• SEGUNDA TEMPORADA DE "MI JUVENTUD ES TUYA" • (si estás apuntó de leer esta te recomiendo que leas primero "mi juventud es tuya" la encontraras en mi perfil para que sigas la secuencia).
Habían pasado un par de días, y eran suficientes para poder jurar que estar con katherin era una de las mejores cosas en mi vida.
El trabajo tomaba mis 24 hrs del día pero las otras 7 las dedicaba cien por ciento a mi relacion y a mi hijo.
Ahora me encontraba en mi oficina, siendo interrogado por una persona que su presencia ponía los pelos de punta a mí y al resto de la empresa;
«Downey Sr»
– ¿Qué has pensado sobre el proyecto de España?
– No lo sé – respondí evitando su pregunta.
– Bob estas demorando demasiado
Tomé una bocada de aire y exhalé. Deje el boli por un lado y lo miré
– ¡Dame un respiro! ¿Tanto cuesta viejo?
– Sigo interesado por el futuro de la empresa pero parece que alguien toma muy a la ligera su puesto
– No se me olvida y si lo hiciera estas tú cada minuto recordándomelo
– Pues parece que sí
«relajate, no explotes downey» – pensé
– Prometo tener respuesta la proxima semana, ahora ¿vas a dejar que termine con esto?
– Siga jefe de Downey Medical – exclamó.
Paso sus manos sobre su cabellera blanca antes de ponerse de pie.
– Ire a dar una vuelta a la empresa.
– ¡Porfavor! – respondí y este salió.
Si su afán era enfadarme lo había logrado, ahora seguían el resto de trabajadores. ¿Ahora entienden por que nos pone los pelos de punta su visita por la empresa?
Tomé de vuelta el boli y seguí con el pequeño guión. Las proximas juntas no se exponían solas ni mucho menos por improvisación
De pronto el teléfono sono y precione el botón.
– ¿Si?
– Ha llegado la señorita Craig.
– Hazla pasar porfavor
Me levante de la silla y en ese instante la silueta se hizo presente del otro lado. Giró el porche y apareció la mujer con la sonrisa más bella.
– Hola cielo – saludó
Me acerque y enterre mi cara en su cuello, con mis brazos la rodee y al separarme le plante un beso, «un gran beso».
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– Te extrañe como no tienes idea
– Yo tambien te extrañe mucho – dijo
– Ven aquí – me sente sobre el escritorio y la acerque a mí, con mis manos sobre sus perfectas curvas
