Prólogo

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- ¡Hay que sacarla de aquí!.-gritó/susurró Aiden.
- ¿Cómo pretendes que hagamos eso?.-preguntó Mandy.
- No lo sé, pero hay que hacerlo... No puedo dejarla aquí, él la matará.-dice Aiden.
- Tal vez no Aiden... piénsalo, él sólo está dolido.-le replica Mandy.

Pi pi pi pi pi pi.

Y ahí suena mi puto despertador. Nunca he podido soñar más de ahí. Y solo recuerdo sus nombres, sus caras se borran de mi mente, es como si quisiera recordar pero una parte de mi se niega a hacerlo.

- Lena párate, ya comenzará la revisión.-dice Liz mi compañera de habitación en esta prisión que muchos llaman orfanato.

Comenzaré como se debe. Mi nombre es Lena y tengo 17 años. Desde que tengo uso de memoria estoy en este chiquero. Soy de estatura media con un pelo bastante largo y púrpura, si, mi cabello es púrpura aunque naturalmente es rubio.

Me levanto a regañadientes para tomar un baño rápido y así bajar a desayunar o mejor dicho a recibir otra indigestión. La comida aquí es una mierda. Todo y todos son una mierda, exceptuando a mis mejores amigos. Elizabeth Martin y Marco Franccini. Conocidos con Liz y Marc.

No recuerdo cuándo ni cómo llegué aquí, lo único que sé es que desperté en una cama muy dura con una rubia de ojos azules mirándome. Todos diríamos que es la típica rubia amante a la moda, el maquillaje y todas esas cosas pero no y no es que no le guste, ella adora combinar su ropa pero no es frívola ni nada por el estilo. Es muy cerrada y tímida.

Conocimos a Marco o como yo le digo, italiano de pacotilla, una vez que Pires intentó golpear a Liz por no haber robado lo suficiente. Marco la defendió y le dijo a Pires que él se encargaría de nosotras y así lo ha hecho por más de once años.

Estábamos en la cafetería del orfanato tratando de no vomitar porque sabíamos que era lo único que comeríamos en el día.

- Lena, Pires quiere verte en su oficina, ahora.-dice Sophie. La secretaria de Pires.
Este orfanato tiene tres autoridades. Pires el dueño de todo, Susan su esposa y Sophie su hija. Sophie no era mala pero tampoco podía demostrar cariño hacia nosotros.
Marco y Liz me miran con cara de: "¿Qué coño hiciste ahora?". Yo solo me encogí de hombros porque no tenía ni idea, recién me levantaba no había hecho ninguna maldad.

Entro a la oficina sin tocar ganándome las miradas de reproche de Sophie, Pires y Susan.

- Ella es Lena.-dice Susan.- Les aseguro que sabe comportarse cuando es debido.-completa Pires.

Frente a mi hay cuatro personas. Pires, Susan, una señora de unos treinta y tantos, rubia de ojos verdes y sonrisa delicada y un hombre de tez morena, fornido y de ojos mieles.
- Hola Lena.-saluda la mujer.- Yo soy Lilie.-me sonríe como temiendo mi reacción.
Le sonrío de vuelta y puedo notar como relaja su cuerpo.
- Lena, estos son la señora y el señor Parker, tus nuevos padres.-me informa Pires.
- ¡¿Qué?!.-me gustaría decir que eso salió de mi boca pero no, además no tengo eco.
- Marco Francccini y Elizabeth Martin a sus habitaciones.-les ordena Susan. Asiento hacia mis amigos para que estén tranquilos, estos dan media vuelta y se marchan.

- Lena, queremos que estés cómoda con esto realmente te necesitamos.-dice el señor Parker.
- Entiendo señor Parker.-digo.
- Llámame Alam.-dice este.- Y a mi Lilie.-dice emocionada la señora.

Hace una semana supe que me iría, Marco ha estado triste y Liz ni siquiera me habla pero no deja de perseguirme a donde sea que vaya.
Hoy Lilie y Alam vendrían a buscarme, exactamente en una hora. Me encontraba en mi habitación con Marco y Liz. Mi mejor amiga se acerco a mi con lágrimas en los ojos y me abrazó, dos minutos después Marco se unió al abrazo.

- Todo estará bien, estaré a cuatro horas de aquí, vendré a visitarlos.-digo muy segura de mis palabras.
- Te extrañaremos piojita.-habla mi mejor amigo.-Ahora vamos Liz tenemos que ir a clases.
Veo a mis amigos marcharse y siento un dolor en mi pecho que sinceramente no creí que volvería a sentir.

Ya estábamos aquí. En el camino Alam y Lilie me hablaron de Scott, mi nuevo hermano. Alam dice que probablemente se haya caído de la cama unas cuantas veces cuando niño. Me río de su comentario y Lilie lo reprende.

Veo a un chico alto, rubio de ojos verdes y cuerpo bastante definido acercarse a nosotros.
- Mamá, papá.-saluda.- Tú debes ser Lena, un placer.-me estrecha su mano.
- Lo mismo digo Scott.-sonreí.
- Tienes un cabello muy llamativo.-comenta mientras entramos a la casa.
- Gracias, naturalmente mi cabello es rubio pero decidí teñirlo.-digo sin quitar los ojos de la gigantesca casa.
- ¿Y te gusta tenerlo así?.-pregunta Lilie.
- Si, me gusta pero quisiera volver a tener mi antiguo color, me hace sentir más normal.
- Si quieres podemos ir a la peluquería juntas.-se le iluminan los ojos a Lili.
Asiento ante su propuesta y esta suelta un gritito. Alam rueda los ojos y se va con Scott a llevar mis cosas a mi nueva habitación.

Creo que tal vez esto salga bien.

Nota de autora: Hola, espero que les haya gustado este adelanto de mi nueva historia

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