si necesitas algo- ella asiente apenada y yo solo quiero respetar su espacio pero algo no me deja irme. Finalmente vuelva a observarla y su mirada no es muy dulce ya, realmente quiere que me vaya.

Amy.

A penas es mi segundo día y y siento que esto será un infierno. No puedo creer que en eta escuela me vaya a pasar lo mismo que en la de Colorado. Pensé que en un nuevo lugar y ambiente todo cambiaría pero ya veo que me equivoqué. Algo que tampoco puedo creer es que mi crush me siguiera hasta aquí. Que hace el aquí, porque no se va y me deja sola. Quiere seguir humillándome de esta manera.

-Si no te piensas ir pues me iré yo- le dije lo más cortante y fría que pude a pesar de que mis lágrimas parezcan las Cataratas del Niagara. Como veo que no se mueve me pare y comencé a caminar. No podía más con la humillación de que me viera llorar, sin olvidarnos de la que acababa de pasar allá adentro. Solo quería irme a casa, y sé que por suerte no queda tan lejos de la casa así que me puedo ir caminando. Tendré que llamar a mamá e inventarle que algo me callo mal en el almuerzo y me tendré que ir a casa antes o algo. Así ella podrá venir a buscar a Lexi y yo podré encerrarme en mi cuarto. Sé que a Lexi le encantará que mamá la busque. Así que sin más ni menos agarre mi celular y le marque a mami.

*llamada*

-¿Amy? Están bien, que ocurre- no es común que la llame en horas de escuela. Cuando único recibía llamadas mías en horarios escolares era para que me viniera a buscar porque no soportaba más el abuso de mis compañeros hacia mí.

-Si mami, es solo que lo que e almorzado no me ha caído bien, podrías buscar a Lexi cuando salga del colegio- espero que se crea mi mentira porque no quiero quedarme aquí ni cinco minutos más.

-Claro cariño, yo paso a buscarla no te preocupes- para mi sorpresa se la a creído completa -cuando llegues a casa bebe algo para el estómago y acuéstate a dormir.

-Ok mamá, te amo- la escuche sonreír al otro lado del teléfono y eso siempre me llena el corazón y me hace sentir bien.

-Yo también mi niña, adiós-

-Adiós mami-

*fin de llamada*

Al llegar a casa corrí a la bañera y la llene para luego sumergir mi cuerpo y relajarme. Pocas veces podía hacer esto cuando Lexi está en casa. Así que, que mejor que aprovechar estos minutos de paz, y canalizar mis ideas. Aún no puedo creer que en siendo mi segundo día en el colegio y ya me haya metido en problemas y me hayan comenzado a molestar. No puedo dejar que esto vuelva a pasar. Tengo que aprender a defenderme. Ser más despierta, más astuta, no dejarme de nadie. Tendré que dejar a la Amy Wood amorosa, tranquila y respetuosa en casa y convertirme en algo que no soy. Creo que no será fácil pero lo lograré. No puedo permitir que mi pasado me alcance otra vez. Debo ser fuerte y firme en esta nueva etapa y no demostrarles cuanto dolor esto ocasiona en mi.

Al salir del baño decido ponerme unos shorts y una playera. Me encantan porque me quedan grandes y anchas, amo caminar descalza en el piso de la casa así que no me preocupo por mis zapatos. Decido bajar las escaleras y prepárame algo sencillo de comer. Si hay algo que no se va de mi cuerpo pase lo que pase en mi vida, es el hambre. Mientras bajo las escaleras el timbre de la puerta a sonado. Suena tan fuerte que me ha hecho sobresaltar. ¿Quién será? La guagua de mami no está afuera es lógico que "no hay nadie en casa". Abrí la puerta y ahí estaba. Sí, ahí estaba mi crush, con una caja de helado y una sonrisa muy radiante con la cual puede derretir hasta el helado que lleva en la mano. Pero que hace aquí, no se supone que estaba en el colegio.

