Capítulo Veintidós

112 30 0
                                    

Entramos despacio, con sigilo, nos soltamos de la mano.
Había que avanzar con cautela, asegurando cada paso.
No podíamos hacer ruido. Yo no tenía ni idea de cuántos "malos" habría, de si había más "buenos", ni siquiera de si ese hombre me estaba ayudando o tenía otras intenciones peores. Me dejé llevar.

Fuera se oían voces. Nos estaban buscando. Pasos acelerados y órdenes de búsqueda se distinguían a través de la puerta cerrada. No parecía que hubiese un ejército, yo suponía tres o cuatro personas.

Avanzábamos muy despacio, midiendo cada paso para no provocar ningún ruido que nos delatase. Crujió algo bajo mis pies. Algo de cristal se rompió al pisarlo. El hombre paró, se volvió girando tan sólo el cuerpo y puso el dedo índice en sus labios pidiéndome silencio.

Con la presión obligada de no hacer ni el más mínimo sonido me costaba respirar con normalidad. Me sentía forzada a hacerlo y me parecía que respiraba más fuerte. Hasta aguantaba la respiración de vez en cuando para que el silencio fuese total.

No se oía absolutamente nada. Parecía que no había nadie fuera.

Me hizo un gesto con el brazo para que continuáramos avanzando. Él miraba todo con atención, yo le seguía con los brazos cruzados en el pecho, como si llevara un osito de peluche abrazado.

Llegamos a la altura de una trampilla de ventilación situada en la pared. Estaba muy alta, casi rozando el techo. La miró, me miró a mí después.

-Ven- dijo en una voz tan baja y apagada que me costó oírle.

Sin pensarlo fui hasta él. Esos tres pasos que nos separaban me parecían kilómetros. Los avancé de puntillas.

-Voy a subirte en mis hombros- me susurraba al oído -La trampilla está abierta, tira de ella y dámela-

-¿Tú vienes?- le pregunté preocupada por no saber cómo seguir.

-Busca a Sánchez, él te explicara. Ahora sube-

Subí en sus hombros sin dificultad. Era un hombre Atlético y no le costó esfuerzo tenerme encima. Me puso en posición, justo de frente a la trampilla. Tiré de ella y no se abrió.

-Tira fuerte- me dijo un poco más alto.

Le hice caso y tiré con todas mis fuerzas. Logré soltarla. La trampilla era muy pesada y, aunque mi intención era dársela para que no hubiese ruido ninguno, se me escapó de las manos y provocó un gran golpe seco al estrellarse contra el suelo.

Los pasos se oyeron fuera. Nos habían oído. Ya sabían dónde estábamos.

Venga!- me dijo él con toda la prisa del mundo.

El agujero era tan sólo un poco más grande que mi cuerpo. No entendía como iba a salir él por ese sitio. Me daba claustrofobia pensar en avanzar por ese sitio y dudé.

Se oyó la puerta abrirse violentamente y dos hombres entraron corriendo. El miedo a morir ganó al miedo a ese espacio reducido y de un saltó me metí dentro. Gateé como una loca por el conducto sin saber a dónde dirigía.

Mientras lo hacía oí gritos y disparos. Estaba segura de que "mi salvador" no vendría a guiarme.

 Estaba segura de que "mi salvador" no vendría a guiarme

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estrellita si te ha gustado el capítulo

Memoria Fotográfica ® (1 Trastornos Mentales) Where stories live. Discover now