«¿De que sirve matemáticas en el amor? // Vkook»

☆Capitulo 3☆

—¿Sabías que cuando le pides un deseo a una estrella fugaz, en realidad llevas unos millones de años de retraso? La estrella ya esta muerta— Taehyung sonreía con malicia, le causaba gracia como le miraba su amigo en aquel momento, los ojos expandidos y temblando tras romper sus esperanzas. Si, habría sido un poco cruel, pero aún así no pudo evitarlo y tampoco pudo sostener su sonrisa cuando vio al pequeño llorar.

—¿Entonces mi deseo nunca se cumplirá?— Algo se tambaleó por su tórax, tal vez era el peso de su conciencia, no esperaba que el menor reaccionara así, verlo llorar le partía el alma, el espíritu, le partía hasta lo más pequeño de su ser.

—No, Kook, si se cumplirá, no llores— Taehyung movía sus manos nervioso, tratando de remendar su error, no pudo, Jungkook se encontraba desbordando una cataratas de lagrimas. —¿Cual es tu deseo? Tal vez yo pueda cumplirlo—

Jungkook se encendió, levantó la cabeza y se colgó del mayor, las lagrimas aún seguían su camino hacia su barbilla, pero sus ojos se mostraban emocionados y tras el brillo que tenían le mordisquearon el alma a Tae. Se veía adorable. 

—¿Puedes?— Taehyung empezaba a asustarse, Jungkook estaba mirándolo fijamente, esperando que su respuesta sea "SI" y esta vez no pensaba romper sus esperanzas, ya no. Con tal de no verlo llorar, le cumpliría hasta el deseo más imposible. En ese entonces eran demasiado pequeños, los dos creían que los pokemon podían existir y que con un salto desde lo más alto los llevaría a la Luna, mentes dulces y con mucha imaginación.

—Claro, si— Jungkook desprendía alegría por todos lados, se alejó de Tae y empezó a dar pequeños saltos que a pesar de no mover ni una hoja, movían el corazón de Taehyung a mil por hora. —¿Cual es tu deseo Kook?—

Los saltos de Jungkook empezaban a hacerse más cortos, hasta el punto en que solo se quedó parado y mirando a Taehyung con cierta pizca de nerviosismo.

 —Que te quedes a mi lado por siempre—

★·.·'¯'·.·★★·.·'¯'·.·★★·.·'¯'·.·★

A pesar de que Taehyung había arruinado un poco de su infancia aquel día, aún le seguía pidiendo deseos a las estrellas, creyendo que se cumplirían, o al menos tratando, aquello le hacía sentir bien, como si en realidad fuera a suceder, era como una pantalla, escondía su dolor allí.

"Deseo que Taehyung vuelva"

Jungkook estaba mirando por su ventana, las estrellas destilaban pequeños rayos de luz y entre ellas, en cuarto menguante, estaba la Luna, algunas nubes grises desparramadas y el silencio sepulcral que le daba un toque misterioso, el viento hacia su recorrido habitual, de Norte a Sur y dando algunas vueltitas, aveces se llevaba algunas hojas arrugadas que quedaban en lo alto de los árboles a punto de abandonar su lugar de origen para llegar al suelo, ademas brindaba aquellos sonidos que estremecían a cualquiera, entre ellos estaba Jungkook, que cada dos segundos corría su cabello para ver con claridad que había de nuevo en su manzana, nada raro, todo seguía igual. 

Desde que era pequeño había odiado en silencio su vecindario, era como una ciudad fantasma, ver a alguien caminar por ahí sorprendía a cualquiera.

—¿Cariño?— Refregó su rostro borrando el rastro de lagrimas que sin su consentimiento habían caminado por sus mejillas. —¿Vas a cenar?— Su madre le miraba con preocupación, aunque el pensaba que no lo había visto llorar, era todo lo contrario y como toda madre, se moría de la curiosidad. —¿Estás bien bebé?—

Jungkook nunca le había escondido algo a su madre, si quisiera hacerlo sería muy difícil, el nerviosismo lo comería vivo.

—Extraño a Tae— Su madre pensó un poco, no recordaba de quien hablaba—¿No lo recuerdas? Vivía en esa casa— Dijo Jungkook con un tono de voz que a medida que soltaba las palabras se apagaba de a poco.

Su madre sonrió de lado.

—Pensé que te habías olvidado de ese chico— Jungkook soltó una carcajada y volvió la vista a la calle.

—Ni siquiera un poco y eso que estuve diez años esperando algo y nunca llegó nada— En ese momento la puerta de la casa de enfrenté se abrió y la pareja caminó hacia su auto, este arrancó y entre escupidas de gases de combustión por el tubo de escape y fuertes sonidos del motor, en unos momentos este se alejó de la casa, perdiéndose a lo lejos.

—Hay pizza, cuando quieras baja, trata de comer Jungkook, estas muy flaco— Solo le respondió con una mirada suave y una sonrisa. —Te esperamos—

Aún no lograba entender como no saber nada de el le dolía tanto, su corazón cada día se rompía un poco más, con solo mencionarlo o ver la foto que guardaba en su billetera era suficiente para que este tuviera una lesión, como una pequeña cortada, pero profunda.

Su barriga empezó a hacer esos sonidos típicos al tener hambre y no era para menos, el aroma a la pizza recién sacada del horno se filtraba por sus fosas nasales, sin dudarlo se dirigió al comedor donde su padre admiraba a su madre mientras servía una porción de pizza en su plato, los dos a pesar de la edad, parecían decirse palabras bonitas con solo una mirada. 

—Jungkook, hijo, siéntate— Desde aquel momento en que sus padres señalaron la silla en frente de ellos, Jungkook se dio cuenta de que había algo raro, pero igual tomó asiento y empezó a comer.

—Tenemos algo que contarte— Mientras mordisqueaba se quedó mirando atento a sus padres.

—¿Si? ¿Qué cosa?— Dijo con dificultad al tragar, se sentía nervioso sin razón alguna.

—Tu profesora de matemáticas nos cito al instituto y nos hablo de tus notas— Jungkook estuvo ahí de morir por culpa de la pizza, no paso mucho tiempo para que empezara a toser y recibir leves palmadas en su espalda de parte de su madre.

—No te preocupes, no te vamos a castigar o algo así, sabemos que te cuesta matemáticas y por eso...— Los dos se miraron y antes de hablar asintieron, como si estuvieran en un chat mediante la telepatía.

—Te conseguimos un profesor particular para el resto del año— Media Antártida cayó sobre Jungkook congelando hasta sus arterias.

—¿Qué?—

◄►◄►◄►◄►◄►◄►◄►◄►     

Hola Hola! :3

Espero que les guste este capitulo :3

Hasta pronto :D/