-Hola, te vi muy mal, estabas llorando mucho y mi mamá siempre me decía que no hay mejor cura para un corazón triste que una tasa de helado de Chocolate y Vainilla.- mientras luchaba para que mi mandíbula no se abriera más no pude hacer otra cosa que sonreír, no podía creer que él, justamente él estuviera en mi casa y preocupándose por mi.-¿puedo pasar?-

-Claro, claro- se me había olvidado que este precioso angel traído del cielo solo para que mis ojos se deleitarán estaba frente a la puesta de mi casa.-disculpa, es que me tomaste por sorpresa.

-No era mi intención llegar sin avisar pero realmente me quedé preocupado por ti- se preocupo por mi, yo debí estar perdiendo la audición.

-¿Por mi?- le dije mientras nos encaminábamos a la cocina. Saque dos copas de mantecado y dos cucharas. Me senté a su lado en la isla en medio de la cocina mientras lo veía servir helado para los dos.

-Sí por ti, a caso no puedo- dijo con una muy bien escondida sonrisa en su rostro.

-Es que nadie antes de había preocupado por mí, y menos de esta manera- al parecer le había mentado la madre porque me miró con cara de incredulidad pero a su vez con enfado.

-No te creo, pero no estoy aquí para eso. Quiero saber que le dijeron a una niña tan hermosa como tú para que saliera de esa manera corriendo.- ¿hermosa, yo? Ahora sí que este tipo está loco.- bueno, me vas a contar.-

-Realmente no quiero hablar de ese tema ahora mismo, si no te molesta- tenía sus ojos en la copa de helado hasta que dije eso, me miró buscando una razón o algo pero al parecer no encontró nada.

-Está bien, no te voy a presionar pero ya me enteraré.- diciendo eso saco su hermosa sonrisa de ángel a pasear y así mismo fue como perdí en su boca, no podía parar de mirarla. Tiene una sonrisa perfecta, un perfil perfecto y unos ojos marrón obscuro hermosos.

-Gracias- le dije.

-Gracias porque preciosa- dijo sin mirarme.

-Por el helado, los chocolates de anoche, y...- parece que se atragantó con aire cundo mencione la caja de chocolates porque él ya había terminado su copa.-¿estas bien?, ¿necesitas agua?- negó con la cabeza.

-¿Cómo sabes que fui yo quien dejo la caja de chocolates anoche?- dijo asombrado.

-Tengo mis contactos- dije demostrando un cierto grado de diversión en mis ojos que él pudo descifrar fácilmente. Se comenzó a reír y se acercó a mi. Me estaba riendo hasta que noté que estaba más cerca de lo que yo pensaba.

-Eres hermosa sabes, tu sonrisa, tus ojos color miel, tu cabello, en fin, eres hermosa.- no sabía que responder a eso, me dejó sin palabras y sin aliento. Él observaba mi boca y mis ojos como si estuviera a punto de hacer algo del cual esperaba no arrepentirse. En cambio yo me eche un poco hacia a tras y el comprendió mi acción.

-Disculpa, creo que es hora de que te marches, estoy un poco cansada y realmente quiero descansar antes de que mi hermana y mi mamá lleguen.- recogí las copas y me baje del taburete y las puse en el fregadero.

-Está bien, no te preocupes, como quiera solo quería saber cómo estabas.- había cierta decepción en sus ojos. No podía descifrar a ciencia cierta si esa decepción había sido causada por mis palabras o por lo que él mismo acaba de hacer. Se acercó a mi y plantó un delicado beso en mi mejilla, yo solo me quedé quieta.- Te veo mañana preciosa, que descanses.-

Diciendo eso se fue, lo vi marchar por la puerta de la cocina dejándome allí parada sin saber que hacer, con un corazón a mil por hora y unas piernas que no temblaban más porque no les era posible. Espera verme mañana, me dijo preciosa... yo habré escuchado bien...





Gracias por la espera chicos. Aquí el capítulo de hoy. Ya estoy trabajando en el otro, lo subiré más pronto de lo esperado ya que vamos subiendo en views. Gracias por leer y por el apoyo. Besos.

Las Gorditas también se Enamoran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora